VENDIDA (COMPLETA) romance Capítulo 68

NARRA RAQUEL

De todas las personas que imaginé que quizás podría encontrarme, jamás pensé que él sería una de ellas, por lo que, el hecho de solo verlo me sorprendió, era algo que no me esperé.

 

Ahora, él venía caminando en dirección a mí con aquella confianza y seguridad que lo caracteriza tanto. Tenía ambas manos dentro de los bolsillos de su short rojo, usaba unos lentes de estilo aviador y los mechones de su cabello apuntaban en diferentes direcciones, dándole un aire más casual, más relajado.

 

En cuanto se detuvo en el borde de la piscina frente a mí salí de mi trance, y note que tenía indicios de una barba que apenas le comenzaba a crecer. También note que no traía camiseta.

 

Él saco las manos de sus bolsillo, y se quitó los lentes; — Hola — dijo con una sonrisa.

 

Todavía en mi confusión, dejé que la pregunta saliera de mi boca de manera automática:

 

— ¿Qué estás haciendo aquí?

 

Erick: Lo mismo que el resto de las personas, supongo, tomándome unos días de descanso y relajación.

 

— Oh... — Fue lo único que salió por mi boca.

 

Erick: ¿No piensas salir de ahí? — Cuestionó arqueando una ceja.

 

— Ah, sí, si — digo, y nadando me acerque al borde de la piscina, justo donde Erick estaba de pie frente a mí.

 

Él me ofreció una mano y al tomarla me impulso hacia él para que pudiera salir de ahí.

 

— Gracias — le sonreí en cuanto estuve fuera de la piscina.

 

Erick: No es nada. — Respondió él, devolviéndome el gesto. — ¿Desde cuánto estás aquí?

 

— Desde hoy — Digo, exprimiendo la falda de mi vestido para quitar el agua. — Vine con Joel por cosas de su trabajo, no sé — Me encogí de hombros, restándole importancia al asunto. — ¿Y tú?

 

Erick: Desde hace dos días, por eso no te había llamado, perdona.

 

— Oh, tranquilo — Alce la mirada hacia él, encontrándome con sus ojos verdes mirándome. Le sonreí — No pasa nada.

 

Erick: Si tú lo dices — Dijo, su sarcasmo haciéndose presente. — ¿Y cómo has estado tú y... Nuestro bebé? — Preguntó, la comisura derecha de su labio se elevó un poco al pronunciar aquella dos palabras.

 

Abrí la boca para responderle, pero en cuánto Jimena apareció a mí lado acompañada de Joel la cerré rápido, y ella habló.

 

Jimena: ¿Raquel, a ti qué te pasó? — Pregunto, su ceño levemente fruncido en un gesto de clara confusión.

 

Joel: Si, ¿Por qué estás empapada de agua? — Preguntó, igual de confundido que la chica a mí lado.

 

— Es que unos niños me tumbaron sin querer cuando pasaba por la orilla de la piscina.

 

Ví como sus bocas formaron una "O" en cuanto les expliqué, luego sus miradas cayeron sobre Erick quién permanecía frente a mí en silencio.

 

Jimena: Ah, hola Erick — Le sonrió sin mostrar los dientes.

 

Erick: Hola — Le devolvió la sonrisa.

 

Joel: Que casualidad encontrarte justo aquí

 

Erick: Si, la verdad sí, es mucha casualidad — Respondió. — ¿Podemos hablar un momento? — Le pregunto al pelinegro.

 

Joel: Oh sí, claro.

 

Erick: Vamos al mini bar — Le propuso. — Ahí podremos hablar con calma y, a solas — Por un segundo me miró, luego su mirada volvió a mí amigo.

 

Joel: Está bien — asintió, y me miró. — Tú ve a la suite, necesitas cambiarte de ropa.

 

Erick: Si, o puede darte un resfriado — dijo de acuerdo con el pelinegro.

 

Jimena y yo les miramos desconcertadas en todo momento, tratando de comprender su repentina actitud el uno con el otro.

 

— Eh, ahora subo

 

Erick: Bien, vamos — Le dijo al pelinegro, y ambos se marcharon después al mini bar de la esquina.

 

Jimena: ¿Desde cuándo estos dos son amigos? — Frunció el entrecejo, siguiéndolos con la mirada mientras ellos caminaban al mini bar, yo hice lo mismo.

 

— No tengo ni la más mínima idea — Digo igual de desconcertada. — Hasta donde sabía, se odiaban, más Joel a Erick — Desvíe mi vista hacia Jimena quién seguía mirándolos.

 

Jimena: Bueno, como sea, es algo bueno que dejen de comportarse como idiotas y traten de llevarse mejor — Se encogió de hombros, y me miró.

 

— Si, tienes razón — Digo, y los miré una vez más.

 

Ambos yacían sentados frente al mini bar, y reían por algo que Erick había dicho. Extrañada por su actitud tan repentina, ladee mi cabeza y hundí mis cejas sin dejar de mirarlos hasta que, la mirada de Erick chocó con la mía; él me regaló una sonrisa coqueta y me guiñó un ojo, rápido dejé de observarlos.

 

— Mejor subo, no es nada agradable estar así — Le digo a Jimena, y comencé a dar pasos hacia el interior del resort.

 

Jimena: Claro, te acompaño — camino atrás de mí, y pude escuchar que soltó una risita.

