¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 224

El comportamiento de Alejandro hizo que Elio sospechara, por eso envió a alguien a seguir a Alejandro.

En solo tres días, los que siguieron a Alejandro descubrieron su relación con Carmen.

Fernanda tenía a gente que le acompañaba. Pero por su lado, Carmen no había visto al bebé ni una vez, le dijo llorando a Alejandro que quería ver al bebé.

Alejandro prometió llevarle el bebé hoy, pero Luisina vino y lo tuvo en brazos todo el tiempo. No tuvo oportunidad de llevárselo. Solo pudo decir que tenía algo que hacer en la empresa como excusa para ir a la sala de Carmen y decirle que esperara un día más.

Empujó la puerta de la sala. Carmen había estado esperando. Al escuchar el movimiento, inmediatamente se levantó. Al ver entrar a Alejandro, dijo emocionada:

—¿Y el niño?

Alejandro se acercó.

—Hoy no hay forma de sacarlo, espera un poquito.

Los ojos de Carmen se apagaron instantáneamente, bajó los ojos con decepción. «Solo quiero echar un vistazo a mi bebé, aunque fuera solo una mirada, ¿por qué es tan difícil?».

Le dolía el corazón.

Alejandro no podía compadecerse de ella en este momento, pero conocía sus sentimientos, después de todo, acababa de convertirse en padre.

Se acercó y se sentó en el borde de la cama, le rodeó el hombro con el brazo y la consoló:

—Acabas de dar a luz, no puedes pensar tanto, te prometo que te traeré al bebé.

—Me da lástima separarme del bebé.

Carmen no quiso llorar, pero no pudo evitarlo. El niño creció en su vientre. Después de diez meses, tenían sentimientos por él, no quería entregar el niño a Fernanda.

Alejandro suspiró levemente.

—Ya es tarde.

Todo era demasiado tarde, ahora todo el mundo sabía que Fernanda dio a luz al bebé.

—En realidad las cosas no están yendo por el mal camino. Después de un tiempo, me divorciaré de Fernanda y el niño se quedará en la familia Paramés. Entonces podemos casarnos, así lo podrás ver todos los días.

Carmen asintió, aunque ella y Alejandro no estaban enamorados, tenían un hijo en común, era bueno poder quedarse con el niño toda la vida.

—Oí que llorar durante los días después del parto es malo para la vista.

Alejandro le secó las lágrimas...

¡Plam! Con un fuerte ruido, la puerta de la sala se abrió de repente de una patada, y los dos miraron la puerta casi al mismo tiempo.

Elio se quedó en la puerta enojado. No creyó lo que le dijeron sus subordinados. Después de todo, Fernanda acababa de dar a luz al hijo de Alejandro, ¿cómo podría ponerle los cuernos ahora?

Pero justo ahora, sus subordinados le informaron que Alejandro fue a ver a la mujer nuevamente, vino en coche para comprobarlo, inesperadamente, vio a Alejandro abrazando a la mujer.

En otras palabras, Alejandro realmente puso los cuernos a su hermana. Encima mientras Fernanda aún estaba débil por el parto se juntaba con esa mujer.

Cuanto más pensaba en ello, más enojado se ponía. Se precipitó hacia adelante y agarró a Alejandro por el cuello.

—Fernanda solo acaba de dar a luz, pero tú...

Sus ojos se volvieron hacia Carmen que estaba sentada en la cama. Aún había lágrimas en su rostro. Para Elio, ese era una estrategia que las amantes usaban para seducir a un hombre.

A Elio se le alteró la respiración y su rostro estaba distorsionado por tanta ira que sentía.

—Alejandro, ¿no sientes culpa por Fernanda?

Alejandro no se movió, solo dijo:

—Nos has malinterpretado, no tiene nada que ver con ella...

—¿A estas alturas aún quieres defender a tu amante?

Si no fuera porque el poco juicio que le quedaba le dijo que, si diera una paliza a Alejandro ahora, Fernanda se enteraría, ¡si no le daría una buena lección a Alejandro en este momento!

Teniendo en cuenta que su hermana todavía estaba en su período débil, no quería hacerle saber de esa noticia impactante.

