— ¡Al fin
llegaste! ¡Ven! ¡Siéntate! —me dice Vincent, mientras me señala el asiento
frente a él.
Me dan ganas de
matarlo en estos momentos, pero con mucho esfuerzo logro contener mi enojo y me
siento con él.
Las demás personas
nos ven, pero esto deja de importarme en un instante y me enfoco en Saint.
— ¿Por qué
tardaste tanto? —me pregunta Vincent mientras me mira.
—Tienes suerte de
que haya venido —le respondo mientras frunzo el ceño.
—Vamos, no seas
así conmigo —me dice Vincent, mientras me mira con ojos de gato, o al menos un
intento de esos ojos.
—Ve al grano
Vincent ¿Por qué querías que nos reuniéramos? —le pregunto.
— ¿Acaso necesito
una razón para que nos reunamos entre amigos? —me pregunta.
—Vincent.
—Bien, bien,
tampoco tienes que ser tan serio —me dice.
—Habla de una vez
—le digo de forma tajante.
—Bien, escucha
atentamente, porque lo que te voy a decir a continuación, te hará estallar.
—Habla.
—Dios mío, déjame
al menos ser algo dramático.
—Vincent…
—Bien, bien…
escucha, “ella” me ha estado contactando… quiere hablar contigo —me dice
Vincent, quien al decir estas últimas palabras finalmente muestra una expresión
seria.
Cuando escucho a
Vincent mencionar a “ella” se de inmediato a quien se refiere, no puedo evitar
sentir una oleada de enojo, creo que esta se filtra en mi expresión, pero trato
de disimularlo.
— ¿Qué has hablado
con ella? ¿Qué le has dicho? —le pregunto, mientras trato de mantenerme
imperturbable.
—Nada importante,
parece que está sorprendida de que de verdad hayas podido cortar toda
comunicación con ella, al no tener forma de poder contactarte, ha recurrido a
mí para tratar de pasarte su mensaje —me dice Vincent.
— ¿Y cuál es ese
mensaje? —le pregunto.
—No lo sé.
— ¿No lo sabes?
—No, preferí no saber nada hasta consultarte a ti
sobre que debería hacer.
—Ya veo…
—Dime Tomas…
¿Deseas escuchar lo que “ella” tiene que decirte? —me pregunta Vincent.
—No –le respondo
de forma firme.
— ¿Estás seguro?
—Sí, no quiero
saber nada de ella —le digo mientras lo miro fijamente.
—Está bien, si eso
es lo que quieres —me dice Vincent.
—Eso quiero.
—Bien, cambiando
de tema, ¿Sabes que voy a hacer hoy en la noche? —me pregunta Vincent,
cambiando de tema al instante.
—No me interesa
—le respondo mostrando mi obvia falta de interés.
—Vamos, adivina
que hare —me dice Vincent, quien insiste en el tema.
—Bien… ¿Qué vas a
hacer? —le pregunto.
—Trata de adivinar.
—Vincent…
—Bien, bien, voy a
ir a buscar a un restaurante a una inepta chica que me desprecio —me dice
Vincent.
— ¿Una chica que
te desprecio? —murmuro con mi tono cargado de sorpresa.
Eso no me lo
esperaba.
—Sí, ¿Puedes
creerlo? ¡A mí! ¡De entre todas las personas me desprecio a mí! —me dice
Vincent, por su tono puedo notar que está indignado.
—Cálmate y
explícame la situación de forma correcta —le digo a Vincent, mientras me pica
la curiosidad.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Vendiendo mi virginidad... AL CEO