PDV Teresa
Habían pasado varios días desde mi conversación con Daisy en mi casa, en ese tiempo logre comunicarme con Mía, y le pedí formas de poder contactar a Vincent.
Había tratado de llamarlo… pero de seguro me había bloqueado, las llamadas nunca me las atendía.
Si iba a su casa, de seguro me no me iba a abrir, tenía que buscar un modo de poder hablar con él, por suerte Mía tuvo la solución a mis problemas.
Ella me recomendó ir a la empresa que él administraba en persona y pidiera una cita con su secretaria, me dijo que usara otro nombre, al ser una cita de negocios en su oficina, no iba a poder escapar de mí.
La idea era muy buena, Mía incluso me dio una identificación falsa para poder dársela a la secretaria por si pedía si me lo pedía, de esa forma iba a poder fingir.
Me sentí muy agradecida con Mía, me estaba dando más ayuda de la que esperaba, incluso me dijo que se comunicaría con la secretaria para decirle que una buena socia suya iba a hacer una cita con su hermano y que debía tratarla bien.
Mía era alguien muy buena, al menos conmigo.
Después de tener todo listo, fui a una de las empresas del grupo empresarial Saint que Vincent administraba personalmente.
El lugar era una gran torre, debía tener quizás más de 100 metros de alto, en lo alto de la torre está escrita la palabra “Saint”, era llamativo, entre, y trate de pedir una cita, la secretaria me atendió amablemente, pero no pude ver a Vincent debido a que estaba muy ocupado.
Tuve que ir varias veces, pero era lo mismo, Vincent estaba muy ocupado, algo raro, en el tiempo que llevaba conociéndolo nunca se había esforzado mucho con el trabajo.
Había pasado casi 1 semana desde la subasta en la universidad, y después de varios intentos, finalmente pude programar una cita con Vincent en un momento en que estuviera disponible sin que nadie nos interrumpiera.
Llegue a la empresa y subí hasta el último piso donde se encontraba Vincent, el personal ya me reconocía, había venido varias veces la última semana, me encontré con la secretaria personal de este último, hable con ella y me hizo esperar por un tiempo.
—Ana, ya puedes pasar, el señor Saint te recibirá ahora.
—Bien, gracias —le dije a la secretaria mientras pasaba la puerta detrás de ella.
Al cruzar, encontré un pequeño corredor, camine rápidamente, llegue a la puerta, la respiración se me empezó a agitar, pero poco después abrí la puerta y entre.
Al pasar la puerta pude ver a Vincent, estaba mirando unos papeles en su escritorio, eche un par de miradas a su oficina, era muy grande, varias veces más grande que mi habitación, y estaba provista de muchas cosas.
Incluso había una televisión bastante grande, Vincent no se privaba de nada, fije mis ojos en él no había alzado su mirada todavía.
—Puede sentarse en la silla al frente mío, deme unos segundos para terminar de leer esto —me dijo Vincent, mientras movía un par de papeles.
No le respondí, y en su lugar camine hasta la silla enfrente de su escritorio, me senté y espere en silencio a que terminara lo suyo.
Me sentía incomoda y tensa, Vincent se veía igual que siempre, pero de seguro no estaba tan bien como aparentaba… él era bastante orgulloso, y las cosas que habían hablado en la internet sobre él de seguro lo golpearon bastante.
—Gracias por esperar —me dijo Vincent mientas ordenaba los documentos en sus escritorio y los echaba a un lado.
Después de decir esto último, Vincent alzo la mirada, su expresión era indiferente hasta que me miro, su expresión cambio al instante, se quedó congelado mientras me veía.
Lo salude con una sonrisa algo forzada, no supe exactamente como iniciar con esto.
Vincent no me respondió, y se me quedo mirando fijamente por unos segundos, fue poco tiempo pero se me hizo eterno, eso me hacía sentir incomoda.
—Vincent, Vincent —le dije mientras chasqueaba mis dedos enfrente de él.
— ¿Qué haces aquí? —me pregunto, despertando finalmente.
—Yo… solo quise venir a verte.
— ¿A verme? ¿Por qué?
— ¿Por qué? Pues para ver como estabas ¿Por qué otra razón vendría?
—Pues no lo sé Teresa, ¿Qué otra razón se te viene primero a la cabeza? Vamos, piensa, la mentira se te da muy fácil, vamos, piensa en algo más —me dijo con cierto sarcasmo.
