—No te preocupes, ella tiene otros talentos Jared. –menciona serenamente mi madre.
—¿Qué otros talentos?
—Si ella no te los ha dicho no me concierne decírtelo, sé que ella lo hará. Ahora ve con ella, supongo que no tendrá muchas ganas de fiesta.
—Gracias mamá, disculpame con todos, diles que mañana desayunamos juntos para celebrar.
—Claro que si amor, llévala a descansar.
—Gracias, hasta mañana padre.
—Hasta mañana hijo, cuidense.
Me despido de mis padres y camino al lugar en donde Dafne y Anabell se quedaron, es mejor que descanse esta noche, no ha sido fácil para ella.
Veo a mi hermana hablar muy entretenida con ella, su sonrisa es apenas perceptible, me hace sentir mal verla así.
—Vamos a descansar pequeña.
—No es necesario Jar, estoy bien. Vamos a quedarnos.
—Mañana desayunamos en familia, ellos comprenden.
—Es lo que he tratado de decirle, pero es obstinada.
—Noely y tú se esforzaron en hacer esto, me sentiría mal si no me quedo.
—Si de algo sirve, hacemos fiesta de todo y por todo, mínimo cada quince días. En sí no es fiesta sino reunión de familia. Así que no te preocupes Dafne.
—Nos haces sonar como hermandad universitaria cuando dices que hacemos fiesta por todo. –señalo riendo, Dafne ríe como lo hace siempre.
—Para sonar como hermandad hacen falta algunas cosas Jared.
—¿Y qué son esas cosas?
—Alcohol, música fuerte, luces de colores...
—¡Chicos guapos y estupefacientes!
–agrega Anabell.
Dafne ríe libremente y me siento aliviado por verla sonreír de nuevo así.
—Ya sabemos a que iba Anabell a la universidad.
—¡A estudiar Dafne!
—Si, claro estudiar. Mamá sabrá de esto.
—¡Fue hace años Jared!
—Nunca es tarde para revelar la verdad, ¡ella cree que eres un ángel!
—Y así seguirá siendo.
—No ahora, tengo testigos.
—¿Me delataras Dafne?
Dafne finge pensarlo y niega con la cabeza.
—¿O sea que vas a mentir por ella? Me siento traicionado por ti Marín.
—De hecho creo que seré punto medio, estaré de tu lado pero sin afectar la reputación angelical de Anabell.
—O sea que me sigues traicionando.
–señalo riendo–, dejemos que esta mujer se salga con la suya hoy, pero volveré y ella vendrá como mi testigo.
—Suerte con eso Jared, y tú no te dejes engatusar con su encanto Dafne.
—Demasiado tarde, caí en su red.
—Lo dices como si fueras alguna clase de pez.
—Sirena tal vez.
—No sabes lo bueno que es que mi hermano chiquito sea feliz Dafne, y es gracias a ti.
—Podría vivir para ello, no quiero más que hacerle sentir lo que él logró hacerme sentir.
—Hablamos de sentimientos, ¿verdad?
—¡Qué tonta eres Anabell! -le doy un leve empujón.
—Sí, hablo de...sentimientos. –aclara Dafne–, no quiero traumarte.
Esta vez ríe como hasta hace unas horas, mi Dafne vuelve por momentos, y eso me alivia un poco.
—Siendo así, nos vemos mañana entonces.
—Hasta mañana.
Dafne y Anabell se despiden, mi hermana le susurra algo a Dafne y ella sólo asiente riendo.
—Maneja con cuidado Jared.
—Si mamá. –me burlo.
Tomo la mano de Dafne quien se despide de Noely que acaba de entrar.
Subimos al coche y confieso que me incómoda un poco el silencio entre Dafne y yo, normalmente habla hasta por los codos.
—¿Estás bien?
-Sí, sólo estoy analizando lo que sucedió, específicamente la actitud de mi madre hacía el padre de Alexander.
—Risa de Pulgoso. –se encoge de hombros.
—¿El perro del dibujo animado?
—Si, antes de que mi padre se fuera me lo decía a diario, "te ríes como pulgoso el perro" y cuando vi la caricatura lo entendí y me dí cuenta de que así era.
—Coincido con la idea, te ríes igual.
—Y tendrás que soportar mi risa toda la vida Jared.
—No me importaría hacerlo, no hay nada que quiera más que eso, escuchar tu risa extraña tontin.
—¿Dónde estabas hace unos años Jared?
—¿Hace cuantos años? -cuestiono riendo.
—Hace como dos años.
—Con la persona equivocada. Pero ya no más, eres como el gol decisivo en el minuto noventa.
—¿Cómo debo interpretar eso?
—Eres lo mejor que pudo suceder en mi "partido" mi gol decisivo, cuando creía que se había acabado llegaste tú a salvar el campeonato.
—Una metáfora deportiva, es de locos.
—No me alcanzaría la vida para decirte todo lo que significas para mi Dafne. Todo lo que estas haciendo por mi, la juventud que me has hecho experimentar desde que estamos juntos. Y quiero darte todo lo que este en mis manos para hacerte tan feliz como me haces tú a mi.
—No es necesario que me des nada, sólo ámame siempre Jared, no me dejes nunca.
—Nunca, nunca. No podría dejarte, sería como dejar mi vida y mi felicidad marcharse contigo. Y no estoy dispuesto a hacerlo.
—¿Aunque la gente no lo entienda?
—No le pedimos nada a la gente para amarnos, no debe importarnos porque si a ti no te importa estar conmigo para mi es suficiente.
—No me importa que seas tú el hombre que me hace feliz.
—Entonces no hay de que preocuparse, mientras tú estes feliz nada más me importa.
—Jared, ¿has pensado en...
—¿En qué?
—Bueno en bebés.
—No, no es algo que tenga conteplado. Creo que no nací para ser padre y la verdad hace tiempo que asimile las cosas sobre eso.
»Perdí el tiempo para eso, ahora lejos de ser mi hijo parecería mi nieto y creo que sería algo incómodo, así que descartamos la idea.
Dafne asiente distraída, mira por la ventana y me enfoco en el camino, odio tener que aceptar que no lo deseo cuando es lo que más quiero en la vida, pero no seré egoísta robando la juventud a Dafne por un hijo, después de todo empiezo a creer que mis mentiras son ciertas y no nací para ser padre, o por lo menos eso mismo me hice creer cuando Natasha alejó de mi a Grecia.
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