Tras la Máscara del Amor romance Capítulo 34

Marcelo permaneció en silencio, con una expresión de suficiencia, mientras veía cómo un grupo de guardaespaldas rodeaba a Emmanuel.

Milena se alegró interiormente.

«Emmanuel, esto debería enseñarte cuál es tu lugar. ¿Quién eres tú para pensar que quieres casarte conmigo? Somos de dos mundos diferentes».

Agustín hinchó el pecho, enviando un claro mensaje a todos los presentes de que cualquiera que intentara arrebatarle a su media naranja tendría graves consecuencias.

Para su sorpresa, Emmanuel permaneció tranquilo e imperturbable.

No le interesaban en absoluto el estatus y el prestigio, por lo que esta situación no le resultaba humillante. Confiado en que no había hecho nada malo, no le preocupaba la posibilidad de ser acusado falsamente.

Sin embargo, mucha gente supuso que estaba muerto de miedo porque no dijo nada.

Los guardaespaldas estaban a punto de entrar en acción cuando una voz helada resonó en la sala.

—¡Espera! ¿Quién en el mundo se atrevería a echarlo?

Los presentes eran muy adinerados, pero aun así sintieron escalofríos al oír la voz penetrante y fría.

No hacía mucho, Adam mostraba una actitud altiva mientras intentaba tomar el control del caos que se había desatado en la fiesta. Sin embargo, ahora parecía un niño castigado por un adulto.

Adam miró nervioso en la dirección de la voz y vio a Beatríz Quillen dirigiéndose hacia la zona. Su corazón se hundió mientras temblaba de miedo.

Todos se volvieron también para mirar a la joven heredera.

Beatríz Quillen, que sólo tenía veinte años, hizo una gran entrada acompañada de un séquito que le confería cierto grado de intimidación.

Esta noche iba vestida de punta en blanco, con un aspecto absolutamente deslumbrante. Tenía varios guardaespaldas a su lado, que magnificaban su entrada y le permitían eclipsar a las demás personas adineradas de la sala.

Allá donde iba, la gente le abría paso como si fuera de la realeza.

—¿Quién es ella? Su entrada fue tan grandiosa —murmuró Milena con curiosidad.

—Señora Beatríz, ¿qué la trae por aquí? ¿Puedo ayudarla en algo?

—¿Ayudarme? Estás intentando echar a alguien de la familia Quillen de la sala. ¿Estás seguro de que me estás ayudando?

«Emmanuel es el marido de Macarena. ¿Cómo se atreve esta gente a echarlo de la fiesta de la familia Quillen? ¡Deben tener un deseo de muerte!»

Las gélidas palabras de Beatríz provocaron la incredulidad de todos.

«¿Alguien de la familia Quillen? ¿La señorita Beatríz acaba de decir que este hombre es parte de la familia Quillen?»

Los ojos de Roselyn se abrieron de par en par con asombro cuando un pensamiento cruzó su mente.

«¿Sería posible que la mujer de Emmanuel fuera una Quillen, la familia más rica?»

El rostro de Adam se puso pálido como una sábana.