PDV Teresa
Cuando escuche a este hombre decir que había sido el mismo que compro mi virginidad la noche de ayer, mi mente se quedó en blanco por un instante, mientras continuaba procesando las palabras que había dicho.
Cuando él me dijo esto, había podido recordar que había sido él, la persona que ofreció los 300.000 dólares por mí, ganando la subasta contra el quincuagenario o sexagenario que había tratado de comprarme.
Logre recuperar mi mente unos instantes después, y solo puedo pensar en una cosa… ¿Qué hace este hombre aquí?
Es más… ¿Cómo sabe mi nombre? Nunca se lo había dicho, ¿Cómo lo sabe?
—Teresa ¿Estas bien? Parece que viste un fantasma —me pregunto este joven mientras sonríe.
Ahora que recuerdo, dijo que se llamaba Vincent, Vincent Saint, tengo que recordarlo.
— ¿Q-que haces aquí? —esas fueron las únicas palabras que pude pronunciar.
— ¿Qué hago aquí?
—Sí, ¿Q-que h-haces aquí? —le pregunto, mientras lo miro fijamente.
— ¿Qué clase de preguntas es esa Teresa? Obviamente vine aquí a comer...
—Ah, es cierto, esto es un restaurante, quizás fue solo casualidad —pienso, mientras veo como Vincent termina de pronunciar sus palabras.
—Y también vine por ti —termina de decir Vincent, mientras me mira.
Su mirada me pone algo nerviosa, ¿Qué fue lo que dijo?
¿Vino aquí por mí? ¿Por qué? ¿Sera que…?
— ¿Viniste por… mí? —murmuro mientras lo miro.
—Así es —me responde.
— ¿Es por… lo que paso anoche? —pregunto mientras recuerdo lo que paso ayer.
En la noche de ayer, después de que él compro mi virginidad, yo debí haber ido a su habitación para estar con él esa noche… sin embargo, debido a mi embriaguez, termine por tomar el corredor equivocado… y en vez de estar con él esa noche, estuvo con Tomas… lo que llevo a la relación algo extraña que ambos teníamos actualmente.
Yo debí estar con él la noche de ayer, pero estuvo con Tomas, lo deje plantado, y si mal no recuerdo, creo que Daisy me dijo que Saint se había ido enojado debido a que lo deje plantado anoche.
¿Seguirá enojado conmigo? ¿Fue por eso que vino aquí?
—Teresa, ayer me dejaste plantado, eso no me gustó mucho —me dijo Vincent.
—Perdón por eso, no… no fue a propósito —le dije, mientras trataba de adivinar si estaba enojado o no.
— ¿Puedes decirme porque fue que no viniste conmigo? Sabes, está muy emocionado por mi noche contigo, me había preparado de forma especial, imagina mi sorpresa cuando vi que no te apareciste y me dejaste plantado —me dice Vincent.
—No fue a propósito, es solo que cometí un error, fui muy tonta —le digo, mientras pienso como puedo salir de esta conversación.
Frente a mi estaba el hombre que sabía de mis actividades nocturnas, no quería que nadie de mi circulo se enterase de lo que había hecho ayer en el club, y si Saint continuaba en el restaurante y seguía charlando conmigo me arriesgaba que mis compañeras se enterasen de lo que sucedió.
Su ellas se enteran, lo más probable es que rieguen el rumor, y antes de que me dé cuenta, mi hermano y mi madre podrían enterarse por diferentes medio, e incluso mis compañeras de la universidad podían terminar por enterarse también.
No quería que nadie sepa lo que había hecho.
— ¿Puedes sentarte y decirme que fue lo que ocurrió? ¿Cuál fue ese “error” que cometiste? —me pregunta Vincent.
Por Dios, ni loca le voy a contar que termine durmiendo con otro hombre por error, quizás incluso puede que termine enojándose por eso, algunos hombres eran extrañamente posesivos y si se enterara de que estuve con alguien más en lugar de él podría terminar haciendo quien sabe qué tipo de cosas para hacerme la vida imposible.
Puede que si se entere de que sigo siendo técnicamente “virgen” se empeñe en dormir conmigo para poder sentir que le gano al otro hombre con el cual estuve.
No era nada raro que algo así pasara, los tipos ricos como él por lo general podían tener algún tipo de fetiche extraño… el hecho de que frecuentara clubes nocturno para comprar vírgenes era una prueba de ello.
—Antes de decirte eso... ¿Puedo preguntar cómo es que sabes mi nombre? Nunca te lo dije —le digo a Vincent, tratando de desviar el tema de la conversación.
—Vamos, primero dime cual fue tu error, y luego yo te diré como supe tu nombre Teresa —me dice Vincent con una sonrisa mientras señala el asiento enfrente de él.
Obviamente quiere que me siente a hablar con él… ¿Acaso olvido que estoy trabajando en estos momentos?
— ¿Acosando? Obviamente que no, ¿En serio piensas que me dedicaría a acosar a una chica que ni siquiera conozco? ¿Piensas que no tengo nada mejor que hacer? —me pregunta Vincent, parece ofendido.
Bueno, tiene razón en esto, ¿Por qué acosaría a una chica desconocida? Tendría que tener algo raro en él para llegar a hacer esto.
—Entonces ¿Por qué estás aquí? ¿Cómo llegaste a encontrarme? —le pregunto.
—Teresa, este es un restaurante, vengo aquí cada sábado, y este sábado no es la excepción, cuando vine me llamaste la atención, y después de pensarlo un poco pude reconocerte, eso fue todo, fue simple casualidad diría yo —me dice Vincent.
¿Casualidad? Si él viene cada sábado… ¿Entonces por qué no lo había visto antes?
Quizás se deba a que yo tengo el turno nocturno y él venía en las mañanas.
—Ya veo, ¿Todo fue casualidad entonces?
—Así es, pero ahora que ya te respondí, ven aquí y cuéntamelo todo, quiero saber por qué no viniste conmigo, me debes dos preguntas, espero que me dejes satisfecho con tus respuestas —me dice Saint, mientras señala el asiento enfrente de él.
¡Carajo! ¿Cómo salgo de esta ahora? Alguien que me ayude.
—Vamos Teresa, no te voy a dejar huir de mi —me dice Vincent con una sonrisa.
— ¿Qué hago? ¿Qué hago? ¿Qué mentira sería más creíble? —pienso, mientras trato de inventarme algo.
No era muy buena mintiendo de forma espontánea, no se me ocurría que decir.
Mientras estoy ocupada en mis pensamientos, mi cuerpo me traiciona, y sin que yo pueda hacer algo para evitarlo… mi estómago ruge… de un modo que no esperaba.
El ruido que hace me despierta, mis mejillas se ruborizan, Saint se me queda viendo con obvia sorpresa en sus ojos, el sonido que hizo mi estómago fue muy fuerte, es incluso más fuerte que los rugidos que han hecho los estómagos de otros hombres como mi hermano cuando tienen hambre.
Saint me sigue mirando sorprendido, no es mi culpa que mi estómago ruga así… llevaba más de 7 horas sin comer nada de nada, estaba que me moría de hambre.
—P-perdón por eso, y-yo… no eh comido en mucho…
— ¿Tienes hambre? ¿No has comido nada? —me pregunta Saint, mientras se levanta y se coloca justo frente a mí, nuestros rostros están muy cerca el uno del otro, sus ojos me miran fijamente sin ninguna intención de desviarse a otro lado.
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