Vendiendo mi virginidad... AL CEO romance Capítulo 55

PDV Richard

Estaba bastante enojado, Teresa me había hecho muchas cosas el día de hoy,

primero fue que estuvo en Dios sabe qué lugar la noche de ayer, después de eso

trajo a la zorra de Daisy a mi casa, y encima de eso llego tarde por alguna

razón que no me quiso explicar.

Estaba muy frustrado, mi madre estaba en el hospital y Teresa no quería

cooperar conmigo en ningún sentido.

Cada vez se ponía más rebelde conmigo, en lugar de obedecerme como debería

hacer y escucharme a mí, su hermano mayor quien era el hombre de la casa,

prefería hacer lo que se le antojara y hacerle caso a esa zorra de Daisy que

solo Dios sabe que le estaba diciendo al oído.

Esto era muy frustrante, y no ayudo en nada a que esas 2 hicieron un

escándalo en la habitación de Teresa mientras estaban juntas.

Mañana tenía que ir a mi empleo, y tenía que levantarme temprano, ya de por

si me acosté muy tarde esperando a Teresa y teniendo que lidiar con Daisy, y

ahora esas 2 no me dejaba dormir con sus escándalos por lo que no tuve más

opción que ir a callarlas y evitar que siguieran  hablando de quien sabe que cosas.

Quería saber qué clase de cosas le estaba diciendo esa zorra de Daisy a mi

hermana pero no tenía forma de saber, y además no tenía tiempo, necesitaba

dormir y necesitaba que se callaran, por suerte para mí, ambas hicieron caso a

al primer grito y se callaron como les dije.

Por suerte, Teresa me hacía caso en ciertas ocasiones, es una lástima que

no fuera todo el tiempo.

Después de callar a Teresa y a Daisy, me propuse a regresar a mi habitación

para poder dormir, pero antes de que poder hacerlo ir a la cocina y comer algo

para poder dormir mejor.

Fui rápidamente y me prepare una merienda ligera, y mientras estaba allí,

escuche como el timbre de la casa sonaba.

Este sonido me sorprendió, no esperaba a nadie a estas horas, ya era la 1

de la mañana, por lo que nadie debía venir, ¿Quién podría ser?

Yo no esperaba a nadie, por lo que solo podría ser…

Que Teresa, estaba esperando a alguien… o ese alguien había venido por

Teresa.

Cuando pensé en que alguien vino buscando a mi hermana a estas horas de la

noche, termine por imaginar que era un hombre, y cuando pensé en esto me enoje.

Un hombre buscando a mi hermana a la 1 de la mañana en su casa, cuando

pensé en esto, la primera imagen que se me vino a mi mente era que Daisy la

estaba llevando por un mal camino, convirtiéndola en una zorra al igual que

ella.

Este pensamiento me enojo mucho, por lo que fui enojado hacia la puerta

para poder decirle al posible hombre que buscaba a mi hermana que se largara y

que no volviera a aparecer aquí.

Estaba de mal humor por todo lo que había pasado reciente, y necesitaba una

forma de poder desquitarme, por lo que estaba listo para poder hacerlo con el

idiota que de seguro Daisy le encontró a Teresa.

Fui a la puerta, tome la perilla y abrí la puerta de sopetón, preparado

para espantar a quien sea que estuviera allí parado.

Pero cuando la abrí la puerta, me quede sorprendido, debido a la persona

quien estaba delante de mí.

Era un hombre, justo como imagine, pero no era cualquier hombre, nuestras

alturas eran similares por lo que nuestros ojos quedaron en la misma dirección,

y ambos nos miramos fijamente cuando abrí la puerta.

A pesar de que este hombre era igual de alto que yo, no pude evitar

sentirme… pequeño… en comparación con este tipo.

Este hombre era muy atractivo, tenía un porte y un aura que hacían parecer

de la nobleza o algo parecido, su cuerpo era esbelto pero se notaba que era

atlético, el mío también era similar al suyo, pero a él le quedaba mucho mejor

que a mí.

Estaba impecablemente vestido, y su ropa elegante combinado con su físico

atractivo y ese porte noble que tenía me hacían sentir muy inferior, sentí esto

en el primer momento en que lo vi, por lo que termine por quedarme callado

cuando lo vi a los ojos, tenía intención de explotar con él, pero su presencia

me había sorprendido tanto que termine quedándome callado.

Ese hombre me miro con indiferencia, tal y como miraría a un extraño, y

acto seguido, abrió su boca para poder hablar.

—Estoy buscando a Teresa, necesita darle algo ¿Tú eres su hermano? —me dijo

el hombre parado delante de mí.

Conocía a Teresa y vino aquí por ella, justo como pensaba en un principio,

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Vendiendo mi virginidad... AL CEO