PDV Teresa
— ¡Ya llegue!
—digo, mientras entro a mi casa.
Un instante
después de entrar busco con la mirada a mi hermano, no lo veo en la sala,
suelto un suspiro de alivio al pensar en la posibilidad de no tener que
excusarme ante él.
Camino para ir a
mi habitación, pero solo después de avanzar un par de pasos, escucho a alguien
pronunciar mi nombre.
Ese alguien era mi
hermano.
Me giro para poder
verlo, está parado en la entrada de la cocina, se me queda viendo fijamente.
— ¿Qué hiciste
anoche? —me pregunta.
—Nada en especial
Richard, Daisy y yo solo estuvimos hablando toda la noche —le digo, mientras
camino hacia él.
—No me gusta que
me llames así, llámame por mi apodo —me dice Richard.
—Ya supera el
asunto Richard, ¿Qué hiciste de comer? —le pregunto, mientras camino para
entrar en la cocina.
Mi hermano se
llamaba igual que mi padre, desde que nos abandonó, él empezó a odiar su
nombre, le hacía recordarlo, por lo que empezó a llamarse a sí mismo por un
tonto apodo, “Rick”, le gustaba que lo llamaran así, pero me parecía estúpido.
Mi madre le siguió
el juego, pero yo no, había millones de
Richards en el mundo, uno más o uno menos no hacia diferencia, me parecía
estúpido ese intento de cambio de nombre que se hacía.
—Hay arroz y un
poco de carne, sírvete —me dice mientras me mira entrar a la cocina.
—Bien, te tomare
la palabra —le digo, mientras veo las ollas en la cocina y voy hacia ellas.
—Dime exactamente
que hicieron tú y Daisy —me dice Richard mientras me ve servirme la comida.
—Ya te dije, solo
hablamos —le respondo.
— ¿Sobre qué
hablaron? —me pregunta.
—Cosas de chicas,
no te interesan.
—Me interesan,
habla y cuéntame todo.
De verdad que esa
actitud me enoja, ¿Quién dijo que tenía que decirle todo acerca de mi vida?
Necesitaba mi privacidad y no iba a decirle que cosas privadas había hablado
con mis amigas.
—Ya deja el rollo
Richard, no te voy a decir que hablamos Daisy y yo —le digo, mientras me siento
a comer.
Mi comida
consistía en arroz con un poco de carne molida, no era nada llamativo, pero era
suficiente.
— ¿Daisy no trato
de convencerte de hacer nada raro? —me pregunto Richard, mientras se sienta
conmigo.
Si tan solo
supieras…
Por alguna razón a
Richard no le caía bien Daisy… la consideraba demasiado “liberal” y Richard era
del pensamiento conservador, o al menos así era con respecto a mí, por lo que
quizás consideraba a Daisy como una mala influencia.
Si solo se
enterara de lo que hice anoche… lo más seguro es que explote.
—Richard, Daisy y
yo solo hablamos de nuestras cosas nada más, que tú y ella no se lleven bien no
es asunto mío, deja de interrogare como si hubiese salido con un criminal o
algo parecido —le digo mientras le muestro una expresión enfadada para que
corte su interrogatorio.
—No deberías
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