Vendiendo mi virginidad... AL CEO romance Capítulo 172

PDV Teresa

Tarde un tiempo en reaccionar, pero cuando asimile todo por fin, termine lanzando un grito involuntario.

Cuando me levante esta mañana, no esperaba eso.

Mi grito termino despertando a Tomas, el cual se movió en la cama, poco despues abrió los ojos, y alzo la mirada en mi dirección.

— ¿Qué es lo que pasa Teresa? —me pregunto, mientras se acomoda y se levantaba un poco de la cama.

Cuando hizo esto, pude notar unos rasguños que tenía en su espalda, no eran pequeños en realidad.

Al verlo recordé como fue que le clave las uñas varias veces cuando dormimos anoche…

Quise decir algo, pero antes de poder hablar, escuche como alguien trataba de abrir la puerta.

Al escuchar esto, tanto Tomas como yo, giramos nuestras miradas hacia la puerta, vimos que alguien trataba de abrirla, por suerte no pudo hacerlo, parece que tenía seguro.

—Le pase el seguro anoche despues de que te dormiste —me dijo Tomas poco despues.

Ya veo… que buena idea tuvo…

Empezamos a escuchar voces que provenían desde afuera, no las reconocí, pero eran de mujeres… quizás era el personal del servicio, y eran más de 1, escuche como hablaban entre sí.

— ¿Hay alguien allí? —pregunto 1 de las mujeres de afuera.

Me acorde de que estábamos aquí de forma ilegal, bueno, más o menos, la reservación de Mía termino anoche, por lo que este sitio debió estar vacío… pero Tomas y yo seguíamos aquí.

¿Y ahora qué hacemos?

Gire mi mirada hacia Tomas, y este último solo coloco 1 de sus dedos enfrente de sus labios, reconocí que quería que guardara silencio con este gesto.

Le hice caso, y no dije nada más, las mujeres que debían ser del servicio, continuaron hablando y tocando la puerta, pero al final se fueron.

Di un suspiro de alivio, no estaba presentable por ahora y no quería dar excusas.

— ¿Por qué no me despertaste para irnos? —le pregunte a Tomas.

—Estaba cansado y no quería moverme, me dormí poco después de que tú lo hiciste.

—Debiste despertarme para irnos, nos esperaban en mi casa… mi madre… ¡Mierda! ¡Mi mama! ¡¿Dónde está mi teléfono?!

—No te agites tanto, está en la mesa —me dijo Tomas mientras señalaba una mesa cerca de la cama.

¿Cómo llego allí? No importa.

Camine rápidamente y tome el teléfono, lo encendí y al hacerlo pude ver el terror en persona… tenia 30 llamadas perdidas de mi mama, y aún más mensajes, y no solo era ella, también mi hermano.

Incluso tuve un mensaje de Mía, en el cual ella me preguntaba en donde estaba, que mi mama le estaba preguntando una y otra vez por mí y quería ubicarme, me dijo que fue algo molesto.

También Vincent fue incluido allí, me pregunto dónde estaba, mi mama había armado algo grande por mi ausencia.

Suspire mientras colocaba mis manos en mi cabeza, ahora lo que me esperaba en mi casa no iba a ser algo muy bueno.

Mientras estaba así, sentí que alguien me jalaba, Tomas se había levantado y me jalo hacia él, nuestros cuerpos ahora estaban pegados.

Pude sentir su erección mañanera entre mis piernas.

Quiso besarme, antes de que lograra hacerlo, lo empuje y me aleje de él, fue todo muy rápido.

— ¿Qué haces? —me pregunto.

— ¿Qué haces tú?

—Quiero que me compenses por lo que hiciste anoche.

— ¿Lo que hice anoche?

—Sí, fuiste muy egoísta ayer y solo querías hacerlo a tu manera, ahora quiero hacerla a la mía ahora.

Me dieron ganas de tirarle algo en la cara, pero no era momento.

—No hay tiempo para eso Tomas, debemos irnos.

— ¿Por qué la prisa Teresa? Si tenemos tiempo de sobra.

— ¿Tiempo de sobra? Mira los mensajes que me han enviado, ¿Te parece que podemos seguir tardando en aparecer?

Le di mi teléfono a Tomas y este último lo tomo y se quedó viéndolo, poco después alzo la mirada para verme.

