UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 59

Andrea sentía un cosquilleo en las palmas de las manos que la hizo temblar. La mitad de ella quería creer aquello, y la otra mitad no.

—Pregúntamelo en enero —murmuró y Zack frunció el ceño.

—¿En enero...? ¿Por qué en enero? —preguntó.

—Porque ahí vamos a estar de vuelta a la realidad de cada uno, Zack —respondió ella—. La Navidad es mágica, pero no es eterna, no puede durar mil días así que... en enero, cuando volvamos a nuestra vida, pregúntame de nuevo si quiero ser tu novia.

Zack le sonrió con suavidad. Era muy desconfiada, pero después de todo lo que había pasado no podía culparla.

—En enero... —le dijo abrazándola y sus labios se unieron con un beso lleno de promesas.

—¡Hora de los regalos! —escucharon decir a su madre y Andrea abrió mucho los ojos.

—Los regalos de las gemelas están armados —le dijo y los dos salieron corriendo.

Chiara y Noemi ya estaban en el cielo viendo que sus regalos eran los más grandes que había bajo el árbol.

—¡Esperen! —advirtió Zack, y les entregó un trozo de madera de los que se echaban al fuego de la chimenea.

—¿Y esto para qué? —preguntó Chiara.

—Solo quítenle la tapa a la caja y lancen eso dentro —sonrió Zack.

Las gemelas se miraron pero obedecieron, en cuanto las maderas tocaron el fondo de la caja se oyó un enorme "crac" y las gemelas gritaron, asomándose y viendo lo que les habían regalado.

—¿¡Trampas para lobos!? —gritó Noémi—. ¡Esa cosa nos podía haber arrancado una mano!

—Para que vayan a cazar animalitos indefensos, ya que tanto les gusta —replicó Zack, pero mientras las gemelas se ponían rojas de la rabia el señor Nikola no pudo evitar la carcajada.

—¡Animalitos...! ¡Jajaja! ¡Lobos...! ¡Jaja! ¡Indefensos! ¡Jajajajajajajajajaja!

Y aunque las gemelas estaban molestas todos sabían que se habían buscado aquella broma.

Los demás regalos fueron hermosos, y para el final de la noche Luana se acercó a Zack y Andrea con un sobre en la mano.

—Ya sé que no pueden ir muy lejos por la bebé, pero les prometimos una luna de miel, así que Nikola y yo nos quedams con Adriana en lo que ustedes se van un par de días —dijo con una sonrisa.

Zack miró aquella reservación y se la mostró a Andrea.

—Esto está muy cerca —le dijo.

—A ocho kilómetros de aquí, así que cuando la extrañan se dan un saltito y vienen a ver a la beba —les dijo Nikola—. Pero prometemos que va a estar muy bien cuidada.

Zack miró a Andrea por una respuesta y la vio asentir.

—Está bien. ¡Muchas gracias señores Keller, es un regalo muy lindo! —dijo ella y Luana y Nikola la abrazaron.

Al día siguiente en la tarde salieron de la casa y Adriana ni siquiera se inmutó porque los abuelos la tenían super consentida. Pocos minutos después Zack rodeaba la montaña muy despacio por la nieve y llegaban a una cabaña que quedaba a un costado. Desde ahí no se veía la ciudad, solo un paisaje precioso.

—Esto es increíble... es precioso —murmuró Andrea mientras se paraba en la terraza de la cabaña.

Hacía mucho frío, pero eso solo hacía que el calor del cuerpo de Zack contra el suyo fuera más delicioso.

—Bueno, luna de miel anticipada —murmuró él abrazándola.

—Unos días de descanso... ¿de verdad vamos a descansar? —preguntó Andrea.

—¡Eso ni lo sueñes! —sonrió Zack levantándola y abrazándola más fuerte para calentarla del frío.

—Bueno, entonces ¿qué tenemos planeado? —preguntó Andrea con una sonrisa traviesa.

Zack también le sonrió y la besó con todas sus ganas, como si quisiera guardar el sabor de los labios de ella en su boca para siempre.

La arrastró entre sus brazos al interior de la casa y allí encontraron el fuego encendido, una cama grande y un baño precioso.

—¿Y ahora qué? —preguntó Andrea mirando a Zack con curiosidad.

Él sonrió y la abrazó por la cintura mientras la miraba con picardía.

—Ahora vamos a pasar un rato inolvidable... ¡sin salir de esta habitación! —dijo en tono coqueto antes de besarla con pasión.

Andrea hizo un gesto muy dramático y se llevó una mano al pecho.

—¡Ay, Dios! —exclamó—. ¿Qué harás conmigo...?

—Cosas malas, Pastelito, cosas muy malas —dijo él guiñándole un ojo mientras sus manos la recorrían completa.

Le quitó la ropa despacio, queriendo disfrutarla y la escuchó suspirar cuando sus labios fueron a saborear la piel suave entre sus pechos.

Andrea se arqueó hacia su boca y sus gemidos resonaron en la habitación. Zack la acariciaba con calma, saboreando cada parte de ella con mucha delicadeza. La tumbó en la cama, admirando su belleza mientras sus dedos deslizaban por su estómago hasta llegar a un lugar húmedo y cálido.

Andrea se estremeció de gusto y cerró los ojos con fuerza mientras Zack enterraba su cara entre sus piernas.

Sus manos apretaron la almohada, mientras los gemidos se iban deslizando por su garganta como una melodía embriagadora. Zack levantó los ojos y sonrió mientras comenzaba a lamer con lentitud, provocando que Andrea se arqueara de placer. Su lengua debía ser mágica, porque Andrea juraba que estaba flotando mientras Zack atacaba su sexo sin piedad, llevándola al borde del clímax una y otra vez hasta que ella se dio cuenta de que no la dejaría terminar.

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