Una Chica Diferente (COMPLETA) romance Capítulo 20

—Necesito hablar con Dafne primero sobre esto.

—Sé que ella entenderá. No puedo seguir ocultando esto.

—Por favor sólo hay que esperar un poco.

—Cómo quieras pero no me gustan las mentiras, Alexander ya lo sabe.

—¿Qué?

—No le dirá nada a Dafne, lo prometió.

—Si mi hija se entera por alguien que no soy yo esto va a acabar muy mal.

—No se enterara, lo prometo.

—Más vale.

—¿Cuando será?

—Pronto, lo prometo.

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Miro directamente a Jared, él espera una respuesta, no sé qué contestar, ¿yo quiero formalizar de esta manera? Es tan poco tiempo y no sabemos mucho el uno del otro, tengo veintidós años, ¿estoy lista para esto?

—Me asusta tu silencio. ¿Fue mucho?

—No, yo sólo estoy...pensando en lo que dijiste. ¿Te refieres a formalizar nuestra relación?

—Sí, me refiero a eso, a hacerlo bien, sin necesidad de seguir escondiéndose. ¿Tú no quieres? Puedes no aceptar no habrá problema lo juro.

Jared juega con el anillo que me dió anoche, suspira esperando respuesta.

—¿Estás seguro que me quieres en tu vida así de lleno? ¿Una chica despistada, alocada y extraña?

—¿Si no quisiera una chica como tú crees que estuviera aquí pidiéndole a esa chica que así fuera? Me cansé de las otras mujeres, necesito a alguien como tú. Una chica diferente.

—Jared yo...

—Si tu respuesta es no, no la digas.

—¡No!

—Te dije que no dijeras.

—No es mi respuesta Jared, me toma por sorpresa todo esto, no creí que... tengo miedo.

—Lo sé, aunque no lo parezca también tengo miedo.

—¿Podemos ir a otro lugar?

—Por supuesto, vamos.

Jared toma mi mano y caminamos hasta su coche, analizo todas las palabras, ¿a qué le temo? Quiero arriesgarme y tomar esto en serio pero, ¿podré? Nunca lo sabré si no lo intento.

El camino a casa de Jared es silencioso, en el tiempo que he tenido para analizar me he dado cuenta de que a lo que le temo es a mi madre y su reacción, pero si tengo a Jared y su apoyo todo estará bien.

—Llegamos. –dice antes de apagar el motor.

Asiento y le sonrío levemente, asiente de vuelta y baja del auto, abre la puerta de mi lado y toma mi mano.

—¿Esta todo bien?

—¿Por qué no habría de estarlo?

—No lo sé, estuviste callada.

—Estaba pensando.

—¿Quieres entrar?

—¿Bromeas? Me traes hasta acá para preguntarme si quiero entrar. ¡Claro que no quiero entrar!

—Por lo menos la Dafne sarcástica volvió.

—Vamos adentro ¿quieres?

—Sí quiero. –responde sonriendo.

Entramos a la casa y esa sensación de estar en el lugar correcto llega hasta mi.

Jared quita su corbata, yo automáticamente quito mis zapatos y me tiro en el sofá.

—¿Quieres algo de tomar?

—Lo que sea que vayas a tomar tú.

—Muy bien.

Jared camina hasta la cocina y mientras él está allá salgo al ventanal, el aire golpea mi rostro y juega con mi cabello. Por mi mente pasan imágenes de mi estando junto a él, viviendo la vida juntos, haciendo cosas juntos, ¡Dios! Quiero hacer esto en serio, quiero hacerlo. Porque juntos todo es mejor.

—Jared...–le llamo.

Asoma su cabeza por la barda de la cocina.

—¿Qué ocurre?

—Sí quiero.

—Si ya voy, el corcho no sale...

—No, no hablo de eso.

Me acerco hasta la cocina y Jared me mira fijamente.

—Sí quiero ser parte de tu vida Jared, quiero hacerlo bien y que esto sea formal.

»Quiero intentarlo, y saber que se siente. Quiero disfrutar la vida a tu lado, no podría no hacerlo Jar, eres lo mejor que tengo, eres el hombre que nunca deseé pero también eres el hombre del cual estoy enamorada como nunca antes lo estuve, eres mi algo más Jared.

Jared sonríe ampliamente y me abraza.

—No sabes lo feliz que me hace escucharlo. No te arrepentiras Dafne, lo prometo.

—No podría arrepentirme de estar a tu lado, lo siento aquí adentro. –señalo mi pecho–, sé que esto va a funcionar si tengo tu apoyo.

