PDV
Teresa
Cuando
sentí la luz del sol iluminando mi rostro, empecé a abrir los ojos lentamente,
estaba algo adolorida por lo de ayer, ese hombre me uso como quiso durante el
resto de la noche.
Debía
admitir que tenía bastante energía, había escuchado que la mayoría de los
hombres solo aguantaban unos 30 minutos o un poco más como máximo, pero este
tipo aguanto mucho, mucho más.
Me uso
como quiso, y me hizo todo tipo de cosas, aun no podía creer lo que paso ayer,
“técnicamente” no seguía siendo virgen, pero “técnicamente” seguía siéndolo, tendría
que buscar a un experto para poder saber si seguía siendo virgen o no.
La
respuesta a esa pregunta yo no la tenía.
Me
levante lentamente y cuando estoy sentada, empiezo a sentir el dolor en mi
trasero.
Literalmente
me estaba quemando allí abajo, debido a mi petición, ese hombre solo me lo hizo
por atrás durante toda la noche.
Una y
otra vez, su miembro entro y salió de mi
trasero, y no solo su miembro, sino que también sus dedos… e incluso su lengua.
Toda esa maratón
que pase allí abajo, dejo mi trasero adolorido y “quemado”, en el momento
mientras lo hacía no lo sentí, quizás debido a la adrenalina, pero después de
que esta pasara, empecé a notar el dolor y el ardor.
Era como
una persona que hacía mucha actividad física y no sentía el dolor en los músculos
sino hasta después de que pasaran varias horas.
Mi
trasero no era lo único que dolía, mis músculos me estaban matando, hicimos
todo tipo de posiciones anoche, ese hombre no se contuvo para nada, en algunas
ocasiones hasta me sentí algo violada, ya que sentía como me usaba como una
muñeca.
—Dios mío…
y lo irónico es que tengo la oportunidad de hacerlo otra vez —murmuro, mientras
trato de relajarme para poder ver si el dolor se va.
Gracias a
mi petición, técnicamente seguía siendo virgen aun, por lo que podía vender mi
virginidad por segunda vez, había obtenido 300.000 dólares en la primera, y
quien sabe ¿Quizás podía obtener más a la segunda?
Solo fue
un pensamiento fugaz, la maratón que pase anoche fue más que suficiente por un
buen tiempo, me usaron de todo tipo de formas, y creo que ya tuve suficiente
por un buen tiempo.
Tenía
210.000 dólares, eso era suficiente para pagar el tratamiento médico de mi
madre, por lo que no estaba en apuros por vender por segunda vez mi virginidad.
— ¿Qué
pensara ese tipo de mí? —murmure mientras pensaba en el hombre que había
desvirgado mi trasero la noche de ayer.
Solo era
un desconocido que no volvería a ver en mi vida, pero aun así, había sido el
primer hombre con el cual había tenido sexo, el primero, y me había hecho
experimentar todo tipo de sensaciones nuevas, por lo que no iba a poder
olvidarlo fácilmente.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Vendiendo mi virginidad... AL CEO