Vendiendo mi virginidad... AL CEO romance Capítulo 35

PDV Teresa

Cuando escuche a

este hombre decir que había sido el mismo que compro mi virginidad la noche de

ayer, mi mente se quedó en blanco por un instante, mientras continuaba

procesando las palabras que había dicho.

Cuando él me dijo

esto, había podido recordar que había sido él, la persona que ofreció los

300.000 dólares por mí, ganando la subasta contra el quincuagenario o

sexagenario que había tratado de comprarme.

Logre recuperar mi

mente unos instantes después, y solo puedo pensar en una cosa… ¿Qué hace este

hombre aquí?

Es más… ¿Cómo sabe

mi nombre? Nunca se lo había dicho, ¿Cómo lo sabe?

—Teresa ¿Estas

bien? Parece que viste un fantasma —me pregunto este joven mientras sonríe.

Ahora que

recuerdo, dijo que se llamaba Vincent, Vincent Saint, tengo que recordarlo.

— ¿Q-que haces

aquí? —esas fueron las únicas palabras que pude pronunciar.

— ¿Qué hago aquí?

—Sí, ¿Q-que

h-haces aquí? —le pregunto, mientras lo miro fijamente.

— ¿Qué clase de

preguntas es esa Teresa? Obviamente vine aquí a comer...

—Ah, es cierto,

esto es un restaurante, quizás fue solo casualidad —pienso, mientras veo como

Vincent termina de pronunciar sus palabras.

—Y también vine

por ti —termina de decir Vincent, mientras me mira.

Su mirada me pone

algo nerviosa, ¿Qué fue lo que dijo?

¿Vino aquí por mí?

¿Por qué? ¿Sera que…?

— ¿Viniste por…

mí? —murmuro mientras lo miro.

—Así es —me

responde.

— ¿Es por… lo que

paso anoche? —pregunto mientras recuerdo lo que paso ayer.

En la noche de

ayer, después de que él compro mi virginidad, yo debí haber ido a su habitación

para estar con él esa noche… sin embargo, debido a mi embriaguez, termine por

tomar el corredor equivocado… y en vez de estar con él esa noche, estuvo con

Tomas… lo que llevo a la relación algo extraña que ambos teníamos actualmente.

Yo debí estar con

él la noche de ayer, pero estuvo con Tomas, lo deje plantado, y si mal no

recuerdo, creo que Daisy me dijo que Saint se había ido enojado debido a que lo

deje plantado anoche.

¿Seguirá enojado

conmigo? ¿Fue por eso que vino aquí?

—Teresa, ayer me

dejaste plantado, eso no me gustó mucho —me dijo Vincent.

—Perdón por eso,

no… no fue a propósito —le dije, mientras trataba de adivinar si estaba enojado

o no.

— ¿Puedes decirme

porque fue  que no viniste conmigo?

Sabes, está muy emocionado por mi noche contigo, me había preparado de forma

especial, imagina mi sorpresa cuando vi que no te apareciste y me dejaste

plantado —me dice Vincent.

—No fue a

propósito, es solo que cometí un error, fui muy tonta —le digo, mientras pienso

como puedo salir de esta conversación.

Frente a mi estaba

el hombre que sabía de mis actividades nocturnas, no quería que nadie de mi

circulo se enterase de lo que había hecho ayer en el club, y si Saint

continuaba en el restaurante y seguía charlando conmigo me arriesgaba que mis

compañeras se enterasen de lo que sucedió.

Su ellas se

enteran, lo más probable es que rieguen el rumor, y antes de que me dé cuenta,

mi hermano y mi madre podrían enterarse por diferentes medio, e incluso mis

compañeras de la universidad podían terminar por enterarse también.

No quería que

nadie sepa lo que había hecho.

— ¿Puedes sentarte

y decirme que fue lo que ocurrió? ¿Cuál fue ese “error” que cometiste? —me

pregunta Vincent.

