Vendiendo mi virginidad... AL CEO romance Capítulo 111

PDV Tomas

Vincent y yo

caminamos rápidamente hacia un lugar apartado de mi sala, estábamos solos, y al

llegar ambos nos sentamos y lo mire fijamente.

— ¿Y bien

Vincent? ¿Qué haces aquí? ¿Por qué viniste? —le pregunte.

—Bueno Tomas,

estaba yo el otro diciéndole a las hierbas malas que se volvieran buenas,

cuando de repente me di cuenta de que debía venir a tu casa a hablar contigo.

— ¿Sobre qué

vienes a hablar?

— ¿Sobre qué?

Bueno, vamos a empezar por el hecho de que me has aplicado la ley del hielo

durante más de 1 mes, ¿Podemos empezar por eso?

—Ya que vas a

empezar por esa parte, también vamos a empezar a hablar sobre cómo me engañaste

para hablar con Clara a pesar de que yo no quería.

—Tomas, eso fue

un accidente, ella me forzó a hacerlo.

— ¿Te forzó?

—Así es.

— ¿Cómo? ¿Acaso

te apunto con una pistola y te amenazo con que te dispararía si no me llamabas

y le pasabas el teléfono?

— ¡No inventes

Tomas!, ¿Cómo adivinaste? Eso fue justo lo que paso, yo trate de resistirme,

pero Clara fue más fuerte y no tuve otra opción.

—Vincent, si

sigues así vas a tener que irte de mi casa.

—Vamos Tomas, con

lo que me costó llegar hasta aquí.

—Vincent…

—Bien, bien, hora

de ponerse serio, Clara me convenció de hacerlo Tomas, a fin de cuentas

seguíamos siendo socios ella y yo, y además ¿Qué daño podía hacer una llamada?

—Por culpa de esa

llamada casi me avergüenzo ante ella al decirle un par de cosas por puro

impulso, eso paso por tu culpa Vincent, si no me hubieras llamado esa

conversación no hubiera tenido lugar y no hubiera tenido que hacer lo que hice

después de eso ¿Qué tienes que decir ante eso?

—Que si de verdad

no hubieras querido hablar con Clara… hubieras cortado la llamada a penas

escuchaste su voz, de esa forma no hubiera pasado lo que paso ¿Por qué no lo

hiciste Tomas?

Me quede mirando

a Vincent fijamente cuando el bastardo término de decir esto último.

Unos instantes después,

abrí mi boca para hablar… no salió ninguna palabra…

PDV Teresa.

Después de llegar

a mi casa y encontrarme con Richard, ambos nos sentamos en la sala, había

pensado una y otra vez lo que iba a decirle, pero cuando llego el momento tuve

bastantes nervios, no sabía cómo se lo iba a tomar, y eso era preocupante.

Al final termine

por decirle todo, ya no podía guardarme nada y tenía que contárselo.

Justo como

esperaba, Richard estallo, y de un modo muy feo, se puso muy histérico cuando

escucho que había logrado encontrar a nuestro padre y bajo qué condiciones lo

encontré, y lo que más pareció enojarlo fue el hecho de saber lo bien que le

iba en estos momentos.

De entre todo lo

que le dije eso fue lo que le altero más.

Después de dejar

salir un poco su enojo, se  fijó en mí y

me pregunto una y otra vez donde estaba, donde podía encontrarlo, parecía muy

ansioso de verlo.

Le dije que no lo

sabía, solo lo encontré por pura casualidad en una fiesta, pero al mismo

tiempo, podía llegar a ubicarlo.

Nuestro padre era

socio de Tomas, y quizás si se lo pedía a este, podría llegar a organizar una

reunión con nuestro padre, no sé de qué forma exactamente, pero había la

posibilidad.

Richard me

pregunto cómo podía contactarlo y bajo que circunstancias, no le dije mucho

acerca de Tomas, solo le dije que podía llegar a reunirnos con él gracias a los

contactos que tenía con un amigo, por lo que había oportunidad de poder

encontrarlo y hablar con él.

Richard me miro

desconfiado, pero después de unos momentos, me pidió que le dijera a ese

“amigo” que nos reuniera con nuestro padre sin importar que, parecía ansioso

por verlo.

No iba a aceptar

un “no” como respuesta, suspire un poco, para poder reunirnos con nuestro padre

iba tener que pedírselo a Tomas, y ni idea de que podría hacer este para poder

hacerlo posible y eso sin mencionar que no sabía si iba aceptar o no, había la

posibilidad, pero no estaba segura.

De todas formas

Richard ya se había alterado mucho y quería que hiciera posible esa reunión,

iba a tener que ver si era posible, le dije a Richard que iba a ver si podía

hacerlo, aunque no quedo del todo conforme con mi respuesta.

Mientras

arreglábamos un par de detalles en la sala, escuchamos la puerta sonar, alguien

la estaba tocando, Richard tardo unos segundos antes de caminar para poder

abrirla.