 

***

 

 

 

Jimena: ¿Qué opinas de este? — Por décima vez en la tarde me enseñó otro vestido. Éste era de color rojo vino pegado al cuerpo, tenía una abertura en la pierna y un escote en la espalda, muy bonito. — O no, mejor esté, ¿qué tal? — Lanzó aquel vestido rojo vino a la cama, y agarró otro negro, también pegado al cuerpo, llegaba por encima de la rodilla y no tenía ningún tipo de escote.

 

Después del incidente la mañana pasada en la piscina estuve el resto del día descansando en mi habitación del largo viaje que me dejó agotada; y no volví a bajar, a excepción de cuando bajamos en la noche a cenar al restaurante del resort.

 

Hoy, después de la conferencia en la que estuvieron Joel y Jimena durante la mañana, él la invitó a cenar con el pretexto que sería para hablar cosas del trabajo, cosa que no era cierta, yo lo sabía.

 

Y por esa razón ahora yo estaba en la habitación de Jimena, trataba de ayudarla a elegir algún vestido que ponerse desde hace una hora atrás, pero no lograba decidirse por alguna.

 

Jimena: ¡Oh, que tonta soy! — Exclamó de pronto, y dejó aquel vestido negro en la cama. — Ya sé cuál puede ser — Una sonrisa salió en su rostro, y se dirigió al clóset.

 

Segundos después, salió con dos vestidos aún en los ganchos de ropa puestos y camino hacia mí.

 

Jimena: Podría ser este o...

 

Antes que pudiera decir algo más y seguir indecisa ante los vestidos que había traído preferí interrumpirla;

 

— ¡Jimena, basta! Tú con cualquier vestido que te pongas te verás hermosa — Le dejé saber, ya fastidiada por su indecisión. Ella soltó un suspiro dejando los vestidos a un lado, y se dejó caer en la cama de espaldas. — Además, sólo será una cena para hablar cosas del trabajo, creo que exageras estando nerviosa, eh

 

Jimena: Es que no será solo para eso — Bufó.

 

¿No será solo para eso?

 

Oh, Dios.

 

¡Lo sabe todo!

 

— No entiendo — Antes de apresurarme a los hechos, decidí decir.

 

Jimena: Es que planeo decirle a Joel que arreglemos las cosas, no puedo seguir así con él — Nerviosa jugó con sus manos, su mirada fija en sus manos.

 

Suspiré aliviada, por suerte no era lo que creí.

 

— ¿En serio lo harás? — La miré con una ceja arqueada.

 

Ella desvió la mirada hacia mí, y asintió con la cabeza.

 

— ¡Ay, por fin! — exclamé. — Pero, pensé que querías esperar unos días más para que él aprendiera la lección — Digo confundida, e hice comillas con mis dedos al decir la lección

 

Ella entreabrió los labios para decir algo, pero los cerró rápido al escuchar que tocaron la puerta.

 

Joel: ¿Puedo entrar? — Pregunto el pelinegro del otro lado de la puerta.

 

Jimena se levantó de golpe de la cama, y rápidamente tomo los vestidos que yacían encima de su cama

 

Jimena: ¡Un momento! — elevó la voz un poco.

 

— ¿Qué haces? — Reí por su comportamiento tan repentino.

 

Jimena: Tampoco pretendo que sepa que estoy tan nerviosa por cenar con él que no sé que ponerme — Susurro, luego camino hasta el clóset donde guardo todo con una rapidez impresionante y volvió a la cama. — ¡Pasa! — Le dijo sentándose en la cama.

 

Vimos la puerta abrirse, y después a Joel asomarse por la misma.

 

Joel: ¿Aún no estás lista? — Pregunto frunciendo el ceño en cuanto vio a la morena.

 

Jimena: Eh, es que...

 

— ¡Es mi culpa! — Intervine. — La he estado entreteniendo y no le ha dado chance de arreglarse — Sonreí sin mostrar los dientes.

 

Joel: Oh, bueno — hizo una mueca. — Solo te quería avisar que me adelantaré, te espero en media hora abajo — Le aviso a Jimena

 

Ella asintió y Joel después cerró la puerta, y en cuanto escuchamos sus pasos alejarse Jimena se levantó de la cama.

 

Jimena: ¿Media hora? ¡Demonios! No podré estar lista dentro de media hora — Se quejó.

 

— Si hubieras elegido que ponerte hace una hora ya estuvieras lista — Le recordé. — Pero ya, no es hora de quejarse — Me levanté de la cama, y me dirigí al clóset. Me detuve al abrir la puerta, y la mire. — Ve a ducharte, mientras escogeré lo que te pondrás.

 

Ella asintió con la cabeza, agarró una toalla y sin más entró al baño.

 

***

 

  Jimena: ¿Cómo me veo? — Pregunto en cuanto estuvo frente al espejo.

 

Yo estaba detrás de ella, apoye mi barbilla de su hombro derecho y le sonreí.

 

— Hermosa, te ves hermosa — digo con sinceridad. Ella me sonríe.

 

Jimena: Gracias — Se giró hacia mí, y me abrazó.

 

— No es nada — Le dejé saber, segundos después, me separé de ella. — Pero ya, toma tu cartera y baja, Joel está esperándote

 

Ella asintió y tomó su pequeña cartera que hacía juego con su vestido rojo vino.

 

La acompañe hasta la puerta de la suite, y una vez que se marchó pude respirar con calma.

 

No tiene ni idea de lo que le espera en esa cena. Pensé, e inconscientemente una sonrisa se formó en mis labios.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: VENDIDA (COMPLETA)