Por Dios, ni loca

le voy a contar que termine durmiendo con otro hombre por error, quizás incluso

puede que termine enojándose por eso, algunos hombres eran extrañamente

posesivos y si se enterara de que estuve con alguien más  en lugar de él podría terminar haciendo quien

sabe qué tipo de cosas para hacerme la vida imposible.

Puede que si se entere

de que sigo siendo técnicamente “virgen” se empeñe en dormir conmigo para poder

sentir que le gano al otro hombre con el cual estuve.

No era nada raro

que algo así pasara, los tipos ricos como él por lo general podían tener algún

tipo de fetiche extraño… el hecho de que frecuentara clubes nocturno para

comprar vírgenes era una prueba de ello.

—Antes de decirte

eso... ¿Puedo preguntar cómo es que sabes mi nombre? Nunca te lo dije —le digo

a Vincent, tratando de desviar el tema de la conversación.

—Vamos, primero

dime cual fue tu error, y luego yo te diré como supe tu nombre Teresa —me dice

Vincent con una sonrisa mientras señala el asiento enfrente de él.

Obviamente quiere

que me siente a hablar con él… ¿Acaso olvido que estoy trabajando en estos

momentos?

averiguando sobre lo que pasó la noche de ayer.

— ¿Acosando?

Obviamente que no, ¿En serio piensas que me dedicaría a acosar a una chica que

ni siquiera conozco? ¿Piensas que no tengo nada mejor que hacer? —me pregunta

Vincent, parece ofendido.

Bueno, tiene razón

en esto, ¿Por qué acosaría a una chica desconocida? Tendría que tener algo raro

en él para llegar a hacer esto.

—Entonces ¿Por qué

estás aquí? ¿Cómo llegaste a encontrarme? —le pregunto.

—Teresa, este es

un restaurante, vengo aquí cada sábado, y este sábado no es la excepción,

cuando vine me llamaste la atención, y después de pensarlo un poco pude

reconocerte, eso fue todo, fue simple casualidad diría yo —me dice Vincent.

¿Casualidad? Si él

viene cada sábado… ¿Entonces por qué no lo había visto antes?

Quizás se deba a

que yo tengo el turno nocturno y él venía en las mañanas.

—Ya veo, ¿Todo fue

casualidad entonces?

—Así es, pero

ahora que ya te respondí, ven aquí y cuéntamelo todo, quiero saber por qué no

viniste conmigo, me debes dos preguntas, espero que me dejes satisfecho con tus

respuestas —me dice Saint, mientras señala el asiento enfrente de él.

¡Carajo! ¿Cómo

salgo de esta ahora? Alguien que me ayude.

—Vamos Teresa, no

te voy a dejar huir de mi —me dice Vincent con una sonrisa.

— ¿Qué hago? ¿Qué

hago? ¿Qué mentira sería más creíble? —pienso, mientras trato de inventarme algo.

No era muy buena

mintiendo de forma espontánea, no se me ocurría que decir.

Mientras estoy

ocupada en mis pensamientos, mi cuerpo me traiciona, y sin que yo pueda hacer

algo para evitarlo… mi estómago ruge… de un modo que no esperaba.

El ruido que hace

me despierta, mis mejillas se ruborizan, Saint se me queda viendo con obvia

sorpresa en sus ojos, el sonido que hizo mi estómago fue muy fuerte, es incluso

más fuerte que los rugidos que han hecho los estómagos de otros hombres como mi

hermano cuando tienen hambre.

Saint me sigue

mirando sorprendido, no es mi culpa que mi estómago ruga así… llevaba más de 7

horas sin comer nada de nada, estaba que me moría de hambre.

—P-perdón por eso,

y-yo… no eh comido en mucho…

— ¿Tienes hambre?

¿No has comido nada? —me pregunta Saint, mientras se levanta y se coloca justo

frente a mí, nuestros rostros están muy cerca el uno del otro, sus ojos me

miran fijamente sin ninguna intención de desviarse a otro lado.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Vendiendo mi virginidad... AL CEO