PDV Saint.
— ¿Cómo se verá
esa chica cuando le vea en mi cama esta noche? Espero que cumpla mis
expectativas —pienso, mientras espero a una de mis novias, la cual debería
estar por llegar.
Teresa hasta donde
pude llegar a ver, tenía un buen cuerpo, no al nivel que uno podría decir
perfecto o algo parecido, pero si tenía un buen cuerpo, ¿Cómo se verá desnuda?
El pensar en tener
a Teresa en mi cama esta noche, calienta mucho mi cuerpo, y antes de que me dé
cuenta ya estoy erecto allí abajo.
Por suerte esto
sentado y el mantel de la mesa está ocultando mis partes íntimas… de otro modo…
—Espero que ella
no note lo excitado que estoy —pienso, mientras veo como una de mis 8 novias
llega al restaurante y es atendida en la recepción.
Su nombre era
Raquel, llevamos… no sé, ¿Cuánto? ¿1 año? Debía ser aproximadamente ese tiempo,
quizás un poco más.
El recepcionista
deja entrar a Raquel al restaurante, y tras una breve búsqueda, me ve y camina
hacia mí.
Alzo la mano para
saludarla mientras le sonrió, me devuelve la sonrisa mientras llega junto a mí
y se sienta en el asiento enfrente de mí.
La saludo con un
beso en los labios con el cual le meto la lengua hasta el fondo, tras un par de
cortos segundos me separo de ella y la miro fijamente.
— ¿Esperaste
mucho? —dice Raquel, mientras el camarero llega junto a nosotros para tomar
nuestras órdenes.
—No mucho, un
amigo mío me ayudo a pasar el tiempo mientras esperaba, paso bastante rápido
—le digo, mientras reviso el menú.
— ¿En serio? Que
bien, por lo menos no te aburriste esperando —me dice Raquel.
—Bien, ¿Qué voy a
comer, que voy a comer? —murmuro, mientras pienso que ordenar.
Honestamente no
tenía mucha hambre, es decir, ya había comido anteriormente junto con Tomas
hace poco tiempo atrás, por lo que no tenía mucho espacio para más comida.
Ahora que lo
pienso, quizás no deba comer demasiado… después de salir de Raquel tengo que
comer con otra de mis novias… ella diría algo si ve que no como… nunca pensé
que la comida fuese un problema.
—Escucha… te llame
hoy porque tengo algo que decirte —me dice Raquel, mientras me mira fijamente.
En base a la
expresión que está haciendo en estos momentos, puedo notar que lo que sea que
quiera decirme es algo muy serio, por lo que me da curiosidad.
—Tráiganos una
comida ligera de la primera lista del catálogo —le digo al camarero, mientras
le paso el menú y mientras miro fijamente a Raquel.
El camarero toma
mi menú y el de Raquel y poco después se va, dejándonos a solas a los 2.
— ¿Qué es lo que
tienes que decirme? —le pregunto a Raquel, la cual parece nerviosa.
¿Que pasara? Tengo
curiosidad.
—Escucha… esto no
fue planeado, nunca espere que esto pasara en realidad —me dice Raquel,
mientras gira su mirada, evitando el contacto visual conmigo.
—Ya veo… pero ¿Qué
está pasando? ¿Puedes ser clara? Di lo que debas decir Raquel, puedes contar
conmigo para cualquier cosa —le digo mientras la miro y junto mis manos junto
con las de ella en el centro de la mesa, espero pacientemente su respuesta.
Una de las cosas
que había aprendido con el tiempo al estar con tantas mujeres, era que muchas
por lo general se sentían atraídas y cómodas con un hombre que las hiciera
sentir “seguras” y que pudiese resolver cualquier situación.
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