Vendiendo mi virginidad... AL CEO romance Capítulo 15

PDV Saint

—Señor

Saint, esta es toda la información que hemos podido recopilar de esa chica —me dice

un empleado, mientras estoy comiendo mi almuerzo.

—Bien,

déjamelo en la mesa —le digo, mientras sigo comiendo.

El

empleado coloca varios papeles en la mesa, los observo por un rato, pero después

sigo comiendo, la chica no era tan importante como para interrumpir mi comida.

Después

de terminar mi almuerzo, me lavo las manos, me limpio la boca, y finalmente

empiezo a observar los documentos que mi empleado había dejado en la mesa de mi

comedor.

La

información allí es básica y simple, pero precisa, el nombre de la chica era

Teresa, tenía 19 años, estudiaba contabilidad en la universidad, y tenía un par de familiares vivos.

En los

documentos que me pasaron, también estaban detalles sobre su cuenta bancaria y

la situación económica de su familia.

Puedo ver

que no lo está pasando bien, no tiene padre, su madre sufre de una enfermedad,

y ella a pesar de sus trabajos no puedo pagar por completo todos los gastos de

su hogar.

Cuando

miro esa información, no puede evitar enojarme.

Esa

chica, está sufriendo bastantes dificultades económicas, y aun más que eso,

incluso su madre sufre de una enfermedad terminal, y necesita un tratamiento

costoso.

Con los

300.000 dólares que le ofrecí en la noche de ayer, hubiera sido suficiente para

poder cubrir todos sus gastos monetarios y le hubiera permitido salir de

dificultades, pero esa chica…

A pesar

de todas las dificultades y adversidades por las cual estaba pasando

actualmente, ella todavía no acepto

dormir conmigo, a pesar de mi generosa oferta y a pesar de todo lo malo que su

vida posee actualmente…

Incluso

con tantas adversidades, ella todavía no estaba dispuesta a estar conmigo...

Eso no solo me enoja, me irrita.

Cuando

pienso que Teresa, no estaba dispuesta a estar conmigo a pesar de todas sus

dificultades, un sentimiento empieza a nacer en mí, debía tener a esa chica, y

no solo la debía tener.

Él debía

tenerla gratis.

No quiso

acostarse conmigo a pesar de que pague, entonces estaría con él gratis, y le

privaría de su oportunidad de perder su virginidad para siempre.

Reviso

los documentos, la chica posee 2 trabajos los fines de semana, uno diurno y

otro nocturno, al ver esto, me proponga a hacerle una pequeña visita a su

trabajo nocturno.

Cuando

ella me vea, de seguro le dará una gran sorpresa, me propuse a mí mismo que esta

misma noche, la haría mía.

No solo

eso, me he propuesto que la voy a hacer rogar por mi cuerpo, mientras veo el

suyo cediendo lentamente por el placer, voy a hacerle rogar por que acepte

estar con ella, ella debía rogarme, solo así podría desquitarme la humillación

que sentí al ser rechazado por ella.

Todo sucedería

esta misma noche, y cuando pienso en esa chica cediendo ante mí, no puedo

evitar emocionarme, y despertar a mi “amiguito” que se encuentra debajo de mi

cintura.

—Tengo

que desquitarme un poco —murmuro, mientras voy al baño para poder tomar una

ducha y dejar salir toda mi emoción.

PDV

Teresa

El

desconocido que tomo mi virginidad anal el día de ayer se está acercando a mí,

tengo el fuerte impulso de huir, pero mi mente racional me detiene.

¿Huir? ¿A

dónde? Y es más, si huía, perdería su empleo, y eso era algo que no podía

permitirse.

—¿Hablar?

¿Qué vamos a hablar? No nos conocemos, ni siquiera sé tú nombre —le digo, en un

intento de que se vaya.

—Mi

nombre es Tomas, no pude decírtelo ayer, y de hecho, tenemos mucho de qué

hablar tú y yo.

— ¿Qué

tema tendríamos pendiente? —le pregunto.

—Quizás

las decenas de miles de dólares que terminaste perdiendo… debido a tu noche

conmigo —me dice, mientras pronuncia estas últimas palabras en voz baja.

—Maldición,

¿Por qué no dijiste nada ayer? ¿Por qué me dejaste….?

—Teresa,

tú fuiste la que entro en mi habitación por tu cuenta, y no solo eso, sino que además,

en base a lo que recuerdo, tú fuiste la que se arrodillo ante mí y…

Antes de

que Tomas pudiera terminar lo que iba a decir, me abalanzo contra él y le tapó

la boca con mi mano.

No quería

que dijera esas palabras en público.

Tomas

solo se me quedo mirando por un breve instante, pero acto seguido, él se

abalanza contra mí, y usa sus manos para levantarme por encima de la barra tras

la cual estaba debido a mi ocupación como cajera de la tienda.

No puedo

evitar dejar salir un grito, ahora Tomas me está sosteniendo en sus brazos… y

en público.

Algunos

clientes que estaban viendo algunos artículos notan el escándalo y voltean sus

miradas hacia nosotros.

Empiezo a

sentir pena debido a la escena que estamos armando.

Otros

empleados también me miran, no sé qué pensaran ante esta situación.

—Si no

quieres que siga hablando de lo que compartimos tú yo, entonces lo mejor será

que vengas conmigo a hablar —me dice Tomas, susurrando estas palabras.

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