—Es increíble tenerte enfrente mío —dijo Auguste—, es como si un fantasma se hiciera presente.
Jessy miró cohibida a Auguste.
Frente a ellos estaba Liana ayudando a armar un rompecabezas de más de mil piezas a Dantalian en la nueva habitación del niño.
—Tengo que mostrarte algo —Auguste le sonrió con tristeza en los ojos—, quiero llevarte a tu habitación.
—Puedo dormir con Dantalian —respondió Jessy.
—Deja que disfrute esto —replicó Auguste—, ven Jessy…
Jessy siguió a Auguste con la ansiedad en su interior, ese hombre se suponía que era su primo. Su cuerpo se sentía relajada con él y sentía el afecto en su pecho, pero era difícil para ella tener todos esos sentimientos y no reconocer al hombre.
Llegaron a la habitación y Auguste le abrió la puerta.
Jessy entró temerosa, se encontró una habitación decorada con colores pasteles. Claramente era una hermosa habitación para una joven.
—Ya has vivido aquí antes —susurro Auguste—, esta era tu habitación antes de que desaparecieras.
—¿Vivía aquí? —preguntó Jessy totalmente sorprendida.
—Viniste de Francia aquí y asististe a la escuela real en tu penúltimo año —Auguste caminaba por la habitación— , no deje que movieran nada, siempre espere que volvieras y no me equivoque,
Jessy siguió a Auguste y empezó a caminar por la habitación, sintiéndose impotente de no poder recordar nada. No creyendo que vivía en un lugar tan grande como ese.
—Por la diosa, sí que te veías diferente ¿cierto? —Auguste estaba viendo algunas fotos sobre una repisa—, por alguna razón cambiaste tu aspecto por completo, ahora te ves cómo te recuerdo de niña. Apuesto que Bael y los demás no te reconocieron a primera vista.
Jessy se acercó y al principio también le costó reconocerse a sí misma, pero reconoció su rostro en una hermosa y elegante adolescente. Con el cabello corto lacio y negro, ojos oscuros, maquillada de maravilla y la piel más bronceada.
—¿De verdad soy yo? —Jessy tomó una foto.
—Esa eres tú —asintió Auguste—, con un estilo totalmente diferente, no me gustaba mucho porque ocultabas tus hermosos ojos.
Jessy empezó a ver foto por foto. En casi todas estaba con una jovencita bajita y muy tierna, las dos vestidas con un uniforme que suponía era de su escuela.
Llegó a una donde quedó perpleja de lo hermosa y sofisticada que se ve, en un vestido elegante junto a otras chicas igual de simpáticas. Una de ellas le pareció familiar.
—¿Esta es la gemela de Bael cierto? —señaló a la joven—, debe ser, es muy parecida y hermosa.
—Gabriela —Auguste asintió—, esta es Odette y la pequeñita es Leia, la esposa y mate de Liam.
Jessy frunció el ceño.
—Ella sale en casi todas las fotos.
—Ella era tu mejor amiga, por lo que tengo entendido, ese año no asistí a la escuela —explicó el alfa francés.
Jessy siguió mirando las fotos muy confundida.
—Lo único que me han dicho es que yo… yo mate al hijo del príncipe —Jessy volvió a dejar la foto en el estante—, ¿Mate al hijo del príncipe Liam y de Leia? ¿Cómo mate al hijo de mi mejor amiga?
Auguste soltó un suspiro.
—Es una historia bastante enredada, pero si —Auguste sujeto una foto donde Leia y Jessy estaban en un aula de clase posando de manera graciosa—, tu causaste que Leia perdiera un bebé.
Jessy sintió una dolor en el pecho.
—¿Cómo…? —su cabeza empezaba a darle punzadas—, por la diosa.
—¡¿Estás bien?! —Auguste se acercó rápidamente para verificar que no estuviera lastimada.
—No te preocupes —Jessy retrocedió aún sujetándose la cabeza—, suele darme dolores por el golpe que recibí en la cabeza.
—¿Por eso perdiste la memoria no es cierto? —Auguste la miraba mortificado —, ¿Realmente estas bien?, podría darte pócimas curativas.
Jessy mordió sus labios para retener el dolor.
—Mi loba está sanándome rápidamente —intentó calmarlo—, lo que deseo de verdad, es que me cuentes todo, por favor, ya no soporto estar sin saber nada y que los demás me vean como si me conocieran de toda la vida y yo no poder saber quiénes son.
—No mentí al decirte que es una historia enredada y dolorosa —el alfa francés la observó—, no será fácil de escuchar.
