Vendiendo mi virginidad... AL CEO romance Capítulo 74

PDV Teresa

Tomas me saco a rastras de la orgia en la cual Daisy me había metido, estaba caminando muy rápido, yo tenía tacones por lo que me costó el poder seguirlo.

— ¡Tomas! ¡Tomas! ¡Más despacio! —le dije a Tomas mientras trataba de no caerme mientras me jalaba.

— ¡Silencio! —me grito Tomas, su tono era muy enfadado.

¿Por qué estaba tan enojado? ¿Qué le había hecho? Nuestra relación era… algo complicada, estábamos discutiendo para ser novios de alquiler, pero eso era una relación falsa, no una de verdad, no éramos una pareja de verdad como él le dijo a todos los presentes en la orgia de la fiesta de Daisy, y ni siquiera éramos amigos.

¿Por qué estaba enojado? Esto raro.

Mientras Tomas continuaba jalándome por el camino, recordé las palabras que Daisy me había dicho de forma involuntaria.

Daisy me dijo que Tomas, quería poseerme, quería convertirme en su propiedad, siendo esta la verdadera razón por la cual me ofreció ese acuerdo con el cual quería impedir que vendiera mi virginidad otra vez a un grupo de desconocidos.

Tomas hizo todo esto con el fin de poder evitar dicha situación, pero ahora me descubrió en medio de una orgia don 2 hombres casi desnudos a cada lado mío y ambos tenían un erección totalmente visible.

Empecé a recordar muchas cosas, los hombres como Tomas eran excéntricos y muy orgullosos, Daisy me dijo que quería poseerme, el orgullo de Tomas y ese sentimiento de querer convertirme en su…”esclava” como dijo Daisy… quizás eran las razones por las cuales se terminó enojando tanto cuando me vio en medio de una orgia, sin haberle dicho nada.

Quizás sintió que estaba perdiéndome de alguna manera, y eso le hizo sentirse amenazado y lo hirió en su orgullo ¿habrá sido eso la razón por la cual se enojó tanto conmigo?

Mientras pensaba en esto, termino por tropezar debido a que ya no pude seguirle el ritmo a Tomas, tenía tacones, y él caminaba muy rápido y me jalaba por si fuera poco, no podía seguirle el ritmo de esta manera.

A pesar de mi tropieza, gracias al agarre e Tomas, logre evitar caerme, pero esto ya había sido demasiado, no podía seguir así, y Tomas al parecer quería seguir avanzando a pesar de mi anterior tropiezo.

—Ya basta Tomas, no puedo seguir así, me duelen los pies —le dije a Tomas, mientras me negaba a caminar como él quería.

Tomas al escuchar mis palabras, me fulmino con la mirada, me asuste cuando esos ojos se encontraron con los míos, esa mirada parecía ser una mirada asesina y eso me daba miedo.

Tomas solo instantes después, me jalo hacia un callejón que estaba justo a nuestro lado, no me había dado cuenta que estaba allí hasta que Tomas me hizo adentrarme con él en su interior.

El callejón estaba oscuro, y Tomas me lanzo contra la pared y me rodeo con ambos brazos.

Ahora ambos estábamos solos en medio de la oscuridad del callejón sin nadie cerca de nosotros, no podía evitar sentirme nerviosa mientras miraba a Tomas el cual me fulmino con su mirada.

—Tomas… —murmuro, mientras lo miraba nerviosa.

— ¡¿En qué demonios estabas pensando?! —me grito Tomas mientras fruncía el ceño y continuaba mirándome con esa mirada asesina.

—Yo…

— ¡¿Qué demonios hacía en esa fiesta?! —me grito Tomas, su voz era sonaba muy fuerte y más cuando estábamos cerca.

Estaba nerviosa, ver a Tomas en ese estado me ponía de los nervios y todo mi cuerpo estaba tenso y sentía mis piernas temblar.

Pensaba que Tomas me diría algo a continuación pero en lugar de eso se acercó a mí y me beso de la nada.

Su beso fue muy intenso, demasiado, pude sentir como su lengua recorría mi boca en todas partes y jugaba con la mía como quería, le beso solo duro un par de segundos antes de Tomas finalmente despegara sus labios de los míos.

Empecé a exhalar muy fuerte instantes después, Tomas no me dio descanso y me costó respirar mientras me besaba, pero no me dio mucho tiempo para poder volver a la normalidad, ya que pronto volvió a besar y usar su lengua para jugar con mi boca.

—T-tomas —murmure, en un breve espacio en el cual él despego su boca de mí.

Tomas no me dejo descanso, y en su lugar continúo besando con demasiada intensidad, y no fue lo único que hizo, ya que uso su mano derecha para poder colocar las mías por encima de mi cabeza, sujetándolas e impidiéndome moverlas de algún modo.

También coloco su pierna justo en medio de las mías… muy cerca de mi área intima.

—Eres mía Teresa… más vale que lo recuerdes —me dijo Tomas, cuando finalmente despego sus labios por unos segundos de los míos.

No pude contestar, ya que Tomas no me dio tiempo, y volvió a besarme mientras su pierna se iba cada vez más cerca de mi zona intima entre mis piernas, y no fue lo único, ya que su otra mano, la mano que tenía libre, fue directo a mi cintura y empezaba a acercarse a mis nalgas.

Estábamos solo nosotros 2 en este callejón oscuro, no había nadie cerca… empezaba a temer que Tomas quisiera repetir nuestro último encuentro nocturno justo aquí y ahora en plena calle.

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