Alejandro le dirigió la mirada.
«¿Presidente Alejandro?».
Cuando Carmen giró la cabeza para ver a la persona de la entrada, su cuerpo se puso rígido al instante sin saber qué hacer.
El presidente Rubén no se percató de la anormalidad de Carmen, solo se levantó del puesto para acercarse a Alejandro.
—¿El presidente Alejandro también vino a cenar? ¿Qué tal si se une a nosotros?
Los dos habían cooperado, tenían algo de amistad.
Mientras lo decía, saludó a las personas que vinieron con Alejandro.
—Veniros, aquí tengo un buen puesto al lado de la ventana, podemos disfrutar del paisaje en la comida, ¿no es genial?
Esas personas no se atrevieron a tomar una decisión, solo miraron hacia Alejandro, parecía que estaban pidiendo su opinión.
Alejandro recogió levemente la mirada y dijo:
—Vamos.
El presidente Rubén se apresuró al frente para guiarle hasta el puesto, luego sacó la silla a Alejandro.
Entonces todos se sentaron, el presidente Rubén llamó al camarero para agregar comida.
Carmen se sentía incómoda, apretó con fuerza las manos que tenía bajo la mesa.
No se esperaba encontrar a Alejandro, por eso no se atrevió a levantar la cabeza.
Alguien se burló del presidente Rubén.
—Teniendo a una acompañante hermosa, ¿no te importa que te molestemos?
—Eso, ¿dónde has conocido a alguien tan guapa? No recuerdo haberla visto antes.
Carmen levantó instintivamente la cabeza, pero justamente Alejandro también la estaba mirando en ese momento, por lo que los ojos de los dos coincidieron.
Carmen quiso explicarse, pero teniendo en cuenta que había mucha gente allí, no podía decir nada en ese momento.
Alejandro dijo que no quería que nadie supiera su relación.
No se atrevió a pronunciar voz, mucho menos hablar con Alejandro, le daba miedo llamar la atención de los demás.
Ella miró al presidente Rubén.
—De verdad que tengo algo que hacer, le dejo.
El presidente Rubén hizo un gesto con la mano, luego le dijo que se sentara.
—No te pongas nerviosa, no escuches las tonterías que han dicho, quédate a cenar tranquilamente y no te vayas con hambre.
Después de tranquilizar a Carmen, el presidente Rubén miró a los dos hombres que acababan de burlarse de él y suspiró.
—Soy un hombre casado, ¿crees que tengo pinta de tener amantes? Ella...
Señaló a Carmen.
—Es alguien que me ha ayudado.
—No sabéis lo difícil que es hablar con los viejos testarudos de mi empresa. Hace tiempo que quería hacer reforma, pero son tan cabezotas que no sé qué hacer con ellos. Esta vez, ella... Ah sí, ¿cómo te llamas?
Cuando el presidente Rubén quiso presentar a Carmen, se dio cuenta de que ni siquiera sabía su nombre.
Entonces se percató de lo increíble que había actuado en la reunión, le dio el cargo de subdirectora a una chica que no sabía ni el nombre y que solo llevaba dos meses en la empresa.
Cuando el presidente Rubén preguntó eso, el rostro de Alejandro también se movió levemente.
Porque tampoco sabía el nombre de la mujer que había vivido en la misma casa con él durante dos meses.
—Carmen Carpio.
Ella bajó los ojos.
Alejandro arqueó ligeramente las cejas, «Resulta que su nombre es Carmen Carpio, parece un nombre de una señorita de familia opulenta».
—¿Carmen? Que bonito nombre.
El presidente Rubén elogió.
—Hoy en día, los nombres de las mujeres son bastante vulgares, Carmen suena poético, diferente y bonito. Bueno, me he ido un poco del tema.
El presidente Rubén sonrió.
—Qué os decía, pues esta chica me soltó un discurso que dejó sin habla a los viejos testarudos de mi empresa.
El presidente Rubén se levantó de su asiento y presentó solemnemente:
—Esta es la nueva subdirectora de mi empresa, es posible que se convierta en mi mano derecha en el futuro, porque me parece que tiene mucha visión y capacidad. No solo es hermosa de apariencia, su capacidad es más sorprendente que su belleza.
El presidente Rubén realmente apreciaba las capacidades de Carmen.
Especialmente cuando en la reunión les hizo cerrar el pico a los viejos testarudos.
—¿Sí?
Todos miraron a Carmen.
Todos sabían que Maquinaria Universal tuvo su época de gloria en el pasado, pero debido a que ahora habían aparecido más fabricantes de maquinaria, se llevó un gran impacto con eso. El presidente Rubén siempre había querido hacer reformas, pero los veteranos de la empresa no estaban de acuerdo, porque para una reforma se requería mucho dinero y tiempo. Los veteranos no querían pasar por riesgos, solo querían permanecer en la paz actual, les bastaba con que aún ganaban algo de dinero.
Aunque no ganaban tanto como antes, seguían ganando.