—Necesito hacerlo —hablo decidida—, no puedo seguir en la oscuridad. Quiero saber cómo terminé como lo hice.
***
—Leia tienes que salir en algún momento de la habitación —hablo Oliver—, sé que tu loba está tomando el control ahora, pero necesitas un poco de aire. El aire fresco y el olor de las flores le harán bien al bebé.
Leia miró a Oliver, su loba aún estaba al mando controlando sus emociones, haciendo que todo fuera de la puerta de su habitación se viera aterrador. Oliver suspiro, no quería asustarla así que intentaba no insistirle tanto.
Ocultarle este secreto a Rosali le estaba costando más de lo que creía, gracias a la diosa que Evangeline había prácticamente raptado a su esposa y a su otra hermana para que vieran los nuevos diseños de vestidos de su colección.
No es que creyera que su esposa pudiera hacerle algo malo a Leia. Sin embargo, ella se pondría a llorar como loca, no lo escucharía e intentaría ver a Leia asustándola más.
Así que pensó que ese día sin su hermosa esposa era perfecto para que Leia estirara un poco las piernas, sin que Rosali se preguntara qué estaba pasando con su nuera.
—Leia sé que te encantan los dulces de fresa —Oliver intentó tentarla—, armare todo un picnic de ellos, solo tienes que seguirme.
Leia solo pestañeo como si no entendiera lo que decía.
Todos siguieron hablando de lo contentos y felices que estaban de que Leia retomara las riendas de su conciencia. De los planes para contarles a los demás miembros de la familia la noticia cuando regresaran Liam y los demás.
Oliver levantó la vista y notó a Jaime algo apartado de ellos mirando su celular con el ceño fruncido.
Se levantó de la mesa que tenían en medio del jardín y se acercó a él.
—¿Pasa algo?
—No, solo algo raro que tengo que ir a verificar ahora mismo —Jaime borró su ceño fruncido para mostrar su cara en blanco como siempre—, debe ser solo una equivocación, de igual manera nada que deba preocuparte.
***
Liana miró a su mate y supo que le estuvo contando todo a Jessy mientras ella estuvo jugando con Dantalian. Creía que era lo mejor, Auguste tenía una visión más limpia y objetiva de todo lo que había pasado. Su versión de los hechos haría sentir menos abrumada a Jessy y no la atacaría juzgándola por todo lo que pasó.
—Vamos Osito —Jessy llevaba a Dantalian al baño—, ¿Qué tal un baño caliente?
—¡¿Vamos a usar esa tina que está en el baño?! —grito Dantalian emocionado.
—Si quieres —sonrió Jessy.
Liana pudo notar que sus ojos estaban hinchados, debió llorar mucho.
—¡Es la primera vez que veo una! —Dantalian miró a Auguste—, ¡Gracias tío!
Auguste sonreía, pero Liana leyó lo tenso que se puso al escuchar que Dantalian nunca vio una tina.
—No tienes que agradecer —hablo Auguste—, vamos a enseñarle a tu mamá cómo usarla, estas son especiales.
Liana dijo que iba a servirse un vaso de agua y Auguste asintió entrando al baño junto a su prima y sobrino.
La joven Dickens bajo a la primera planta con la cabeza echando humo intentando organizar todo, pudo deducir que Jessy y Dantalian habían pasado demasiadas carencias para parecer tan deslumbrados con este lugar. Tal vez era una buena idea que se adaptaran y tuvieran un vistazo a su nuevo estilo de vida. Hubiera sido demasiado para ellos llevarlos de frente al ostentoso palacio, con familiares demasiados alejados de la realidad de las personas comunes.
Podía visualizar a su tío Alan intentando comprarle un parque de diversiones a su primer nieto.
Liana se sirvió un vaso de agua, tenía que hacerle recordar a Auguste que le dijera a su personal de servicio que no vinieran el día siguiente para que no se preguntaran por Jessy y el niño. También debían desconectar el internet por si su papá usaba la red para vigilarlo.
Entonces Liana abrió mucho los ojos recordando algo importante. Saco su celular de su bolsillo intentando apagarlo. Su padre siempre revisaba su ubicación para cuidarla.
—Muy tarde —la voz de Jaime detrás de ella hizo que se le helara la sangre—, ¿Se puede saber qué haces aquí en vez de estar en las tierras libres junto al escuadrón de Liam donde perteneces?
Liana se dio la vuelta lentamente, estaban jodidos, realmente jodidos.
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