Esa mujer era Fernanda.
Era muy directa, dijo:
—Tú necesitas mucho dinero, te lo puedo dar, pero me tienes que hacer un favor.
Carmen estaba muy sorprendida, pensaba que era una loca, nunca se habían conocido, ni se habían visto y le quería dar el dinero nada más empezar de hablar, eso le hizo sentir que ella era la que había venido a burlarse de ella y ver cómo estaba de mal, ella la echó directamente:
—No le conozco, por favor, váyase.
Fernanda no se enfadó, dejó que la persona que estaba al lado suya le diera una tarjeta.
—Búscame si me necesitas.
Se fue cuando terminó de hablar.
Nada más irse, vino un grupo de gente a casa, se llevaron a Asher y dijeron que si Carmen no podía pagar la indemnización en tres días, meterá a Asher a la cárcel.
Cuando su padre aún estaba vivo, Carmen nunca se había preocupado por el tema de dinero, no tenía casi amigos, el mejor con el que se llevaba era Santino excepto su familia.
Pero en ese momento, Santino, en quien más confiaba, desapareció.
Su mundo había sido destruido en una noche.
Ella no podía conseguir esa gran cantidad de dinero, en la tercera noche llamó al teléfono que le dio Fernanda.
Carmen le dijo directamente que le haría un favor, pero ella necesitaba dinero.
Entonces Fernanda le dio una enorme suma a su cuenta, Asher no tuvo que ir a la cárcel y les dio la indemnización a los clientes.
Después de solucionar todo, Fernanda la buscó otra vez.
Carmen preguntó:
—¿Qué quieres que haga?
Fernanda no le dijo directamente, le dio una foto de Alejandro y la preguntó:
—¿Te parece guapo?
Cuando Carmen vio al hombre ese de la foto, había sido impresionada por el hombre, era muy guapo y hermoso, tenía puesto un traje y estaba bajándose del coche, la foto parecía que fue tomada escondidas.
Fernanda se rio.
—Él es mi marido, he mandado a otra persona para que me hiciera estas fotos a escondidas.
Carmen estaba aún más perpleja:
—¿Qué haces mostrándome una foto de tu marido?
Fernanda le miró a Carmen fijamente durante un tiempo y dijo:
—Quiero que tú seas su amante.
Carmen se quedó sorprendida.
Era ella quien la escuchó mal o era Fernanda quien lo dijo mal, ¿Buscar una amante para su marido?
Era el chiste más gracioso que había oído.
Sin embargo, Fernanda estaba muy indiferente.
—No has escuchado mal, quiero buscar una amante para mi marido y que tengáis un bebé.
—¿Fernanda se había quedado fértil?
Cynthia frunció el ceño, ¿cómo era posible que hubiera gente que quería buscar una amante para su marido?
¿No era que estaba mal del cerebro?
Cynthia tampoco lo podía entender.
—Al principio pensaba lo mismo que tú, por eso buscaba una amante para su marido y además quería que tuviéramos un hijo, pero en realidad no era así, ella estaba muy sana y podía tener hijos, me acuerdo de que cuando Alain tenía siete años, ella estaba embarazada y dio la luz cuando Alain tenía ocho años.
Dios, ¿entonces Alain tendría otro hermano o hermana?
—¿Y el niño?
Cynthia preguntó.
—No tengo ni idea, nunca le he visto, después me llegó la noticia de la muerte de Fernanda y nunca más la volví a ver, tampoco sabía dónde estaba su hijo.
Carmen le respondió honestamente.
Poco tiempo después de que Fernanda murió, Alejandro se casó con Carmen.
Porque Carmen le prometió a Fernanda y además había recibido todo el dinero, no podía arrepentirse, tuvo que irse con Fernanda.
En realidad, la mayor razón era la desaparición de Santino.
Los problemas de la familia Carpio duró como un mes, el hombre quien dijo que la amaba, la iba a proteger y que iba a pasar toda la vida con ella desapareció en el momento que ella tenía dificultad.
Su corazón murió, por eso se fue con Fernanda.
Cuando llegó a la Ciudad B, Fernanda hizo un plan y era que ella estuviera dentro de una casa, dentro había de todo y le albergó sirvientes. Fernanda venía a menudo para hablar con ella, preguntándole si estaba acostumbrada a vivir ahí.
Ella era muy maja y le trataba muy bien a Carmen.
Carmen no entendía por qué ella la buscó a ella.
—La señora le ordenó ducharse y vestirse.
Ella estuvo inconsciente durante todo el proceso, no sabía ni cómo llegó hasta la familia Paramés, hasta que Fernanda apareciera otra vez, volvió a estar consciente.
Fernanda estaba delante del sofá del salón.
—Segunda planta, la primera habitación de la derecha, no puedes abrir la luz después de tumbarte en la cama.
Carmen se sintió ofendida, las manos que tenía escondidas en la manga estaban temblando todo el rato, las uñas se clavaban dentro de la carne de la palma, pero no sentía dolor.
Fernanda vio sus sentimientos de rechazo y humillación.
—Me lo habías prometido, espero que seas una persona confiable, no me decepciones.
Se fue directamente cuando terminó de hablar.
Solo quedaba Carmen en esa casa enorme.
Por dentro hacía tanto calor, pero ella solo sentía fría.
Parecía como si tuviera un agujero en el corazón, le dolía mucho.
Sus piernas eran tan pesadas que era muy difícil de andar ni un paso.
Parecía una habitación decorada por una pareja quien decidió pasar una noche buena juntos.
Pero ella sintió lo más irónico, su amor desapareció en el momento en que ella necesitaba ayuda y consuelo.
Y ella estaba sentada en esta habitación extraña, esperando a un hombre que había sido mandado a dormir con una mujer por su esposa.
¿Qué irónica no?
No era algo normal que pudiera imaginar.
Fuera del chalet, Fernanda realmente no se fue, sino estaba viendo a Carmen subir, ella llamó a Alejandro.
—¿Cuándo vuelves?
Alejandro acabó de terminar una reunión, estaba un poco sorprendido al recibir la llamada de su esposa, él estuvo en el pasillo, mirando al cielo por la ventana y le preguntó con tranquilidad:
—Pasa algo?
Fernanda le respondió cariñosamente:
—Te espero en la habitación, sabes que soy tímida, tengo mucha vergüenza al verte, no enciendas la luz.
Claramente le estaba invitando.
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