Vendiendo mi virginidad... AL CEO romance Capítulo 79

PDV Teresa

Tomas me estaba mirando bastante raro en estos momentos, parecía querer preguntarme algo, pero no me importo, parece que estaba hablando algún asunto de negocio, eso obviamente era muy importante, mucho más que yo, así que decidí dejarlo solo para que pueda atender esos asuntos importantes que debía atender.

Mientras Tomas me miraba, me gire, salí disparada a la calle, saliendo del callejón donde Tomas me había metido.

— ¡Teresa! ¡¿A dónde vas?! —me pregunto Tomas mientras me perseguía.

—Me voy a mi casa Tomas, ya es muy tarde y estoy cansada —le dije a Tomas mientras continuaba caminando.

—Aún no hemos terminado de hablar tú y yo —me dijo Tomas mientras me tomaba del brazo, deteniéndome en seco.

—Yo si eh terminado Tomas, ya te explique que no estuve allí en esa fiesta a propósito, Daisy me llevo allí con engaños ¿Qué más tenemos que hablar? Además parece que tienes cosas importantes que hablar con esa persona del teléfono —le dije a Tomas mientras le señalaba el teléfono en su mano.

Podía escuchar la voz de un hombre que estaba llamando a Tomas en estos momentos, se podía notar que tenía mucho interés en hablar con este.

—Aún no hemos terminado Teresa, y además no me has dicho si vas a firmar el contrato o no, te di hasta mañana y no me das ningún respuesta —me dijo Tomas mientras nos mirábamos.

—Tomas, quiero irme a mi casa, no tenemos nada más de que hablar ahora, la noche ha sido larga y quiero irme a dormir, arregla tus asuntos, te llamare mañana —le dije a Tomas mientras me sacudía su agarre de mi brazo.

—Teresa… —me dijo Tomas, mientras se acercaba a mí.

Al ver como Tomas se acercaba, recordé como fue que me lanzo contra la pared en el callejón y empezó a besarme, me entro miedo de que lo hiciera otra vez, no sabía si podría quitármelo de encima como antes, la primera vez fue bastante difícil, Tomas besaba bastante bien y cuando me tocaba así, mi cuerpo recordaba todas esas sensaciones que me hizo sentir cuando estuvimos solos en ese cuarto del club… y eso se sentía bien en realidad.

No podía controlar lo que mi cuerpo sentía por Tomas, eso ya lo había comprobado en el callejón, por lo que era mejor mantener mi distancia de él para evitar cualquier accidente.

Recordaba muy bien las palabras que Daisy me dijo, si pierdo mi virginidad o tengo intimidad de cualquier tipo con cualquier hombre, incluido Tomas, entonces el acuerdo que él me ofreció quedaría inválido, y tendría que sufrir las consecuencias de eso.

Me aleje de Tomas, este último cuando vio esto pareció sorprenderse, pero no se rindió y volvió a tratar de acercarse a mí, por lo que tuve que mantenerlo a raya con mi mano, la cual puse en su pecho para mantener la distancia.

—Tomas, por favor, no trates de forzar las cosas, ¿De acuerdo? Ya te dije que te llamaría mañana y ya te aclare lo que me preguntaste con respecto a la fiesta, déjame descansar por ahora y no me presiones más por favor —le dije a Tomas mientras nos mirábamos.

Cuando Tomas escucho mis palabras, frunció el ceño, no sabía si se había enojado o no, creí que trataría de insistir, pero al final suspiro, pareció rendirse con sus intenciones.

—Bien Teresa, no te diré nada más, esperare hasta mañana, te llevare a casa para que puedas descansar —me dijo Tomas mientras trataba de tomarme de la mano.

—No es necesario, puedo ir a mi casa por mi sola —le dije a Tomas, esquivando su agarre.

—Teresa, estas poniendo a prueba mi paciencia, eso no me está gustando —me dijo Tomas, quien volvió a fruncir el ceño.

—Solo quiero ir a mi casa por mí misma a descansar Tomas —le respondí.

—Tengo mi auto no muy lejos de aquí, puedo llevarte a tu casa de forma segura, ya es muy tarde, y de esa forma puedo ver que llegues sin que te pase nada —me dijo Tomas.

