PDV Teresa
Use la cocina de
Tomas para poder preparar un desayuno algo sencillo, hice un par de huevos
acompañado de tocino que Tomas tenia y lo acompañe con pan y mantequilla, y
después de terminar se lo di a este para que se lo comiera.
Mientras
cocinaba, Tomas y yo compartimos muchas cosas privadas, y me llegue a enterar
de muchas cosas con respecto a él, como los nombres de sus padres, sus edades, cuál
era el segundo nombre de Tomas, donde había nacido, con que parientes era más
cercano de entre toda su familia y más.
Él también se llegó
a enterar de todo lo relacionado conmigo, aunque en comparación con él, mi vida
no era nada memorable, era más bien algo usual para alguien de mi edad, lo más
impactante de mi vida hasta ahora quizás seria cuando tuve que vender mi
virginidad en ese club, del resto se podría considerar que mi vida fue más bien
la típica para alguien mi posición salvo el hecho de que mi padre me abandono
en mi adolescencia.
Hablamos por un
buen rato, y por alguna razón termino por importarme como Tomas iba a encontrar
el sabor de lo que prepare, y quería que me dijera como le supo, pero el
bastardo ni me dijo nada, solo termino de comer de forma algo rápida y después
de eso no me dijo nada, si le gusto o no, eso no lo supe, ya que yo no iba a
preguntarle.
No quería pensara
que me importaba lo que pensara de mi cocina, a pesar de que en realidad era así.
Al principio no
fue fácil abrirse con Tomas pero a medida que pasaba el tiempo, las cosas
fluyeron de mejor manera, sin mencionar que Tomas siempre tomaba el primer paso
y en cada tema que tocábamos él hablaba primero y después venia mi turno, esto
hizo que fuera más fácil contarle mis cosas, que si bien, no era tan
importantes como las de él, seguía siendo algo mío.
Hablamos por
bastante tiempo, y antes de que me diera cuenta, ya eran las 12 del mediodía, y
solo faltaba 1 hora para poder para reunirnos con la mujer con la cual me cito
Tomas, ya debíamos prepararnos para irnos.
—Teresa, te
buscare ropa para que te pongas, espérame aquí —me dijo Tomas mientras se levantaba
y se iba.
— ¿Ropa? ¿Por
qué? —le pregunte.
Ya estaba
vestida.
—Teresa, tu ropa
se mojó en la bañera, y como no te la quitaste en todo ese tiempo y dejaste que
se secara al natural, ahora empezó a oler mal, tiene un olor a ropa remojada,
no puedes asistir a nuestro almuerzo de ese modo —me dijo Tomas.
Cuando Tomas me
dijo estas palabras, me sorprendí, y termine por oler mi ropa para poder ver si
era cierto, y en efecto, mi ropa apestaba a ropa remojada, me apene mucho, había
estado hablando con Tomas durante horas con este olor encima… ¿Cómo no me di
cuenta?
—Te buscare ropa
para que te pongas, y de todas formas esa ropa que trajiste no es lo
suficientemente llamativa para mí, espérame aquí —me dijo Tomas mientras se
iba.
Después de que se
fue, empecé a molestarme conmigo, había estado durante horas oliendo de esta
forma, mientras Tomas olía bien con ese perfume costoso que de seguro se puso
yo estaba aquí oliendo mal, el bastardo debió decirme algo antes, si lo hubiera
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Vendiendo mi virginidad... AL CEO