VENDIDA (COMPLETA) romance Capítulo 25

Raquel Martínez.

Por culpa de la luz que entra por la ventana de la habitación me despierto, sin intenciones de levantarme meto mi cabeza debajo de la almohada colocándome boca abajo.

Es en ese momento que siento contra la piel de mi espalda desnuda unos labios que van dejando besos por toda mi espina dorsal, sonrío por inercia al saber quién es.

Dejo a la vista mi cabeza y me giro encontrándome con un par de ojos que me miran con un brillo especial.

— Buen día —sonrío con timidez.

Aún no puedo creer lo que sucedió anoche, sus palabras siguen rondando por mi cabeza. «Creo que te quiero» Anoche me quedé en shock al escuchar aquello salir de su boca, no pude articular ni media palabra para preguntar si mentía, tampoco es que me diera tiempo puesto a que él me levanto de la peinadora, me llevo a la cama y... no hay que ser adivinos para saber que hicimos ahí.

— Buen día —responde dejando besos húmedos en mi cuello.

Me muevo un poco incómoda por la duda que se hace presente en mi cabeza y él se separa frunciendo levemente el entrecejo.

— ¿Sucede algo?

Sacudo la cabeza en forma negativa.

— ¿Estás segura?

— Si... o no.

— No entiendo.

— Yo... —suspiro, jugando con mis dedos sobre mi regazo—. Lo que me dijiste anoche, eso de quererme, ¿mentías o si decías la verdad?

Lo miro a los ojos buscando alguna señal que me compruebe que una vez más fui una estúpida, que solo jugo conmigo... Pero no hallo nada.

— ¿Me ves cara de mentiroso? —pregunta—. ¿De qué te diría algo que no siento?

Niego con la cabeza.

— Pero...

— No confías en mí —termina él por mí—. Mira, entiendo que desconfíes porque he sido un imbécil contigo, pero jamás te diría algo que no siento. Y aunque me costó admitirlo Raquel, si te quiero.

Mi estúpido corazón empieza a latir más veloz que de costumbre con esas simples palabras que para mí significan todo.

— Y... ¿qué pasará con la zo —me callo de golpe—. ...Con Sabrina ahora?

— ¿Cómo que, qué pasará? —arruga el gesto—. Pues nada. Ella está rehaciendo su vida en Canadá y yo aquí, contigo.

Aprovecha el que está distraída mirándolo para robarme un beso que me hace sonreír.

— Bien —asiento—. Voy entonces a... darme una ducha.

Me levanto envuelta en la sábana rosa y enarco una ceja cuando Erick hace un ademán de levantarse.

— Te acompaño.

— ¿Eh? No, si quieres ducharte ve a tu habitación —le digo.

— Oye, intentaré dejar mis manos quietas... No creo que pueda contigo sin ropa, pero lo que vale es el intento ¿no?

— A tu habitación —demando, bajo el umbral de la puerta del baño.

Puedo escuchar como suelta un gruñido a mis espaldas, poniéndose el pantalón. Abrocha los botones del mismo y va a por su camiseta.

Paso por su lado y sé que me sigue cuando escucho como cierra la puerta de mi habitación y siento sus pasos detrás de mí.

Bajamos al comedor, él se sentó en la cabecera de la mesa y yo a su lado derecho mientras Sandra aparecía para servirnos el desayuno.

—Sandra —la llamó Erick, antes que ella se retirará—. Después que hagas tus deberes quiero que transportes las cosas de Raquel al habitación.

Al oír esas palabras giro la cabeza hacia él, mirándolo como si le hubiera salido un tercer ojo a mitad de la frente u otra cabeza.

Sandra también parece sorprendida, pero a un así  asintió con la cabeza y después se marchó.

—¿Por qué le pediste eso? —levanto una ceja.

—Porque quiero compartir habitación contigo —responde con simpleza—. ¿Que hay de malo en eso?

—Yo... nada.

Él asintió.

—En la tarde vendrá un amigo a cenar, quiero que estés lista antes que llegue.

Asiento.

—Bien.

Cenamos en silencio, después él se marchó no sin antes dejar un casto beso sobre mis labios.

En lo que quedó de mañana la pasé con Sandra en mi habitación contándole lo ocurrido con Erick mientras ella recogía mis cosas y yo la ayudaba a llevarlas a la habitación del ojiverde hasta que llegó la hora en la que comencé a arreglarme para aquella cena.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: VENDIDA (COMPLETA)