Vendiendo mi virginidad... AL CEO romance Capítulo 46

PDV Teresa

Cuando llegue a mi casa, tuve la intención de ir al encuentro de mi amiga y

hablar con ella de todo lo que me había pasado el día de hoy, pero lo que

encontré cuando llegue fue un ambiente tenso entre ella y mi hermano.

Daisy desde que nos volvimos amigas en la secundaria, nunca se había

llevado bien con Richard, ambos era polos opuestos por así decirlo.

Daisy era una persona muy liberar que hacia las cosas como ella quería, y

Richard quien tenía pensamiento conservador la veía como una mala influencia

para mi… de hecho incluso llego a decir una vez que Daisy era una zorra y que

debía mantenerme alejada de ella.

Naturalmente no le hice ningún caso a lo que Richard dijo, ni siquiera

considere hacerle caso ni por un momento.

Daisy era mi amiga más cercana y más valiosa, y por obvias razones no iba a

hacerle caso a lo que Richard llegara a decir o a pensar de ella.

A pesar de todos los años transcurridos, Richard y Daisy simplemente no

parecían poder llevarse bien en ningún sentido, no importa que tanto se

conocieran entre sí, no parecían congeniar en lo absoluto, de hecho, mientras

más se conocían, peor se llevaban al parecer.

Hubo un tiempo en que trate de poder lograr que ellos 2 se volvieran amigos

o que al menos no se odiaran, pero pronto me di cuenta de que esto no sería

posible, el problema no era Daisy, sino Richard quien tercamente seguía considerando

a Daisy como una mala influencia para mí.

El ambiente a mi alrededor era muy tenso, a pesar de que abrí la puerta,

ninguno de los 2 pareció haberse dado cuenta de mi llegada y seguían mirándose

con odio entre sí.

Daisy tenía una vestimenta bastante ligera, solo tenía un par de

pantaloncillos cortos que no le llegaban a las rodillas y eso dejaba sus

piernas expuestas, su camisa tampoco llegaba a cubrir  todo su cuerpo y dejaba su ombligo al

descubierto, en el cual poseía un tatuaje pequeño.

La ropa que Daisy tenía en estos momentos era muy ajustada, hacía que sus

curvas y sus proporciones se notaran fácilmente con esa ropa tan ajustada que

llevaba, se veía muy sexy, y más cuando su camisa era tan escotada y  tenia parte de su pecho al descubierto, más

específicamente la zona de su nacimiento.

Esta vestimenta sensual y atrevida era usual en Daisy, y precisamente era

algo que enojaba a Richard de pensamiento conservador, en el pasado le había

dicho a Daisy para evitar problemas con mi hermano, cuando viniera a mi casa se

pusiera una ropa que le cubriera más piel, pero Daisy me dio sin ninguna

vacilación que no lo haría.

El que a mi hermano le gustara o no como se vestía, no era problema suyo, y

no iba a cambiar su vestuario solo porque a mi hermano no le gustaba como es

que ella se vestía.

Sabía que no iba a lograr que Daisy cambiara de opinión, por lo que no insistí,

por lo que incluso cuando venía a mi casa, venía con esas combinaciones

atrevidas y las mostraba frente a mi hermano… a veces pensaba que lo hacía a

propósito, pero deseche este pensamiento al instante en ese momento.

Alguien como Daisy que le importaba una mierda lo que otros pensaran de

ella no se molestaría en hacer este tipo de cosas, y menos por un conservador

como Richard.

No pude seguir soportando este ambiente tenso, por lo que tome la puerta y

la cerré de sopetón, provocando un ruido que asuste a ambos, lo cual hizo que

giraran sus miradas al mismo tiempo para poder verme a mí.

Ambos seguían sorprendidos del ruido que provoque y al verme no me hablaron

al instante, por lo que solo camine hacia Daisy y la tome de la mano.

—Vamos a mi habitación —le dije a Daisy mientras hacía que se levantara del

sofá.

—Oye Teresa ¿Por qué llegaste tan tarde? ¿Tienes idea de que hora es? Es

casi media noche ¿Dónde estabas? —me pregunto Richard mientras caminaba hacia mí

y me detenía.

—¿Dónde estaba? Trabajando ¿Dónde más estaría? —le dije a Richard, mientras

me giraba para verlo.

—Su suponía que salías a las 11 de tu trabajo, pero son casi las 12, es imposible

que tardaras tanto para llegar a casa, ¿Dónde estuviste todo este tiempo? —me

pregunto Richard mientras fruncía el ceño y me miraba.

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