TU CITA A CIEGAS FUI YO, PAPÁ romance Capítulo 2

La vida después de este trágico acontecer siguió su curso, Judith se decidió por callar ese secreto y que su familia viva en paz y tranquilidad, Jenna ya había cumplido los 10 años de edad, su vida era tranquila como otra cualquiera, al llegar de la escuela, su madre la recibió muy feliz, pues era su aniversario de bodas y en el armario atrás de unas envolturas había descubierto el regalo de su esposo para su aniversario, en cambio, ella había hecho la comida especial favorita para Marck, que siempre se daba tiempo para ir a casa a almorzar con su familia era muy apegado a ella.

Todo tenía preparado, cuando se escuchó el click de la llave en la cerradura y entro, dándose vuelta aprisa porque ya sabía que su hija se le lanzaba a recibirlo.-

Jenna era ferviente admiradora de su padre, para ella Él era su héroe, Marck la agarraba en sus manos, la alzaba dándole vueltas en el aire y riéndose, para Él ella era su ángel, su vida, su hija amada, le dio un beso en la frente y la bajo, para, en cambio, ser recibido con un gran abrazo y un gran beso por su esposa Judith, que siempre lo esperaba con ansias, se amaban como el primer día.

—Feliz Aniversario amor —dijo Judith muy feliz besándolo con pasión, porque amaba a su esposo, Marck la observo y dijo

—Amor espera un momento, por acá tengo un regalito para ti —camino ansioso a la habitación de ellos, abrió el closet, movió algunas cosas y saco el regalo que tenía allí escondido para su esposa.

Salió muy alegre y contento hasta llegar a ella que estaba parada esperando en la sala, lo traía escondido atrás de su espalda, y comento muy alegre.

—Para mi amor verdadero, para mi musa de la vida, ¡Feliz Aniversario, mi amor!

Judith contestó toda contenta y amorosa —Gracias, mi amor

Lo puso encima de una mesita para abrirlo, pues solo había visto el envoltorio, pero no el contenido, al abrirlo quitó algunas telas para cubrir el verdadero regalo que era un vestido hermoso de cóctel y unos zapatos de tacón fino tan bellos como lo era ella.

—¡Qué belleza, amor! Gracias, el color que me gusta, oh, querido, por eso te amo

Lo agarro para besarlo, se quedaron parados en media sala ante los ojos curiosos de su hija que sonreía mirando el amor que se profesaban sus padres, aplaudía ese acontecimiento, su vida era de total felicidad.

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