PDV Teresa
—Hola Daisy —es lo primero que le digo Daisy despues de contestar mi telefono.
—¡Teresa! ¡Tengo buenas noticias! —me dice Daisy, obviamente esta muy emocionada.
Puedo suponer cuales son las buenas noticias a las cuales se refiere.
—¿Cuáles son Daisy? —le pregunto.
—Tuve que ponerme practicamente de rodillas ante mis jefes, pero despues de mucho rogar, pude convencerlos de dejarte vender tu virginidad en el club otra vez ¡¿No es maravilloso?! —me dice Daisy, con su voz cargada de emocion.
—Ya veo, ciertamente lo es Daisy.
—¿Qué pasa Teresa? ¿Por qué no estas emocionada? —me pregunta Daisy, quien se habia dado cuenta de que algo estaba mal por mi tono de voz.
—No, si lo estoy Daisy, estoy que brinco de alegria
—¿En serio? ¿Entonces por que siento que algo esta mal —me dice Daisy.
Esta amiga mia a veces parecia que tuviera un sexto sentido en ella.
—Pues… hay algo que debo comentarte Daisy —le digo, mientras mi voz empieza a llenarse de pena.
—¡No! —me grita Daisy a traves del telefono.
—¿No? —murmuro, incapaz de entender por que Daisy grito.
—¡No me digas que te vas a echar para atrás Teresa! —me grita Daisy.
—Pues… —murmuro apenada.
—¡Teresa! —me grita Daisy.
—¡Perdon, perdon, perdon! ¡No voy a poder ir al club esta noche! —le digo a mi amiga.
—¡¿Por qué no?! —me grita Daisy.
—Pues… surgieron algunos asuntos Daisy, no puedo contartelos aun, te contare todo despues.
—¡¿Tienes idea de lo que tuve que hacer para que los del club te aceptaran?!
—Me lo imagino, pero de verdad no puedo, hoy no, yo, ¡Te prometo que ire despues! —le digo a Daisy, en un intento de calmarla.
Cuando Tomas escucha mis palabras, me mira y alza una ceja.
Me pongo nerviosa, no se a quien de los dos complacer.
—¿Cuándo sera ese “despues” Teresa? —me pregunta Daisy.
—Pronto Daisy, hay primero unos asuntos que tengo que atender.
—¿Cuáles asuntos?
—No puedo discutir eso aquí Daisy, te lo contare todo mas tarde, te lo prometo.
—Mas te vale, no pienso retirarme despues de todo lo que tuve que pasar para poder conseguirte tu lugar en el club.
—Perdon por eso.
—¡Mas te vale que tu excusa sea buena! —me grita Daisy.
—¡Lo es, lo es! ¡Cuando me escuches entenderas todo!
—¡Mas te vale! —me grita Daisy, antes de colgar el telefono.
—Dios mio —suspiro, mientras pienso en que voy a decirle a Daisy.
Se habia esforzado por conseguirme otro lugar en el club, pero ahora yo le estaba diciendo que no iba a poder tomarlo… me dio mucha pena con mi amiga.
—¿Hay algun problema? —me pregunta Tomas.
—Bien, lo revisare despues de que salga de mi segundo empleo —le digo.
—Bien, regresemos —me dice Tomas, quien acto seguido, coloco su mano en mi cintura.
Cuando note esto, lo aparte de inmediato, lo cual lo dejo sorprendido una vez mas.
—¿Qué pasa? —me pregunto Tomas.
—Deja de agarrarme alli abajo —le digo mientras hago un puchero.
—¿Pero no habiamos acordado que serias mi novia? —me pregunto Tomas.
—Acordamos que seria tu novia de alquiler, no tu novia, y aun no firmamos el contrato ¿Lo olvidaste?
—Desde luego que no lo olvide.
—Bien, hasta que no lo firmemos, no podras actuar como si fuesemos novios, ¿De acuerdo?
—Esta bien, esta bien, lo que tú digas, vamos a tu trabajo, te acompañare.
—No es necesario, puedo ir yo sola.
—Estas poniendo a prueba mi paciencia ¿Lo sabias? ¿Por qué no puedo acompañarte de regreso a la tienda?
—¿Por qué tienes que acompañarme en primer lugar? No soy una niña, de seguro tienes muchas ocupaciones que hacer, ve a realizarlas, no quiero que mi jefe te vea conmigo otra vez —le digo a Tomas, mientras le hago gestos para que se vaya por otro lado.
Puedo notar que esto le molesta en base a su expresion, pero no tengo razones para cambiar de opinion.
—Aun no eh firmado ningun contrato, por lo que todavia podia tratarlo como quisiera —pense mientras lo miraba.
—Bien, me ire —me dice Tomas.
—Gra… —antes de que lograra terminar lo que iba a decir, Tomas me tomo por la cintura… otra vez, me jalo hacia él y me dio un beso, y no fue un beso ligero, sino que incluso empezo a jugar con el interior de mi boca con su lengua.
Quise golpearlo para que se detuviera, pero no pude juntar fuerzas para hacerlo.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Vendiendo mi virginidad... AL CEO