Vendiendo mi virginidad... AL CEO romance Capítulo 91

PDV Teresa

— ¡Es suficiente Clara! Teresa nunca me ha sacado dinero en ningún momento, todo lo que tiene es porque yo se lo eh dado por mi propia iniciativa —dijo Tomas, interviniendo finalmente en medio de las 2.

Finalmente había hablado… era difícil refutarle a Clara las cosas que decía cuando los puntos que tocaba eran muy fuertes.

Necesitaba ayuda aquí.

—Claro Tomas, de seguro nunca te pidió nada directamente, una indirecta por allí otra por allá y tú entendiste todo y terminaste siguiéndole el juego comprándole todos sus caprichos ¿Verdad? —Clara se giró para ver a Tomas al decir estas palabras.

—Clara, te estás pasando.

—Además, ah todo esto ¿Qué te ha pasado Tomas? Esta niña es casi 10 años menor que tú ¿Ahora te gustan las niñitas? ¿Tan arruinado te deje? Vamos cariño, si vas tratar de reemplazarme al menos trata de hacerlo con alguien más de mi nivel y no con una niña que sigue en la pubertad.

— ¡¿Quieres parar de una vez?! Ahora entiendo por qué Tomas ya no siguió soportándote —le dije a Clara.

Ya no la aguantaba, esta mujer desde que llego se ha comportado de una muy mala forma, entiendo que ni de cerca podríamos ser amigas debido a la situación, pero no era necesario comportarse tan hostil conmigo.

Seguía teniendo esa molesta sonrisa y expresión engreída, y eso era aún más molesto que si me mirara con odio, ya que parecía que para Clara, yo no era lo suficientemente buena como para llegar a odiarme.

No me gusta ese comportamiento.

—Claro Teresa, ojala hubieras estado allí cuando nos conocimos, este chico era bastante insiste en su momento, y durante nuestro matrimonio siempre se mantuvo pegado a mí, ojala lo hubieras visto, se notaba que ya no soportaba estar mi lado —me dijo Clara mientras se giraba hacia mí.

¡Maldición! ¡¿Siempre sabe que contestar?!

—Ah todo esto, si piensas en un plan para poder conseguir el suficiente dinero como para no tener que trabajar por el resto de tu vida y no sufrir necesidades te recomiendo que busques casarte con él sin un acuerdo prenupcial, aunque eso ni yo lo logre, así que no creo que debas tener muchas esperanzas con eso… aunque teniendo en cuenta tu posición económica, si logras casarte con Tomas, a pesar de que no podrás tener acceso a su dinero… quizás logres que el juez te otorgue una pensión conyugal, ya sabes… para que no vuelvas a la miseria una vez que te divorcies, de esa forma ganaras si o si Teresa.

— ¡Ya es suficiente Clara! ¡Si vas a seguir con todo esto, nos vamos! —le grito Tomas a Clara, mientras golpeaba la mesa y miraba enojado a Clara.

La expresión de Tomas era muy mala, su cara estaba roja.

—Pero cariño, ¿No ves que estoy dándole unos consejos a tu novia para que logre ganarse el sustento de por vida? Y además también la estoy evaluando, no voy a dejar que mi esposo ande con cualquier mujer al azar a mis espaldas.

Clara no parecía nada intimidada por el arrebato de Tomas, de hecho parecía divertida con todo esto.

—Sí, pero tú misma lo dijiste, te sentías en una jaula, ahora estas a punto de ser libre, vamos Clara, solo tienes que firmar —le dije a Clara, mientras observaba como Tomas sacaba un pedazo de papel de su ropa.

—Aquí está el acuerdo de divorcio, solo firma ahora y podrás ser libre de mi Clara ¿No lo dijiste? Estar conmigo era como estar atrapada, con esto podrás salir de la jaula en la cual te metí, vamos, firma —le dijo Tomas a Clara mientras le pesaba el documento, así como también un bolígrafo.

Clara al ver el documento que le paso Tomas, frunció bastante el ceño, parecía enojada.

—Vamos Clara, firma, ¿No fue por eso que viniste? Has estado retrasando eso mucho tiempo, y ya estoy ansiosa por empezar mi vida con Tomas y estafarlo como dices, firma y no tendrás que seguir soportándolo —le dije a Clara, me sentía bastante bien por ver como se enojaba con mis palabras.

—Ya te lo dije Tomas, te estoy concediendo un tiempo para que recapacites y abandones esta tonta idea —le dijo Clara mientras le pasaba el documento de nuevo a Tomas.

—Creo que ya lo he pensado bastante, y por lo visto tu también, yo soy el señor “asfixiante”, no necesitas seguir soportándome más, vamos, firma, ya lo hemos pensado demasiado —le dijo Tomas, mientras le pasaba el documento de nuevo a Clara.

—No lo suficiente Tomas, nos veremos después en la fiesta de Mía, a ver si ya se te quita esa tonta idea.

Después de decir estas últimas palabras, Clara se levantó y se fue rápidamente, no nos dijo nada, ni siquiera se despidió, pero por lo menos no se fue teniendo sintiéndose como ganadora como cuando apareció de esa forma tan llamativa.

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