Bael no podía creer que Liam de verdad le diera tanta importancia al idiota ese de la universidad. Tampoco le importaba los problemas que Noel pudiera tener con su familia porque su padre no le hablaba desde que decidió quedarse en el Reino por Odette renunciando a su puesto de beta. El idiota creía ciertamente que Bael realmente era su amigo porque habían estudiado la misma carrera de derecho de hombres lobo, que su departamento estuviera al frente del suyo causando que Noel lo visitara todo el tiempo, que habían asistido a las mismas clases y tenían el mismo grupo de amigos.
Bael apenas lo toleraba, sólo era un bicho que parecía estar alegre todo el tiempo y lo seguía como un perrito. Todo el tiempo ignoraba lo que decía y lo miraba con odio.
Pero Noel parecía no darse cuenta en lo absoluto.
—Lo llamé varias veces —dijo Noel tomándose su cerveza—, pero otra vez no me contesta, el señor Víctor, ya sabes el papá de Theo. Dice que debo darle más tiempo. ¡Pero ya pasó un año!, extraño hablar con mi papá.
Bael tomó su propia cerveza mirando a la nada, solo había aceptado ir porque le gustaba el ambiente del lugar. Era el local de Chad y Dorniar. Al final los dos locos renunciaron a sus puestos de alfas al terminar la universidad para alquilar un local en la ciudad y abrir un bar con karaoke y música en vivo.
No los culpaba, para el semidemonio tampoco era como si hubieran dejado mucho, sus manadas eran pequeñas y sin importancia.
—Vamos amigo, algún día te hablara de nuevo —Dorniar le sirvió otra cerveza a Noel, esa noche estaba sirviendo las bebidas—, el mío me agradece que dejara el puesto porque era un inútil y mi hermano lo hará mejor.
—Yo no tenía hermanos —Noel hizo un puchero—, aunque tengo muchos primos.
—No ibas a ser feliz siendo el beta de alguien tan menor a ti —Dorniar también le sirvió otra cerveza a Bael—, tomaste una buena decisión, si quieres te puedo conseguir algo para que te ayude con los ánimos.
Bael entrecerró los ojos.
—Me prometiste que dejaste de contrabandear cochinadas —Bael lo miró amenazante.
—Mi Baelito por favor —Dorniar se burló de él—, solo sigo en contacto de algunos insumos que se puedan necesitar en un bar, tampoco exageres.
—Te dispararon —siguió Bael sin tregua—, casi te mueres por estar en ese mundo, ya tienes un negoció propio. No deberías seguir haciendo tonterías Dorniar.
—Todos saben que tengo amigos bien fuertes y terribles —dijo palmeando los músculos de Bael—, no tengo que temer.
Noel soltó una carcajada y después se puso a llorar.
A pesar de estar ya transformado su tolerancia al alcohol era mínima.
—Por la diosa luna ¿Qué haremos con él? —se preguntó Dorniar negando con la cabeza—, yo estaba feliz de deshacerme de mi familia, pensé que él estaría igual de contento.
—Debería lanzarlo a Odette —gruñó Bael sin dejar de tomar su propia cerveza, ya empezaba a sentir los síntomas del alcohol—, él es su problema, no el mío.
Dorniar bufo.
—Ay bien que lo quieres, es el único que aguanta tu humor de m****a que te cargas desde que acabó la escuela, ¡extraño al Bael divertido! —dijo Dorniar sin dejar de sonreír—, además que Odette hoy sale dentro de tres horas del hospital.
Bael alzó una ceja.
—¿Cómo sabes eso?
—Los residentes vienen después de sus horarios en el hospital aquí —dijo sirviendo un whisky para otra persona al otro lado de la barra—, viene con sus grupos de amigos a tomar algo y después se va a dormir al departamento de Noel, que convenientemente está enfrente de aquí.
—¡Extraño a mis papás! —gimió Noel.
—Ay madre santa —se carcajeó Dorniar.
Se fue a atender a otras personas dejando a los dos tomando solos, una chica se acercó a coquetear con Noel o a calmarlo, pero el gruñido y la mala cara de Bael la ahuyentó rápido.
Al semidemonio le empezaba a dar todo vueltas.