Me quede viendo

su espalda, y pensé en lo que podría hacer si veía a nuestro padre,

¿Reaccionaria del mismo modo que yo? Mis circunstancias fueron especiales, no

me espere esa reunión, pero Richard si lo estaría si llegáramos a reunirnos…

¿Reaccionaria igual?

Vi a Richard

abrir la puerta y conversar con la persona que estaba allí parada, pude ver de

reojo que se trataba de una mujer, pero Richard me tapaba.

—Teresa… te

buscan aquí —me dijo Richard.

— ¿A mí? —dije

involuntariamente mientras me levantaba del sofá de la sala.

—Sí, una mujer

llamada Mía.

¿Mía? ¿La hermana

de Vincent?

¿Qué hace aquí?

Es más… ¿Cómo supo donde vivo?

Tenía muchas

preguntas en mi cabeza, pero tras unos segundos de vacilación, camine para

reunirme con Mía, llegue a la puerta y pude ver a esta última, se veía igual de

bien que la última vez que la vi, tenía una camisa blanca con algunos adornos

dorados y una falda roja que le llegaba a las rodillas.

Pude ver las

miradas que le hacía Richard, obviamente le había gustado… y con razón.

—Hola Teresa, me

da gusto verte otra vez —me dio Mía mientras me sonreía.

—Igualmente —le

respondí.

— ¿Puedo pasar?

Tengo un par de cosas que hablar contigo.

—C-claro, pasa

—le dije mientras me hacía  a un lado

junto con Richard para darle paso a Mía, la cual paso dándonos las gracias.

—No, no me dijo

nada especifico, además de ver como estabas Teresa, también me dio algo de

curiosidad, ven, siéntate, hablemos un poco, quiero saber cómo va todo entre tú

y mi hermano —me dijo Mía, mientras se sentaba en mi cama, y palmeaba el lugar

a su lado.

Claramente quería

que me sentara junto con ella.

— ¿Por qué

quieres saber eso Mía? —le pregunte mientras caminaba hacia ella.

—Bueno Teresa, es

mi hermano del que estamos hablando, quiero saber con qué clase de chica se

involucró recientemente —me dijo Mía mientras me hacia una pequeña sonrisa.

Esa sonrisa me

recordó a Vincent.

Espero que él no

le haya dicho que tenemos algún amorío o algo así, conociéndolo, era muy capaz

de hacer tal cosa.

Quizás le metió

otras ideas a Mía, y al verme con Tomas quizás le preocupo que yo estuviera

engañando a su hermano a pesar de que en realidad Vincent y yo no teníamos ningún

tipo de relación, pero por cómo era Vincent de seguro le dio a entender esto a

su hermana.

Según Vincent, él

y su hermana no se llevaban nada bien, ni siquiera fue invitado al cumpleaños

de esta, pero aquí estaba Mía, preocupada de que pudiera hacerle daño a Vincent

con un posible engaño amoroso…

Bueno… al final

eran hermanos, no importa lo mal que se llevaban, al final ambos se

preocuparían por el otro y se apoyarían como debían hacer cuando surgiera la

necesidad, eran familia.

El pensar que Mía

estaba preocupada por Vincent y estaba aquí por esa razón me hizo tener una

mejor opinión de ella, Vincent debió exagerar con eso de que se llevaban

demasiado mal.

Me senté al lado

de Mía, y empecé a contarle cómo fue que yo y Vincent nos conocimos, omití

obviamente el hecho de que ese encuentro ocurrió debido al club nocturno al que

fui, y en su lugar lo cambie por otra cosa más “aceptable”, Mía me escucho de

forma atenta, y no me interrumpió, parecía tener mucho interés en saber todo

sobre mi y Vincent.

PDV Saint

La conversación

con Tomas fue más difícil de lo que espere, este último era terco, y necesite

de muchas maneras para poder hacer que olvidara esa nimiedad que hice como

darle el teléfono a Clara para que ella pudiera hablar con él.

Teresa me había

convencido de ir en persona hasta a su casa y hablar frente a frente, y ya que

estaba aquí, no iba a irme sin poder lograr mis objetivos.

Tomas no me lo

dejo fácil,  ambos nos golpeamos con

palabras, nos insultamos un poco, nos enojamos, salimos del lugar en donde

estábamos antes de volver y otras cosas…

Solo nos faltaba

darnos un beso para decir que éramos una pareja de casados que estaba

atravesando una pelea matrimonial… por suerte nadie nos vio en estos momentos,

sino daríamos mucho de qué hablar, yo actúa de forma juguetona con Tomas en

público, pero una cosa era eso y otra muy distinta lo que hacíamos ahora.

Duramos más de 1

hora hablando, creo que casi 2… pero al final después de muchas idas y vueltas

logramos reconciliarnos, aunque Tomas me advirtió varias veces que no debía hacer

lo mismo, sino conocería las consecuencias…

Finalmente

pareció perdonarme… esta discusión fue la más rara que tuve en mi vida… no

tanto por lo que se dijo, sino por la forma en la cual se dijo…

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