Ágata
Después de que el misterioso Dios griego se fuera, sigo con mi trabajo normal. La señora Margaret como siempre estaba discutiendo que soy muy lenta, lo cual era mentira.
Veo a Emili, ella ha sido mi mejor amiga desde que entré a trabajar a esta cafetería.
—Ágata, quiero pedirte un favor muy grande, —me dice. La pobre se ve muy emocionada.
—Claro, dime lo que necesitas. Ya sabes que puedes contar conmigo para lo que sea, —le respondo con una sonrisa.
Una vez ella se enfermó y yo cubrí su puesto, lo hice porque sé que ella al igual que yo, necesitamos el dinero.
—Es que hoy quedé con mi novio y me preguntaba si me puedes cubrir, —murmura muy nerviosa. Como no tengo nada que hacer le digo que sí.
(...)
Ya son la 11:45 de la noche, hoy la cafetería cerro muy tarde porque estaba repleta de gente. Salgo de la cafetería, camino por las calles solitarias. El aire estaba muy frío, pero eso era normal en Inglaterra; sin embargo hoy las calles se ven muy misteriosas y daban algo de miedo.
Voy pasando por un callejón y veo a cuatro hombres. Ellos me miran cuando paso frente a ellos, yo sigo caminando, pero uno de ellos me dice:
— ¡Hey tu muñeca preciosa!
Yo no le hago caso y sigo caminando, pero siento como alguien tira de mi brazo bruscamente y me mete al callejón.
— ¡Te estoy hablando puta! —Me grita muy cerca de mi rostro. Su olor alcohol me indica que estaba borracho.
—Por favor suélteme—murmuro temblando del miedo, ya que nunca se sabe de qué es capaz un hombre borracho y tal vez hasta bajo la influencia de alguna droga.
—Claro que no muñeca, primero danos todo lo que tienes, —menciona otro que es un viejo gordo y horrible.
—No tengo nada que darles, —les digo casi a punto de echarme a llorar.
—Claro que lo tienes, por ejemplo ese cuerpo hermoso. Lo disfrutaremos esta noche, —propone un hombre moreno. Todos los sujetos presentes son mayores de los 37 años y se notaban que estaban borrachos y drogados.
—Por favor, no me hagan nada se los ruego, —suplico al borde del llanto, pero ellos no me hacen caso y me arrastran más adentro del callejón.
El moreno se acerca y comienza a tocar mi cuerpo, toca mis senos, pero le doy una patada en los testículos. Él me suelto, salgo corriendo, pero no llego ni a la salida cuando ya me tiene agarrada por el pelo. Me adentraron de nuevo al callejón.
Veo que el moreno se recompone, se acerca y me da un bofetón que me revienta el labio, lo que provoca que caiga al suelo.
Los cuatro se acercan para golpearme, unos de ello me dan una patada en la cabeza y pierdo el conocimiento.
(...)
Despierto con un horrible dolor de cabeza, miro el techo y veo que no es el de mi departamento. Este era blanco y el de mi departamento es un techo de color amarillo.
Sigo observando la habitación, veo que todo es azul oscuro, la cama es súper grande, cómoda y huele riquísimo. Intentó pararme, pero me mareo y caigo de nuevo a la cama.
Cuando se me pasa el mareo, veo que mi cuerpo está vendado y es en ese momento cuando recuerdo la paliza que me dieron esos hombres en el callejón. Analizo mi cuerpo y veo que tengo una camisa de hombre, frunzo mi ceño confundida.
Me paro y veo tres puerta, supongo que una de ella es la del closet, otra la del baño y la última la de la salida. Voy hacia la puerta del frente, pero se abre y veo al Dios griego de la cafetería y mi corazón comienza a latir como loco.
Me le quedo observado, llevaba puesto un abrigo negro que le quedaba ajustado a sus grandes brazos, un Jeans azul y unas Bans negros, se ve muy hermoso e increíblemente sexy.
—Hola, —saluda con su espectacular voz ronca que te dan ganas de escucharlo hablar durante horas— ¿Cómo te encuentras? —Cuestiona.
—Eh... —Me pongo a tartamudear. Genial pensara que soy una retrasada, carraspeo un poco para poder hablar—Bien, pero ¿Cómo llegue aquí?—Le pregunto con curiosidad, ya que no recuerdo mucho de lo que paso.
—Ya veo, ¿Tienes esposa, hijo, novia?. Lo siento es que soy muy curiosa, —me siento muy avergonzada pero ya lo dije: soy curiosa.
Él sonríe mostrando sus perfectos dientes blancos, yo me sonrojo y bajo la mirada.
—No tengo pareja, soy un hombre soltero y tú ¿Tienes novio? —Pregunta.
Levantó la vista y veo que se pone tenso.
—No tengo, nadie se fijaría en alguien como yo, —respondo con honestidad.
— ¿Alguien como tú? —Me pregunta algo ¿Molesto? y confundido.
—Sí, una mujer huérfana, sin nadie en este mundo que no sea mi mejor amiga, muchos hombres aquí en Inglaterra se fijan mucho en las mujeres que tienen familia y que esta sean de un extravagante apellido, —le cuento esperando que el hombre no sienta lástima por mi condición.
Veo como abre los ojos como platos, pero después se vuelven súper ¿Tiernos?, no entiendo a este hombre parece que hubieran dos personas en él.
—Eso no tiene nada que ver, eres hermosa, —me halaga regalándome una hermosa sonrisa, yo simplemente me sonrojo como un tomate.
—Gracias supongo, —murmuro.
Después nos quedamos en silencio, terminamos de comer. Lo ayudo a recoger los platos y después vamos a la sala. La suerte es que hoy no me toca trabajar, pero de seguro él tiene algo importante que hacer.
—Bueno gracias por salvarme, me tengo que ir, —comento y veo como sus ojos se entristece.
—Me gustaría que te quedarás y veamos una película, total me los debes después de todo, —anuncia, bueno creo que tiene razón, así que le digo que sí.
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