Chad dejó el pequeño escenario un rato después para saludarlos. Noel lo abrazó para seguir llorando en su hombro. La mate de Chad, la cual encontró en la universidad y era profesora de educación inicial en una pequeña escuela en el Reino, se acercó a ellos para ayudar al pobre Chad que no podía soltarse de Noel.
Al final Bael como siempre tuvo que arrastrarlo fuera del bar hacia su departamento.
—Por favor llévame —lloriqueó Noel—, aparezcámonos afuera de la casa de mis padres con tus poderes, quiero verlos un ratito.
—No —gruño Bael.
—Solo un ratito —Noel lo tomó del hombro y lo agito—, quiero ver mi casa, si no me reciben, podemos visitar el pueblo. Seguramente está nevando, ahí siempre nieva, quiero ver mi pueblo un momento.
—No.
—El olor del bosque es delicioso y la magia del lugar te llena el corazón.
—No.
—Apuesto que te llevarías bien con Ricardo, es un amargado igual que tú, es policía en el pueblo ahora. Algo irónico ya que de joven intentaba apuñalar a las personas.
Bael pateó la puerta del departamento de Noel, lanzándolo adentro sin cuidado alguno.
—Mi familia ya no me quiere —Noel ya no sonaba borracho, desparramado en el suelo—, mis padres ya no quieren saber nada de mí.
Bael se cruzó de brazos y se apoyó en el marco de la puerta. Noel estaba recostado en el suelo mirando el techo con cara afligida. Ya no parecía un tonto, ahora realmente transmitía su tristeza.
Noel pareció iluminarse.
—Seguramente están en la casa del señor Víctor —dijo levantándose alegremente—, si, deben estar cenando con ellos.
Noel procedió a irse y después volvió para tomar a Bael de la mano y empezar a arrastrarlo a la casa del señor Víctor.
Bael no creía que Theo viviera por esos lares de pequeño, aunque podía ver la magia del lugar.
La podía sentir si se concentraba, el bosque tenía demasiada magia. Era desbordante.
Los gritos y risas resonaron en sus oídos. Noel paró de correr al ver una casa llena de vida y música. El semidemonio dedujo que era la casa de la familia de Theo, ya había venido antes, pero era de noche y la nieve cubría todo. No recordaba bien.
—Están haciendo una fiesta —dijo Noel sin aliento.
—Si —Bael palmeo la espalda de Noel—, ya sabes porque no te contestaban.
—Hmmm… —Noel lo miró avergonzado—, mira, creo que… no quiero irrumpir, seguramente mi papá la está pasando bien y no quiere escucharme.
—¿Quieres que incendie la casa para que dejen de festejar? —dijo Bael molesto.
—No Bael, es la casa del alfa —Noel frunció el ceño—, es la casa de la familia de Theo, eso estaría mal.
—Está mal ignorar a tu hijo por un año y preferir hacer una fiesta en vez de devolver una estúpida llamada —Bael miró con ojos asesinos a la casa del alfa Víctor—, entiendo que están enojados contigo, pero es tu vida, como padres es su deber apoyarte no importa que camino elijas.
—Sabes bien cómo son las cosas para nuestra raza —Noel se acercó más a Bael—, perdóname Bael, no debí hacer que me trajeras, vámonos.
—¿Estás seguro? —Bael sentía las chispas en sus manos, el odio en los labios—, una palabra y haré pagar a tus padres.
Noel observó más a Bael. Lo miró a los ojos y vio aquel destello demoníaco.
El miedo surgió en su interior, su amigo era un semidemonio volátil. Odette le contó que, en un ataque de ira, una vez Bael quemó un pueblo o algo así.
—¿Qué tal si vamos al bosque? —dijo sonriendo de pronto—, vamos al bosque y… ¡Regálale un duende a tu hermano menor!, me dijiste que tu hermanito ha intentado robarle el duende a Angel, este bosque está infestado de duendes ¡Llevemos duendes a todos!
Noel empezó arrastrar nuevamente a Bael al bosque, este seguía mirando la casa con el ceño fruncido y la rabia atorada en la garganta. Los padres de Noel jamás sabrían lo cerca que estuvieron de ser quemados vivos por un semidemonio.
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