Vendiendo mi virginidad... AL CEO romance Capítulo 56

PDV Teresa

— ¿En qué lugar vamos a reunirnos con Tomas? —me pregunto Daisy mientras me miraba.

—Es en un restaurante que queda cerca de mi trabajo en la tienda de comestibles, lo conoces, hemos ido a comer allí un par de veces —le dije a Daisy.

—Ah, la verdad es que no me acuerdo muy bien —me dijo Daisy mientras parecía estar pensando en el lugar al cual me refería.

—No importa, de todas formas vas a venir conmigo y podrás verlo.

—Cierto por cierto ¿Qué vas a darme comer mañana?

—Ya veremos, no esperes algo muy complicado —le dije a Daisy mientras me giraba y acomodaba mi cabeza en la almohada.

—Vamos, tienes que complacerme, recuerda que soy tu invitada.

—Eso no significa que deba ser tu cocinero personal —el dije a Daisy mientras me giraba para verla.

—Qué mala eres Teresa, ¿Si sabes que renuncie a dormir en mi cama por estar contigo?

—Cielos, que sacrificio tan grande, ya duérmete de una vez, ya son la 1 de la mañana, y debemos dormir para estar frescas cuando nos encontremos con Tomas —le dije a Daisy mientras dejaba de mirarla y cerraba los ojos.

—Bien, pero recuerda que al menos debes darme un desayuno decente.

—Lo tendré en mente, ya duérmete.

—Bien, bien, lo hare —me dijo Daisy mientras sentía como se giraba en la cama.

Después de que Daisy me dijo estas últimas palabras, despeje mi mente y estaba lista para dormir, pero solo instantes después, escuche como tocaban la puerta.

—Teresa —dijo Richard, quien estaba tocando la puerta en estos momentos.

—Dios, ¿Ahora que quiere ese tonto? —dijo Daisy quien estaba obviamente molesta debido a la aparición de Richard.

—No lo sé, no hicimos nada de ruido —murmure mientras abría mis ojos y miraba la puerta.

¿Qué podría querer ahora Richard? Ya habíamos guardado silencio, ¿Qué quiere ahora?

— ¿Qué quieres Richard? —le pregunte a Richard en un tono algo molesto.

—Te estás buscando en la puerta —me dijo Richard.

¿Me están buscando? ¿Quién? Era la 1 de la mañana, y no esperaba a nadie ¿Quién podría ser?

— ¿Quién me busca? —le pregunte a Richard.

—Un… hombre, me dijo que se llama Vincent, Vincent Saint ¿Lo conoces? —me pregunto Richard.

Cuando oí estas últimas palabras, sentí una descarga en todo mi cuerpo, ¿Vincent estaba en mi casa? ¿Me estaba buscando? ¿Por qué?

Nos despedimos hace más o menos 1 hora, ya debió haberse ido a su casa, ¿Por qué estaba aquí?

Y más importante que todo lo demás ¿Por qué me estaba buscando?

—Obviamente vamos a ir las 2 el encuentro con Saint, no podemos dejarlo esperando allí en tu sala —me dijo Daisy.

— ¿Y por qué tu vienes conmigo? —le pregunte a Daisy.

—Tengo curiosidad por ver a uno de los hombres que tienes engatusados, no quiero perderme esto, y además, también podemos aprovechar para poder hablar temas de negocios —me dijo Daisy.

— ¿Temas de negocios? ¿A qué te refieres? —le pregunte a Daisy.

—Conmigo presente, podres discutir esa oferta de trabajo que Saint te ofreció, si las escucho de sus labios podre estar segura de que no piensa hacerte algo mientras trabajas como su secretaria —me dijo Daisy.

Ah, ya veo, con Daisy a mi lado podría estar en una mejor posición ante Saint, anteriormente ella había podido darse cuenta de los trucos ocultos que Tomas hizo en el contrato que me envió, por lo que podría descubrir cualquier intención oculta que Saint pudiera llegar a tener.

Cuando pensé en estos, vi que era una buena idea el que Daisy me acompañara a mi encuentro con Saint.

—Bien, vamos Teresa, levántate y vamos rápido a encontrarnos con Saint —me dijo Daisy mientras aplaudía y me miraba.

— ¿Ahora? Pero estamos en bata, primero pongámonos algo mas —le dije a Daisy.

—No seas mojigata Teresa, no hay problema con esto que llevamos, además ¿Viste la ropa con la cual vine a tu casa? Esta bata que tengo cubre más piel que ese conjunto con el cual vine —me dijo Daisy mientras se tocaba la bata que llevaba y me hacía señas para que la observara.

Bueno, eso era cierto, esa bata que Daisy tenía cubría más que ese conjunto revelador con el cual llego a mi casa y que de seguro enojo mucho a mi hermano.

—Bien, vamos Teresa, levántate y vamos al encuentro con tu perseguidor —me dijo Daisy mientras volvía a aplaudir.

—Bien, bien, ya voy —le dije a Daisy mientras me levantaba y caminaba hacia la puerta para poder ir a nuestro encuentro con Saint.

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