—Bueno Teresa, ya han esperado toda la noche por nosotros, no pasara si nos tardamos 1 hora más, no habrá diferencia alguna.

Esta vez no me contuve, fui a la cama, tome una almohada y se lance en la cara.

—Ya no digas más y solo ve a vestirte para que nos vayamos.

— ¿No puedes complacerme a mí por 1 vez Teresa? Ayer yo lo hice contigo, estamos juntos, solos y con una cama cerca, deberías…

La lance otra almohada en la cara antes de que pudiera terminar de decir lo que quería.

— ¡No digas más y vístete! Iré al baño a terminar de lavarme —camine en dirección hacia el baño al decir eso último.

—Bien, pero me la debes Teresa, voy a cobrármela en el futuro.

Ignore ese último comentario de Tomas y entre en el baño, ambos duramos un tiempo en estar listos por completo, pero despues de terminar de vestirnos, salimos de la habitación.

Una pena que justo en el momento de salir, nos encontráramos con las empleadas del hotel, tenían un par de llaves y parecían estar a punto de entrar en la habitación donde nos encontrábamos.

Al ver a mí y a Tomas Salir de la habitación, se nos quedaron mirando raro, me avergoncé un poco debido a sus miradas, por suerte para mí, no le hice caso a Tomas, de lo contrario, nos hubieran encontrado en pleno acto…

El momento fue incomodo, pero solo momentos después, Tomas me tomo de la mano y me jalo con él, salimos de la habitación mientras las empleadas nos veían, no nos dijimos nada de nada.

Salimos rápidamente del hotel de Mía, atrajimos algunas miradas de desconocidos, llegamos al auto de Tomas, nos montamos, y nos fuimos hacia mi casa.

En el camino sentí algunas leves molestias en cierta zona de abajo… eso me hizo recordar que había perdido la virginidad anoche, debido a todo lo agitado de lo de esta mañana, no pude prestar mucha atención a eso.

Me costó bastante evadir el tema, y más porque Mía y Vincent también se pusieron a hacer preguntar incomodas, fue difícil, por suerte Tomas me ayudo y pudimos decir una excusa algo creíble.

Todo quedo como si Tomas y yo hubiéramos ido a pasear por la ciudad, y este último me mostro una par de cosas que estaban en su patrimonio.

— ¿Qué fue lo que te mostro exactamente Teresa? —me pregunto Vincent.

—Nada, solo un par de cosas nada más.

—Aja, pero dime ¿Qué exactamente?

Maldición.

—Le mostré mi avión privado Vincent, ya lo conoces, ¿Por qué preguntas tanto?

—Solo curiosidad nada más, ya que Teresa ya vio el avión… ¿Puedes decirme el nombre Teresita?

— ¿El nombre?

—Sí, el nombre.

¿Cuál era? Yo lo había visto cuando estuve con Tomas.

—Creo que era un MD-80.

—Ese es el modelo, quiero el nombre.

—No lo sé, ¿Crees que me fije en eso cuando estuve allí?

—Deberías si fueras una persona atenta.

—Ya déjala Vincent, dime ¿Tú te sabes el nombre del avión privado que tienes? —le pregunto Daisy a este último.

—Pues…

—Ya, es suficiente por hoy, lo importante es que Teresa ya está aquí ¿Cierto? Tengo cosas que hacer, por lo que me despido —Mía después de decir eso último, dijo unas palabras y poco despues camino para irse.

Vincent también se le unió, despues de despedirse, se fue junto con Mía.

Poco después ambos se fueron de mi casa.

—Teresa, no quiero que vuelvas a hacerme eso ¿Entendiste? Estuve preocupada, la próxima vez habla por teléfono.

—Perdón mama, me quede sin batería, y no se me ocurrió.

—Todavía sigo sin creer esa historia tuya Teresa, ¿Cómo no pudiste darte cuenta de todas las llamadas que te hicimos? —me dio mi hermano.

—Ya déjame en paz, fue puro descuido nada más, ya estoy aquí, eso es lo que importa.

—Les prometo que eso no volverá a pasar, la próxima vez, haremos todo aquí.

No sé por qué, pero pude notar algo de doble sentido con esas palabras que dijo Tomas.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Vendiendo mi virginidad... AL CEO