¿Tuvimos un hijo romance Capítulo 306

Capítulo 306

– Manténgase en contacto, señorita Torres. Le estaré reportando sobre el estado de salud del presidente Torres cada vez que pueda.

– Muy bien. Gracias, señor Salcido -dijo Anastasia con una sonrisa – Tendré que molestarlo con esto. -Después, Mario cerró su auto y le ofreció:

– Permitame llevarla arriba, así también podré llevar al presidente a casa desde alla. -No había razón por la que debía rechazarlo, por lo que ambos comenzaron a caminar a un lado del otro hacia la entrada de la calle; se veían bien cuando estaban juntos mientras merodeaban por la calle iluminada por los faros de luz. En todo ese tiempo, Anastasia no tenia idea de que había un par de ojos que los estaban observando desde un sedan negro que estaba estacionado a un lado y viendo como todo sucedia. Ray volteó a ver a Elías a través del retrovisor y le preguntó:

-¿No se va a bajar del auto, presidente Palomares? -No sabía lo que era lo que estaba esperando su jefe, pero Elías apretó la mirada, cuyos ojos parecian que estaban cubiertos por una capa de hielo.

« Asi que, esta es la razón por la que me estaba mandando a estar con otra mujer con tanta generosidad-. Pensó con furia. Resultaba que ella ya le había puesto sus ojos a otro hombre y esa tal persona no era más que el gerente financiero capacitado que trabajaba para Franco El había estado entrenando a Mario desde un principio para que se convirtiera en la persona que le ayudara a Anastasia a heredar la empresa; aparte de eso, Franco tenía intencionado hacer que Mario se casara dentro de la familia Torres.

Entonces, cha aceptado los arreglos que le hizo su padre? ¿Ella preferiría tirarme a un lado y juntarse con Mario?. Los pensamientos de Elías lo estaban poniendo tan exhausto que tuvo que cerrar los ojos; esa fue la primera vez que sintió ese tipo de cansancio mental, pero en vez de ser por el trabajo, esa carga en su mente se debía a su incapacidad de tener a la mujer que amaba.

Tal vez todavía no estoy haciendo lo suficiente? Suspiro.

Franco se encontraba en casa para el momento que Mario y Anastasia subieron, tal cual como esperaban. El hombre parecía estar aliviado cuando vio a los dos regresar de su cita.

Voy a tener que crear más oportunidades para hacer que se junten. Un año debería ser suficiente antes de que se casen, asi podré retirarme para entonces de una vez por todas

Esa era la primera vez que Mario visitaba el despacho de Anastasia y no podia evitar imaginarse lo hermosa que sería la vida si fuera a casarse con ella mientras que le echaba un vistazo al ambiente tan cómodo que había dentro.

-Bueno pues, Mario. Ya deberíamos irnos, iAlejandro tiene que ir a la escuela mañana! – Franco ya no quería interrumpir más a su hija para que descansara; cuando Anastasia lo escuchó, actuó rápido en recordarle a Mario:

-Señor Salcido, por favor lleve a mi papá de regreso a casa, sano y salvo. No acelere demasiado en el tráfico.

-Sí, señorita Torres. Por favor, no se preocupe por eso.-Franco se unió a la conversacion de la nada:

– ¿De qué se trata toda esta tonteria de señorita Torres ? No actúes como si no se conocieran, Mario. iSolo dile, Anastasia!

-Está bien. – Mario sonrió-. Te estaré llamando Anastasia, entonces.

-¡Claro! -respondió con una postura relajada. Por fin podia respirar con tranquilidad después de que Franco y Mario se fueron de su hogar, pero el pequeno Alejandro, quien estaba detrás de ella, tenía sus mejillas infladas mientras grunia:

– Mami, ¿por qué te pidió el abuelo que fueras a una cita con el tio Mario? Ya no quieres al señor Palomares? – Anastasia se mantuvo callada por un rato antes de explicarle al niño.

-Eso no fue una cita, lo que hicimos fue ir a hablar sobre la empresa del abuelo.

-El señor Palomares se enojará si se entera! Estoy seguro de que a él no le agrada cuando sales a comer con otros señoritos aparte de él. -Ella colocó un dedo en los labios de su hijo de inmediato.

– Alejandro, tú no le puedes decir, ¿está bien? El señor Palomares es un hombre ocupado, no deberiamos molestarlo en su trabajo.

– Pero ¿a mami le gusta el tio Mario o el señor Palomares?

-Yo solo te quiero a ti-le respondió con un tono cantadito mientras que frotaba su esponjosa cabeza, pero el timbre de su puerta sonó en ese preciso momento. Penso que se trataba de su padre que se había olvidado de algo, así que se acercó para abrir la puerta al instante, por lo que no esperó era que se tratara de Elias, quien estaba parado en frente de ella con un aura llena de furia que lo rodeaba. Los ojos de Anastasia se pelaron mientras se preguntaba por qué había llegado.

– Tu… ¿Qué haces aquí?-preguntó Anastasia, a lo que el respondió de un modo burlesco:

-¿Mario Salcido puede entrar y yo no? -Ahora estaba mucha más sorprendida cuando se preguntaba como era que sabía que Mario había estado ahi.

«No se topó con mi papá y Mario cuando subía?».

– Señor Palomares, está aqui! -Una voz suave llamó por la sorpresa, Alejandro siempre consideraba bienvenida la presencia de Elías. La ira del hombre desapareció en un instante cuando escuchó que alguien lo llamo, por lo que cargó en sus brazos al pequeño con un comportamiento igual de gentil y le acarició la cabeza.

-¿Me extrañaste? – preguntó.

-Sí, lo hice.

-¿Cómo estuvo tu nueva escuela? Podemos cambiar de escuela si es que no te gustó.

 

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