—Lo tendrás, siempre. Vamos ahora mismo a tu casa, quiero hablar con tu madre.

—¿En este momento?

—No puedo esperar más, vamos.

Jared toma mi mano y deja la botella de vino en la mesa, subimos al coche y vamos de camino a mi casa, muero de nervios, no sé como mamá va a reaccionar ante esto, pero quiero hacerlo, en verdad quiero.

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—Vamos Amanda, son cinco años, él no volverá, son cinco años desde que lo declararon perdido en batalla.

—Lo sé, pero muy dentro de mí la esperanza de que siga vivo no desaparece, supongo que es por Dafne, ella ama a su padre.

—Señor Krause sea sensato por piedad, ¡Dafne es una niña!

—Dafne tiene veintidós años señora Marín, ella no es una niña.

—¿Usted sabe en lo que se esta metiendo señor Krause? es veinte años menor que usted.

—Dieciocho, no exageres las cosas. –responde Dafne.

—Hija siento mucho no haberte dicho antes esto, lo iba a hacer de verdad, sentémonos y hablemos de esto por favor nena, no cometas un error.

—¿Así se le llama a enamorarse madre? entonces también cometes uno.

—Lo demandare, lo sabes, lo haré.

—Pierdes el tiempo, no soy menor de edad y según Alexander no procede una demanda cuando "la menor" en este caso yo, está de acuerdo con la relación. No hay delito, no hay que demandar nada madre, venía a contártelo porque no quería seguir ocultando lo que siento. ¡Estoy enamorada! sabes perfectamente como es, lo estas sintiendo ahora. ¿Me equivoco?

—Es un hombre mayor que tú, él no puede desear lo mismo que tú, ¡ni fiestas, ni amigos, ni libertad! es un error, es... esta mal.

—También esta mal tener un amante cuando todavía estas casada, y no te juzgo madre.

—Me lo acabas de reprochar.

—¡Mentiste! dijiste que no te gustaba, si hubieses dicho la verdad no me hubiese molestado, sabes lo que pienso de papá, sé que no volverá, perdí la esperanza el día en el que llegó esa carta en donde decía que estaba perdido en batalla, hace cinco años madre, ¡tú eres la que aún espera verlo pasar por esa puerta, no yo!

—Dijiste que era por Dafne que mantenías la esperanza Amanda.

—Emanuel por favor.

—Creo que debes aclarar muchas cosas contigo misma, búscame cuando tengas claras la cosas.

Emanuel toma su camisa y sale de la casa, Dafne mantiene su mano junto a la de Jared, esto es una mal sueño, una pesadilla.

—Dafne por favor, piensa las cosas.

—No tengo nada que pensar mamá, quiero esto, lo quiero a él, y si no compartes mi decisión de verdad que lo siento.

—Dafne por favor, piénsalo.

—No tengo nada que pensar, ya tomé mi decisión y es Jared.

—En ese caso no quiero verte aquí, te crees lo suficientemente madura para tomar una decisión así, entonces lo eres para afrontar las consecuencias.

—¿Me estas echando de la casa?

—Sí, y quiero el celular y todo lo que haya salido de mi billetera para ti, esa ropa, esa bolsa, los zapatos, todo.

—¿Estas loca?

—¡Hazlo!

Ella comienza a quitarse la ropa por muy loco que parezca, los zapatos y deja el celular y la bolsa en el suelo.

—La ropa interior me la compró Jared, así que me la quedo.

—No quiero verte en la brigada, ni en el hospital, si decidiste hacer esto, debes aprender.

—No te preocupes madre, mi plan no es odiarte y si eso quieres no lo vas a conseguir, sigues siendo mi madre aunque no compartas mi felicidad. Sabes que te amo.

Jared le pone su saco encima y juntos caminan hasta la salida, mi respiración se acelera, cierra la puerta y suspiro, ¿qué diablos hice? me dejo caer el el sofá y me cubro la cara con mis manos, ni siquiera me importó que no trajera blusa. En qué momento sucedió todo esto, en qué momento mi niña se enamoró.

El timbre suena y me levanto rápidamente, tomo mi blusa y me la pongo, al abrir la puerta tengo la esperanza de ver a Dafne de nuevo pero no es así. Sus ojos me miran nostálgicos, hay una marca en su ceja izquierda, mis ojos pican conteniendo las lágrimas, no puede ser posible, esto debe ser una broma, un sueño loco del cual voy a despertar en cualquier momento, pero caigo en cuenta de que es real cuando habla.

—¿Max?

—Hola mi amor.

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