PDV Teresa
Tomas me estaba mirando bastante raro en estos momentos, parecía querer
preguntarme algo, pero no me importo, parece que estaba hablando algún asunto
de negocio, eso obviamente era muy importante, mucho más que yo, así que decidí
dejarlo solo para que pueda atender esos asuntos importantes que debía atender.
Mientras Tomas me miraba, me gire, salí disparada a la calle, saliendo del
callejón donde Tomas me había metido.
— ¡Teresa! ¡¿A dónde vas?! —me pregunto Tomas mientras me perseguía.
—Me voy a mi casa Tomas, ya es muy tarde y estoy cansada —le dije a Tomas
mientras continuaba caminando.
—Aún no hemos terminado de hablar tú y yo —me dijo Tomas mientras me tomaba
del brazo, deteniéndome en seco.
—Yo si eh terminado Tomas, ya te explique que no estuve allí en esa fiesta
a propósito, Daisy me llevo allí con engaños ¿Qué más tenemos que hablar?
Además parece que tienes cosas importantes que hablar con esa persona del
teléfono —le dije a Tomas mientras le señalaba el teléfono en su mano.
Podía escuchar la voz de un hombre que estaba llamando a Tomas en estos
momentos, se podía notar que tenía mucho interés en hablar con este.
—Aún no hemos terminado Teresa, y además no me has dicho si vas a firmar el
contrato o no, te di hasta mañana y no me das ningún respuesta —me dijo Tomas
mientras nos mirábamos.
—Tomas, quiero irme a mi casa, no tenemos nada más de que hablar ahora, la
noche ha sido larga y quiero irme a dormir, arregla tus asuntos, te llamare
mañana —le dije a Tomas mientras me sacudía su agarre de mi brazo.
—Teresa… —me dijo Tomas, mientras se acercaba a mí.
Al ver como Tomas se acercaba, recordé como fue que me lanzo contra la
pared en el callejón y empezó a besarme, me entro miedo de que lo hiciera otra
vez, no sabía si podría quitármelo de encima como antes, la primera vez fue
bastante difícil, Tomas besaba bastante bien y cuando me tocaba así, mi cuerpo
recordaba todas esas sensaciones que me hizo sentir cuando estuvimos solos en
ese cuarto del club… y eso se sentía bien en realidad.
No podía controlar lo que mi cuerpo sentía por Tomas, eso ya lo había
comprobado en el callejón, por lo que era mejor mantener mi distancia de él
para evitar cualquier accidente.
Recordaba muy bien las palabras que Daisy me dijo, si pierdo mi virginidad
o tengo intimidad de cualquier tipo con cualquier hombre, incluido Tomas,
entonces el acuerdo que él me ofreció quedaría inválido, y tendría que sufrir
las consecuencias de eso.
Me aleje de Tomas, este último cuando vio esto pareció sorprenderse, pero
no se rindió y volvió a tratar de acercarse a mí, por lo que tuve que
mantenerlo a raya con mi mano, la cual puse en su pecho para mantener la
distancia.
—Tomas, por favor, no trates de forzar las cosas, ¿De acuerdo? Ya te dije
que te llamaría mañana y ya te aclare lo que me preguntaste con respecto a la
fiesta, déjame descansar por ahora y no me presiones más por favor —le dije a
Tomas mientras nos mirábamos.
Cuando Tomas escucho mis palabras, frunció el ceño, no sabía si se había
enojado o no, creí que trataría de insistir, pero al final suspiro, pareció
rendirse con sus intenciones.
—Bien Teresa, no te diré nada más, esperare hasta mañana, te llevare a casa
para que puedas descansar —me dijo Tomas mientras trataba de tomarme de la
mano.
—No es necesario, puedo ir a mi casa por mi sola —le dije a Tomas,
esquivando su agarre.
—Teresa, estas poniendo a prueba mi paciencia, eso no me está gustando —me
dijo Tomas, quien volvió a fruncir el ceño.
—Solo quiero ir a mi casa por mí misma a descansar Tomas —le respondí.
—Tengo mi auto no muy lejos de aquí, puedo llevarte a tu casa de forma
segura, ya es muy tarde, y de esa forma puedo ver que llegues sin que te pase
nada —me dijo Tomas.
—Puedo cuidarme sola Tomas, además mi casa no esta tan lejos de aquí, puedo
ir caminando, y prefiero hacerlo, tengo cosas que pensar —le dije a Tomas.
—Entonces déjame acompañarte, si esta tan cerca como dices, déjame
acompañarte, así podre estar más tranquilo si te dejo en tu casa por mí mismo
—me dijo Tomas.
—Tomas, no presiones más, quiero ir sola, ¿Por qué no puedes escucharme y
hacerlo que quiero? Solo quiero ir sola a mi casa para poder pensar y contigo a
mi lado no podre hacerlo —le dije a Tomas.
Tomas al oír mis palabras volvió a hacer una expresión muy fea, no parecía
nada contento.
—Bien, bien Teresa, te escuchare por esta vez, te dejare marchar, pero
cuando llegues a tu casa tienes que llamarme para poder saber que llegaste bien
¿Entendiste? —me pregunto Tomas mientras miraba fijamente.
Sus ojos eran bastante intensos.
—Sí, ya entendí Tomas, lo hare —le respondí.
Se sentía como si le estuviera pidiendo permiso para poder ir a mi propia
casa…
—Recuérdalo, a penas llegues me llamas, si dentro de 1 hora no recibo tu
llamada, iré por ti ¿Entendido? —me pregunto Tomas, parecía que no iba a
aceptar un “no” como respuesta.
—Sí, lo entiendo Tomas, te escuchare lo prometo, dentro de 1 hora te
llamare —le dije a Tomas, mientras me preguntaba como iría por mi si no lo
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Vendiendo mi virginidad... AL CEO