—Vincent…
—Dijiste que viniste a ver como estaba Teresa, ¿Por qué fue eso? Debe ser porque la última vez que nos vimos descubrí el juego que estabas haciendo conmigo y con mi amigo, es muy bueno que te preocupes por mí de esa forma —su tono estaba lleno de cinismo.
—Vincent, estas siendo muy injusto conmigo, vine aquí para poder explicarte todo y ser sincera contigo por completo.
— ¿Sincera? Déjame preguntarte ¿Cómo entraste aquí?
— ¿Cómo?
—Si ¿Cómo?
—Pues…
—Déjame adivinar, le mentiste a mi secretaria para poder hacerlo ¿Cierto? Y no solo eso, sino que también te conseguiste una identificación falsa para poder hacerte pasar por otra persona, lo cual por cierto… es un delito… no lo sé Teresa, dices que quieres ser sincera, pero incluso antes de venir aquí ya has dicho varias mentiras seguidas una tras otra, y eso sin mencionar los delitos.
—Ahora mira Vincent, mira, por culpa de cierta “persona” que no pudo contener su lengua, todos en mi universidad se enteraron de que fui a un club a vender mi virginidad y mira lo que dicen de mi —le dije mientras le mostraba los comentarios.
Vincent miro el teléfono y frunció el ceño mientras miraba.
—Dime Vincent, ¿A ti te parece poca cosa que todos en tu universidad te pregunten a cuanto vendes la noche?
— ¿Eso te han dicho?
—También muchas otras cosas más, eso es solo un comentario ligero, y no solo eso, ¿A ti te parece poca cosa que tengas que buscar la forma de cómo explicarle a tu madre que fuiste a un club a venderte a un hombre desconocido? ¿Te parece poca cosa Vincent?
—Pues…
—No eres el único que lo ha pasado mal con todo esto, y adivina… ¿Quién crees que tiene la culpa de que ambos seamos los hazmerreir de la internet en estos momentos? ¿Quién crees que tiene la culpa?
— ¿Estas suponiendo que yo soy el que tiene la culpa de todo esto?
— ¿Suponiendo? No, tú tienes toda la culpa Vincent, ¿En qué pensabas cuando dejaste tu lengua suelta y empezaste a decirlo todo en público? ¿En que estabas pensando?
—Pues a ver si eres comprensiva Teresa, no podía pensar bien porque acaba de descubrir que me habían montado tremendos cuernos a mis espaldas con mi mejor amigo sin que yo me enterara, ¿Cómo pensabas que yo debía actuar?
— ¡Yo no te monte los cuernos Vincent! Tú y yo no estábamos juntos, y seguimos sin estar juntos.
—Lo estábamos en mi cabeza.
— ¿Y me vas a culpar por algo que paso en tu mente solamente?
—Pues sí, tu tampoco hiciste mucho para quitarme esos pensamientos, jugando conmigo con esa cara de inocente que tienes y dándome esperanzas o indicios de que podíamos llegar a algo, tu tuviste la culpa de que yo llegara a imaginarnos juntos.
— ¿Eres medio idiota? ¿Cuánto te di indicios de que podíamos estar juntos?
En todo este tiempo, al menos desde mi punto de vista, yo había evitado los avances de Vincent, ¿Cuándo le di índicos de que quería algo con él o que esto podía ser posible?
Los besos que nos dimos no contaban… él me los robo.
— ¡Todo el tiempo! Siempre estando tan pendiente de mí, o preocupándote por mis asuntos personales sin tener algún interés oculto por eso, y sin mencionar las otras cosas, tu tuviste la culpa de todo Teresa, me estuviste ilusionando y jugando todo este tiempo conmigo, pensaba que íbamos a poder estar juntos los 2, termine con todas mis novias por ti, y ahora estoy sin novias, sin ti, con exceso de trabajo, y siendo el hazmerreír del publico ¿Ya ves lo que ocasionaste Teresa? Todo fue culpa tuya, y lo peor que es que no eh escuchado todavía una disculpa.
Joder, vine aquí a tratar de arreglar las cosas pacíficamente, pero ahora me dieron ganas de golpearlo en toda la cara…
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: Vendiendo mi virginidad... AL CEO