—Puedo cuidarme sola Tomas, además mi casa no esta tan lejos de aquí, puedo ir caminando, y prefiero hacerlo, tengo cosas que pensar —le dije a Tomas.

—Entonces déjame acompañarte, si esta tan cerca como dices, déjame acompañarte, así podre estar más tranquilo si te dejo en tu casa por mí mismo —me dijo Tomas.

—Tomas, no presiones más, quiero ir sola, ¿Por qué no puedes escucharme y hacerlo que quiero? Solo quiero ir sola a mi casa para poder pensar y contigo a mi lado no podre hacerlo —le dije a Tomas.

Tomas al oír mis palabras volvió a hacer una expresión muy fea, no parecía nada contento.

—Bien, bien Teresa, te escuchare por esta vez, te dejare marchar, pero cuando llegues a tu casa tienes que llamarme para poder saber que llegaste bien ¿Entendiste? —me pregunto Tomas mientras miraba fijamente.

Sus ojos eran bastante intensos.

—Sí, ya entendí Tomas, lo hare —le respondí.

Se sentía como si le estuviera pidiendo permiso para poder ir a mi propia casa…

—Recuérdalo, a penas llegues me llamas, si dentro de 1 hora no recibo tu llamada, iré por ti ¿Entendido? —me pregunto Tomas, parecía que no iba a aceptar un “no” como respuesta.

Le respondí y pensé en saludarnos como de costumbre, pero antes de que lograr decir algo, Richard empezó a hablarme sin darme tiempo de nada.

Eso no me importo, ya que lo que dijo fue muy importante para mí, ya que eran noticias con respecto a nuestra madre.

El doctor a cargo de nuestra madre no había citado a ambos en el hospital, al parecer tenía noticias que compartirnos a ambos con respecto a al tratamiento de nuestra madre y su futura cirugía.

El cáncer de nuestra madre se había podido detectar a tiempo, y gracias a eso no había peligro de que muriera, el único problema era que necesitaba hacer todos los procedimientos para poder curar su enfermedad sin que existiera algún riesgo de muerte, ella hace tiempo que debió haberse curado con las correspondientes cirugías, pero aun no las había podido recibir debido al costo.

Su tratamiento costaba 50.000 dólares, no teníamos tanto dinero, entre mi hermano y yo habíamos podido reunir poco más de 20.000 dólares entre los 2 con los trabajos de medio tiempo que teníamos, pero aun nos faltaban 30.000, y con nuestros trabajos de medio tiempo necesitaríamos al menos otro año para poder reunir el resto.

A fin de cuentas no podíamos ahorrar todo el dinero para el tratamiento, ya que teníamos que pagar nuestra casa y su manutención y otros gastos como la comida, por lo que incluso entre los 2 nos costaba reunir el resto del dinero.

El doctor nos dijo que a pesar de que el cáncer se había podido detectar a tiempo, si no se trataba pronto, podría terminar empeorando y entonces el tratamiento podría ya no hacer efecto, el tiempo era esencial y no podíamos esperar otro año para poder seguir con él.

Fue por eso que estaba dispuesta a vender mi virginidad para poder conseguir el resto del dinero rápido, no teníamos tiempo, y no podíamos esperar.

— ¿Dónde estás ahora Teresa? —me pregunto Richard por el teléfono.

—Estoy cerca del hospital, espérame allí, iré enseguida —le dije a Richard.

—Bien, te esperare allí, el doctor dijo que nos va a decir las ultimas noticias con respecto al estado nuestra madre —me dijo Richard.

—Entiendo, iré enseguida Richard, adiós —le dije a Richard antes de colgar el teléfono.

Después de colgar, me puse en marcha y camine rápidamente hacia el hospital donde estaba internada mi madre, en el camine hice cuentas rápidamente y si firmaba el acuerdo con Tomas podría conseguir el dinero del tratamiento de mi madre en solo 1 mes.

Todos los caminos me llevan de regreso con Tomas, parece que él era mi única solución para poder salir de esta situación con respecto a ese tratamiento costoso.

Camine rápido y pude llegar al hospital, cuando entre pudo ver a Richard el cual me estaba esperando en el interior en los asientos de espera, ambos nos saludamos y después de eso fuimos a donde nuestra madre estaba para poder hablar con el doctor que tenía a cargo nuestra madre.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Vendiendo mi virginidad... AL CEO