Vendiendo mi virginidad... AL CEO romance Capítulo 23

PDV Tomas

— ¿Reunirnos?

¿Para qué? —pregunto.

— ¿Para qué?

Obviamente para hablar tonto, ¿Acaso no somos “Bestfriends forever”? —me dice

con un obvio tono chistoso.

—Como sea, estoy

libre de todas formas, ¿Dónde nos vamos a reunir? —le pregunto.

— ¿Qué te parece

en ese restaurante al cual suelo ir con una de mis novias? —me dice.

Cuando escucho

esto, recuerdo al instante que Vincent tiene 8 novias actualmente, no sé cómo

tiene tiempo o energía para salir con tantas mujeres al mismo tiempo.

2 ya era

complicado, 3 era demasiado, pero sostenible… pero ¿8? Eso ya era un nivel que

él no estaba dispuesto a llegar jamás.

—Bien, iré allá,

¿A qué hora nos vemos? —le pregunto.

—Encuéntrame allá

en la tarde, te pasare la hora por mensaje en unos momentos —me dice Saint.

— ¿Por qué no

ahora? —le pregunto.

—Tengo que

arreglar algunas cosas y tengo que cuadrar los horarios.

— ¿Los horarios?

—Sí, voy a

encontrarme con 2 de mis novias después de verte, así que tengo que cuadrar

bien mí tiempo y además tengo que ir a cierto lugar esta noche.

—No sé cómo puedes

tener paciencia para andar con tantas mujeres al mismo tiempo —le digo mientras

suspiro y me monto en mi vehículo.

Mi chofer empieza

a conducir poco después, mientras Saint sigue hablando.

—Tomas, está en la

naturaleza de los hombres el que le gusten muchas mujeres, ¿Por qué solo estar

o conformarme con una cuando puedo tener varias al mismo tiempo?

—Eso suena

demasiado trabajo Vincent, de por si satisfacer 1 sola es complicado, no quiero

imaginar 8.

—Eso solo lo dices

por decirlo Tomas, ¿Con cuantas mujeres has llegado a estar el mismo tiempo?

—me pregunta Vincent.

¿Cuántas al mismo

tiempo? No sé por qué, pero de inmediato me pongo a pensar en esto.

—Creo que unas 3

—le respondo.

— ¿3? Eso es muy

poco Tomas, no sabes el placer que pueda dar tener varias opciones, lo que una

no pueda hacer por ti, otra lo hará, y así sucesivamente.

—Ese es mi limite

Vincent, más de eso no puedo controlar bien.

— ¿Ah no? Que

lastima, lástima que seas un maniaco del control que siempre debe tener la

última palabra.

— ¿No eres tú

igual a mí? —le pregunto con cierta ironía.

— ¡Claro! Creo que

por eso nos llevamos muy bien, por cierto, hay cierto tema que debo tratar

contigo —me dice, estas últimas palabras las pronuncia en un tono serio.

Eso despierta mi

curiosidad.

— ¿A cuál tema te

refieres? —le pregunto, no era normal que Vincent se pusiese serio de esa

forma.

—Te lo contare en

nuestra cita, no llegues tarde… cariño.

—Vincent, no

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Vendiendo mi virginidad... AL CEO