UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 47

Zack quería que la tierra se abriera y se lo tragara allí mismo. Cómo o por qué aquella mujer estaba allí, no lo sabía, pero estaba seguro de que no significaba nada bueno para él.

Andrea vio su rostro ensombrecerse en un segundo, y un brazo de Zack le rodeó la cintura mientras él se inclinaba sobre ella.

—¿Qué es lo que está pasando?

—Nada bueno, Pastelito —gruñó él y Andrea miró a las gemelas hablando con mucho entusiasmo con la recién llegada.

—¿Quién es? —preguntó con voz suave, pero luego recordó que Zack no solía llevar mujeres a la casa, así que no solo podía ser una ex, era "la ex".

Zack suspiró. Sabía que tenía que decírselo.

—Es Giselle —dijo en voz baja.

Andrea se quedó callada un momento y luego habló.

—Tenías razón, tus hermanas no se iban a quedar tan tranquilas —murmuró—. Tuvieron suficiente imaginación como para traerla. ¿Tienes miedo de que monte una escena?

Zack asintió. Jamás había temido ese momento, porque no había razón para que su familia se encontrara con Giselle, después de todo vivían en extremos opuestos del mundo, así que su aparición allí no era una simple casualidad. Sabía que si Giselle estaba allí era para crear problemas y no quería montar una escena en la fiesta.

—De verdad la trajeron. La trajeron para hacerme enfrentarme a mi padre... no puedo creerlo...

—No dejaremos que eso ocurra —sentenció Andrea.

Zack la miró y pudo ver la determinación en sus ojos. Sabía que ella haría lo que fuera para asegurarse de que su velada no se arruinara, pero él también estaba dispuesto a hacer lo mismo.

En ese momento, Giselle repasó la vista por el salón y su mirada se encontró con ellos. Vio a Zack de inmediato y sus ojos se entrecerraron. Comenzó a caminar hacia él mientras su rostro se volvía una máscara de arrogancia controlada.

—Vaya vaya... esto sí no me lo esperaba.

—Lárgate de aquí, ahora —gruñó Zack en voz baja, pero Noémi de inmediato levantó la suya.

—Zack, no seas grosero. Giselle es una invitada...

—¡No es invitada mía y no tiene nada que hacer aquí! —sentenció él poniendo a Andrea detrás de su cuerpo, pero apretando su mano porque estaba seguro de que eso era lo que impedía agarrar por el cuello a una de sus hermanas—. ¿Para qué diablos la trajeron?

Andrea se dio cuenta de que los señores Keller los estaban mirando y por desgracia no tardaron en acercarse.

—¡Zack, no hay necesidad de ser maleducado! Giselle estaba de visita en la ciudad por casualidad, y nos pareció feo no invitarla —murmuró Chiara y los señores Keller se miraron sorprendidos y confusos al escuchar ese nombre.

—¡Pues ninguna de las dos tenía derecho a invitar a nadie! —increpó Zack a sus hermanas—. ¡Menos al bautizo de mi hija! ¡Y mucho menos a ella! ¡Te quiero fuera de aquí, Giselle! ¡YA!

El rostro de Giselle se desencajó en un segundo y toda aquella arrogancia se convirtió en ira mientras miraba a las gemelas. Al parecer ellos no eran los únicos engañados esa noche.

—¿¡Tienes una hija!? —espetó.

A una señal de su madre Loan despejó aquella sala y cerró las puertas, mientras Milo cargaba a la bebé en una esquina del salón. El rostro de Giselle era contrariado y furioso.

—¿¡Cómo es que tienes una hija, Zack!? —siseó mirando a la niña—. ¿Qué diablos hiciste? ¿Saliste a embarazar a la primera zorra que te pasó por delante por delante para tener un hijo cuando yo perdí al nuestro?

Zack apretó los labios con rabia al ver el rostro de incredulidad y sorpresa de su padre, pero alguien más levantó la voz.

—No lo creo, las fechas no cuadran —sonrió Noémi—. Tendría que haber estado poniéndote los cuernos desde mucho antes con su amante porque nuestra sobrina ya está grande. A menos, claro, que no sea tuya, Zack...

—¡Noémi! —espetó Luana levantando la voz, pero las gemelas ni se inmutaron, porque ya habían conseguido exactamente lo que querían.

—¿Eso era lo que hacías? —preguntó Giselle con lágrimas en los ojos—. ¿Me engañabas con esta? ¡Después de tres años de relación mantenías a otra mujer, otra familia! ¿¡Y así crees que no iba a perder al bebé!?

Andrea vio cómo el rostro del señor Nikola se petrificaba, consternado por aquella acusación, y cuando miró a su hijo solo había dolor en sus ojos.

—¿Eso es cierto, Zack? —preguntó con la decepción brillando en su mirada—. ¿Tenías dos... vidas paralelas, dos familias?

—Papá...

—No es cierto —se escuchó firme la voz de Andrea, que hizo a Zack a un lado y miró a su padre—. Esto no es culpa, es culpa mía. Cometí un error hace un año en un evento de la empresa...

—¡Andrea! —exclamó Zack que no tenía idea de dónde había salido aquello pero ella apretó su mano con fuerza y se pudo delante de él, con su cuerpo como escudo.

—Está bien que lo sepan, no me molesta —dijo mirándolo a los ojos—. No piense mal de él, señor Nikola, Zack se pasó de tragos en un evento del trabajo, yo sabía que tenía novia, yo fui quien debió alejarse, pero no lo hice. De parte de él solo fue una equivocación con consecuencias, pero ni me engañó ni tenía una doble vida ni nada parecido, ni siquiera sabía lo que hacía...

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