Un chico especial (COMPLETO) (BL) romance Capítulo 33

Estoy cansado, viajar cuando estas enfermo es algo que no se lo recomiendo a nadie, siento que me han dado una paliza entre veinte mil personas, prácticamente no puedo moverme, pero por suerte ya estoy en casa de mis abuelos, llegué en la madrugada de ayer, así que mis abuelos han aprovechado para mimarme como sabía que harían, claro que no me dejan moverme de la cama, afuera nieva, lo que significa que hace frío, pero quiero salir a caminar y ver el bello paisaje nevado que mis abuelos siempre me describían diciéndome "cuando vengas te lo enseñaré".

Ellos eventualmente no nacieron en Noruega, se mudaron aquí debido al trabajo de mi abuelo, si mal no recuerdo viven aquí desde que mi padre cumplió diez años, así que conocen lo mejor y lo peor de este país, tienen mucha experiencia y el idioma lo dominan a la perfección, no obstante, antes solían vivir más al centro del país, ahora viven en un pequeño pueblo con hermosos paisajes que sin duda me consiguieron atrapar, por un momento olvidé todos mis martirios, supongo que fue buena idea venir aquí, me siento tranquilo, triste, pero al menos estoy con mis abuelos y ellos no me permiten tener tiempo para pensar en la tristeza.

Lo malo es que cuando llega la noche pienso en ello, extraño a Thomas, es normal, lo llevo extrañando mucho antes de separarnos, sin embargo, es difícil pensar en él y recordar todos aquellos momentos lindos que él me hizo vivir, pero al menos sé que él no tardará en reemplazarme, de todas formas, soy uno más, jamás me he considerado un chico extraordinario, soy un chico más del montón que jamás buscó sentirse enamorado de una persona como Thomas.

–¡Buenos días, hijo! –interrumpió mis pensamientos mi abuela tras entrar en mi habitación con mi desayuno en una bandeja– ¿Qué tal amaneció mi nieto consentido? –preguntó dejando la bandeja en mis piernas cuando me senté en la cama– espera ¿Por qué te has metido a la cama con el cabello mojado? –le sonreí.

–Buenos días, abuela, primero, amanecí mejor, segundo, me acabo de duchar y me entró un poco de frío así que volví a meterme a la cama– le respondí.

–Kim, necesitas cuidarte, venga, te secaré el cabello– me dijo antes de ir en busca de un secador, no pude evitar sonreír y me giré dentro de la cama para darle la espalda, de esa forma podía desayunar mientras ella me secaba el cabello con cariño. Me sentí un niño pequeño gracias al cariño que me daba mi abuela, ella me hacía sentir mejor, si sigue así no querré irme jamás de este pueblo, aunque siendo sinceros, seguramente puedo hacer mi nueva vida en este lugar sin ningún problema.