Un esposo para Elizabeth (COMPLETO) romance Capítulo 26

—No puedo cumplir esa petición —Elizabeth se paró del sillón con la intención de marcharse, pero Gregory la detuvo sujetándola por la cintura, Elizabeth sentía la respiración de Gregory en su nuca.

—no puedo, mi primo sería el siguiente en tomar el liderazgo y su plan de negocio para conseguir dinero es prostituir niños de ambos sexo, también quiere empezar con la venta de órganos eso significa que él matará personas sanas para sacarle los órganos, Elizabeth yo soy un maldito asesino, pero los niños y las mujeres son seres sagrados para mí nunca he matado personas inocentes a todas las personas que yo he matado son delincuentes, empresarios corruptos y violadores — Gregory sabía qué Adriano dañaría a muchas personas si él le cedía el control de la mafia Italiana.

—¿Y tú qué tipo de negocios haces para obtener dinero? — Elizabeth no era tonta, ella sabía que Gregory no era una mansa paloma, pero le agradó saber que él no es el tipo de mafioso que ella imaginó.

—Narcotráfico, transporte de armas ilegales y lavado de dinero — Gregory sabía que podía confiar en Elizabeth, él nunca antes tuvo la necesidad de darle explicaciones a nadie, pero con Elizabeth era diferente y con ella no quería tener secretos.

—Aun así, le haces daño al mundo vendiendo esas sustancias y esas armas sirven para matar a personas inocentes, esas a la que tú no quieres dañar — Elizabeth sabía que Gregory no se justificaba, pero ella ya está cansada de sufrir y deseaba saber quién es Gregory, no quería entregarle su corazón sin saber sus intenciones e intereses.

—Elizabeth, las personas que consumen estas drogas son personas que saben que eso le causa daños, son personas adultas que toman su propia decisión, no es lo mismo que tomar a un niño que apenas está empezando a vivir y dejar que un maldito enfermo use su cuerpo hasta matarlo, quiero que entiendas que si yo dejo de ser mafioso nada cambiará siempre habrá alguien esperando tomar mi lugar ¿sabes cuántos mafiosos peores que yo hay en el mundo? — Elizabeth comprendió que Gregory tenía razón, sintió que estaba siendo egoísta al querer obtener su felicidad sin pensar que muchas personas sufrirían por su culpa y siempre habrá muchas personas malas, sin importar que él siga siendo o no el dragón. Elizabeth se giró quedando de frente a él Y lo miró a los ojos para decirle.

¡¡No me volveré a quedar con ganas!! Pensó molesta.

—Quiero ir despacio, planeo disfrutar de tu cuerpo comerte entera lentamente perderme entre tus curvas, saborearte despacio y sin prisa, quiero ser ese hombre tierno que tanto deseas, quiero hacerte el amor con delicadeza, no te voy a negar que estoy luchando conmigo mismo para no ser rudo y romper ese vestido y empezar a follarte de manera ruda —le dijo Gregory con la respiración agitada mientras Elizabeth se mordía el labio inferior conteniendo el deseo de tomarlo ella a él y follárselo.

—Vete al mismo diablo con tus cursilerías, que ternura ni que madres yo me enamoré del Gregory rudo del hombre que me decía niña malcriada, de ese que subió por el balcón de mi habitación, y hoy quiero que ese Gregory me coja como un día me prometió—a Gregory le sorprendió está Elizabeth lujuriosa y atrevida.

—Más adelante te me viste con corbata y me llevas flores, peluches y bombones si quieres hacerla de Romeo yo estoy dispuesta a ser tu Julieta — le dijo Elizabeth burlándose.

—No me provoques Elizabeth —Gregory la retó con un oscuro brillo en los ojos. Gregory empuñó su cuello jalando a Elizabeth por este uniendo sus bocas devorando sus labios con necesidad de ellos, Elizabeth sonrió con malicia sobre sus labios al saber que había logrado molestar a la bestia. Elizabeth podía sentir que le faltaba el aire y aun así continuaba besando a Gregory con angurria, ella quería perderse en sus labios, las manos ágiles de Gregory recorrían su cuerpo bajando el cierre de su vestido dejándola en ropa interior, se tomaron un momento para respirar, mientras Elizabeth podía sentir el aliento de Gregory al tener sus labios casi sobre los de él, la respiración le pesó y la boca se le secó, la piel se le enchinaba y un escalofrío recorrió su cuerpo.

Gregory le acariciaba las nalgas por arriba de la fina tela de la braga que Elizabeth tenía puesta, Gregory la alzó haciendo que ella enrollara sus piernas en su cintura, con las piernas abiertas Elizabeth podía sentir la dureza de su miembro, él podía percibir lo caliente que estaba su coño como también la excitación de ella, la humedad de su feminidad lo incitaba a clavarse en ella con fuerza y agresividad.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Un esposo para Elizabeth (COMPLETO)