El presidente Rubén quiso reformarse desde hacía mucho tiempo, pero debido a que esos viejos no le daban el consentimiento y no tenía a nadie de confianza con capacidad, no pudo llevarlo a cabo.
Todos estaban muy sorprendidos, se preguntaban cómo pudo una mujer hacer callar a esos viejos testarudos.
—No es para tanto, el presidente Rubén está exagerando.
Carmen estaba muy incómoda con todas sus miradas, en ese ambiente no tenía ningún apetito.
—Presidente Rubén, de verdad que tengo algo que hacer.
La actitud de Carmen fue muy firme esta vez, mientras lo decía se puso de pie, obviamente tenía intención de irse.
El presidente Rubén notó que estaba decidida en marcharse, así que tampoco podía obligarla a quedarse más, ya que eso podría producir descontentos. Como quería retenerla en la empresa para que lo ayudara con la reforma de la empresa, respetó su decisión de marcharse.
—Pues déjame brindarte una copa, luego le pediré a alguien que te lleve de regreso, ¿te parece?
Carmen pensó brevemente y asintió con la cabeza. No podía ofenderlo, porque iba a trabajar en su empresa en el futuro. Además, como le dejaba ir, ahora solo era cuestión de tomarse una copa.
Carmen cogió la copa de vino de la mesa y brindó con el presidente Rubén.
Había estado viviendo allí en tensión, por lo que se le pasó eso del período menstrual.
Ahora que lo pensaba detenidamente... Entró en pánico.
Agarró la toalla de baño, se cubrió el cuerpo y llamó a la criada.
La criada estaba en el piso de abajo y no podía escucharla pidiendo ayuda, porque ella estaba en el baño del piso de arriba y la casa estaba bien insonorizada.
En el restaurante, era de esperar que teniendo a un grupo de empresarios juntos tenían un sinfín de temas para conversar. Alejandro dio fin a la cena con la excusa de que tenía algo que hacer.
De regreso a la villa, pensó un rato antes de subir las escaleras. Levantó la mano para llamar a la puerta.
Se paró fuera de la puerta y le dijo:
—El presidente Rubén ha notado que la empresa tiene problemas desde hace tiempo. Siempre ha querido reformar la empresa, pero muchos veteranos de la empresa no están de acuerdo, por eso no lo ha podido llevar a cabo. Si quiere empezar las reformas, necesita a alguien que esté delante de él para detener el enojo de esos veteranos, ahora te ha sacado a ti como esa persona, eso sin duda te convierte en el objetivo de esos veteranos para desahogar su ira, será muy desfavorable para ti. Si necesitas un trabajo, te puedo ayudar a encontrarlo, pero si crees que puedes manejarlo, respeto tu decisión.
Solo quería recordarle que tuviera cuidado, porque el presidente Rubén se estaba aprovechando de ella.
Seguía sin contestarle nadie. Alejandro se detuvo un rato, cuando se dio la vuelta y se preparó para bajar las escaleras, un sonido de golpes llegó desde la habitación.
Los pasos de Alejandro se detuvieron por un momento, entonces esos sonidos desaparecieron, pensó que lo había escuchado mal, así que no se lo tomó en serio.
Quiso seguir con sus pasos, pero en ese momento, Carmen hizo todo lo posible para gritar:
—Estoy en la habitación...
Alejandro frunció el ceño, se volvió y llamó a la puerta.
—¿Qué te ha pasado?
Carmen apretó la toalla con fuerza que tenía en su cuerpo, sus ojos estaban enrojecidos. Estaba dudando en mente, no era una niña, sabía perfectamente lo que estaba pasando.
No obstante, todo eso sucedió de improvisto. Estaba nerviosa, asustada y horrorizada.
Tenía la voz ronca.
—Me caí y no puedo moverme.
En realidad, podía moverse, pero no se atrevía a moverse, sintió que le dolía mucho el abdomen cuando se movía.
Por eso no se atrevía a mover.
Alejandro empujó la puerta para abrirla, no había nadie en el dormitorio, pero la puerta del baño estaba cerrada con las luces encendidas.
Se acercó y llamó a la puerta del baño.
—¿Estás dentro?
Carmen miró a través de la puerta de vidrio esmerilado para ver la vaga sombra que estaba delante, entonces las lágrimas de sus ojos cayeron.
—Sí… Estoy aquí.
Su voz llevaba un tono lloroso por miedo.
No sabía de qué tenía miedo, de que Alejandro la viera desnuda, o de que podría estar embarazada, no sabía cuál era el caso, de todos modos, estaba muy alterada.
Alejandro empujó la puerta. Como la puerta del baño estaba cerrada con llave, no consiguió abrirla. Sabiendo que lo había cerrado mientras se bañaba, lo empujó con mucha fuerza. No pensó demasiado en ese momento, solo temía que estuviera en peligro.
En el momento en que se abrió la puerta, descubrió que la mujer en el baño estaba desnuda en el suelo hecha un desastre, una toalla de baño cubría sus partes íntimas, y había sangre en el suelo…
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