Antes de que Raquel se perdiera en el bosque y se encontrará con Zack.
Intento ir detrás de ella, pedirle perdón hasta que acepte mis disculpas, pero una voz me detiene cuando pienso hacerlo.
— ¿A donde crees que vas? —preguntó mi secretaria a mis espaldas.
¡Mierda!
Había olvidado que ella está aquí.
Suspiro cansado, y giro sobre mi propio eje para mirarla.
Ella tiene una ceja alzada esperando mi respuesta, mientras cubre su cuerpo desnudo con una de mis sábanas blancas.
— Debo salir un momento —me limitó a decirle.
— ¿A dónde? —inquiere—. ¿Y que eran esos gritos que se escuchaban hasta en tu habitación?
— No eran nada, Sabrina. Vuelve a la habitación, regresaré en unos minutos
— Oh no, tú no vas a ningún lado —camina hacia mí hasta estar frente a frente y envuelve sus brazos alrededor de mi cuello.
— Sabrina —le doy una mirada cansada—. En serio debo salir, es algo importante, vuelve al...
Antes que pueda decir algo más ella estampó sus labios contra los míos, y comenzó a besarme ferozmente.
— No quiero esperar más —dice contra mis labios—. Y sé que tú tampoco.
Deja besos húmedos en mi cuello y lleva su mano a mí entrepierna acariciándola por encima de la ropa provocando que me ponga duro.
Da un paso atrás y la sábana que cubre su cuerpo cae a sus pies cuando se la quita mientras mi vista se clava en los dos montículos redondos con pezones rosados y erectos.
— ¿Vamos?
Relamo mis labios, asintiendo.
— Vale.
La alzó un poco y acto seguido la pelinegra enrolla sus esbeltas piernas alrededor de mi cintura mientras me besa con fiereza desencadenando emociones lujuriosas en mí mientras acarició sus piernas y aprieto su trasero estrujandola contra mí.
Jadea en mi oído cuando siente como mi miembro se torna más duro, excitandome todavía más mientras con desespero abro la puerta de mi alcoba para acabar con estas ganas y así terminar con lo que dejamos a la mitad cuando bajé por un vaso de agua.
El hablar con Raquel ya quedará para mañana.
[×××]
— Como ordene.
Rápido busco las llaves de mi auto las cuales están en mi habitación, agarro mi celular y salgo de la casa a paso veloz, me subo a mí coche y manejo por todos los alrededores de la casa por donde se puede ir en el auto buscando a Raquel mientras intento llamarla a su celular, pero como es de esperarse no contesta lo cual me preocupa todavía más, temo a que algo le haya pasado.
[×××]
He estado buscado por todos los lugares que conozco de este bosque a la castaña durante aproximadamente ya tres horas en las que ella no aparece y con el pasar del tiempo mi preocupación crece cada vez más.
«Ella está bien» Me convenzo de eso una y otra vez. Ella no conoce los alrededores del bosque, el tiempo que estuvimos aquí nunca se interesó en explorarlos aunque se lo propuse con la intención de distraerla así que lo más probable es que este perdida porque no creo que haya llegado hasta la carretera sin que alguien la guíe.
Ahora estoy caminando por el bosque ya que por esta parte si no puede pasar el automóvil así que lo estacioné cerca de un arroyo a una distancia corta de donde me encuentro caminando ahora.
Tardo unos quince minutos caminando hasta que por fin a lo lejos logro ver a dos personas sentadas en un banco, un chico y una chica para ser exactos, ambos conversando animadamente.
Sopesó la idea de acercarme como último recurso para preguntarles si han visto a la castaña, pero no he dado dos pasos cuando me detengo al reconocer a la chica.
El alivio que se expandió por mi rostro es tan evidente que cualquiera lo notaría y siento como me quito un peso de encima al ver a Raquel no tan lejos de mí. Pero todo alivio, despreocupación o alegría de encontrarla es sustituido por rabia pura cuando veo como el chico que olvide que está a su lado la besó y ella no hizo nada para separarse de él.
Si estuviéramos en una caricatura creo que hasta humo por las orejas me saldría de lo furioso que estoy y aprieto tanto mis puños que mis nudillos se tornan blancos, con grandes zancadas voy hacia ellos, pero sólo me enfoco en quitarle de encima a ese baboso a como de lugar.
Una vez cerca lo tomo de la camiseta y lo tiró al suelo cuando estampó mi puño contra su cara sin darle tiempo nada mientras la chica se puso pálida de solo verme.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: VENDIDA (COMPLETA)