Originalmente las dos familias tenían una relación de intereses, ahora que tenían a un hijo, estaban más unidas. Incluso si Alejandro le había sido infiel, no era fácil llevar a cabo el divorcio, porque tendría un gran impacto en las dos familias, además de que perjudicaba al niño.

Reprimió su ira.

—Deja a esta mujer para vivir en paz con Fernanda, si te atreves a liarte más con ella, ¡no te dejaré en paz!

Elio lo apartó de delante.

Caminó hasta la cama y miró a Carmen desde su altura.

—Si todavía sientes algo de vergüenza y aprecias tu vida, sé más sensata y deja a Alejandro, ¿entiendes a qué me refiero?

Alejandro tiró del escote.

—Puedes echarme todo tu enojo, no asustes a una mujer.

Elio apretó los puños, «¿Encima está defendiendo a esta mujer en este momento?».

—No te creas que no me atrevo a hacerte nada, si me cabreas de verdad...

—Lo sé.

Alejandro levantó los párpados.

—Ahora estás en el momento más exitoso de tu vida, tienes muchas formas de darme lecciones, pero te advierto que no intentes hacerle nada.

—¡¿Sabes lo que estás diciendo?!

Elio tenía una cara espantosa.

—¿Todavía quieres pasar la vida con Fernanda?

Elio pensó que Alejandro debería estar loco diciendo eso por una mujer.

—¿Dónde tienes metida la cabeza?

Elio estaba impresionado, «¿Una mujer le ha hecho abandonar a su esposa e hijo?».

—No eres un hombre que no asume la responsabilidad por una mujer, ¿esta mujer te ha hecho perder la cabeza?

Elio gruñó.

Pensaba que Alejandro había perdido el juicio por esa mujer.

No podía ser impulsivo en ese momento, porque si armara escándalo, Fernanda se pondría triste sabiendo eso.

Resistió su ira.

—Cálmate. Hablemos de esto en unos días. No dejes que Fernanda sepa esto, ahora está débil. Por el bien de tu hijo recién nacido, cálmate y reflexiona bien.

Dicho eso, Elio salió de la sala, no para calmarse, sino para enviar a alguien a investigar a Carmen.

Solo tenía a una hermana, pero su marido la engañó mientras acababa de dar a luz, era imposible que se calmara.

«¡Se atreve a quitarle el hombre a mi hermana! ¡Me temo que está buscando su muerte!».

Carmen agarró la sábana, adivinó la identidad de Elio por las palabras y miró a Alejandro con nerviosismo.

—¿Qué debemos hacer ahora?

Alejandro no entró en pánico, miró a Carmen seriamente.

—Tampoco es malo que lo sepa, puedo aprovechar esta oportunidad para divorciarme de Fernanda.

Entonces casarse con Carmen.

—Eso dañará la relación de las dos familias...

Alejandro movió los labios.

—Es inevitable, pero teniendo al bebé como vínculo tampoco llegaremos a enemistarnos, como mucho tendrán quejas sobre mí.

Carmen frunció los labios, no sabía qué decir en ese momento.

—Me temo que aquí no es un lugar seguro, te buscaré otro lugar.

Alejandro temía que Elio viniera a molestarla.

Carmen pensó que como Fernanda era tan buena, su hermano no debería ser alguien que lastimara a la gente.

—Aunque es poderoso, tampoco puede matarme...

—Él y Fernanda tienen una relación muy buena, ahora que te ha malinterpretado como mi amante, definitivamente te perjudicará por su hermana.

Alejandro sabía lo bien que se llevaban Elio y Fernanda.

En la familia Bezos, solo esos dos hermanos tenían una buena relación.

Caminó hasta la cama y la tapó con la colcha.

—Descansa bien, no cojas un resfriado. Como acaba de irse, no volverá tan pronto. Iré a hablar con Fernanda sobre el divorcio. No te pongas ansiosa, tampoco te pongas inquieta, podrás ver al niño pronto.

Carmen asintió.

—Ten cuidado, me parece que practica artes marciales.

—Bueno, todos los soldados tienen pinta de meter miedo, pero no me hará nada. Además, no soy un tonto que no se defiende con su ataque.

Alejandro le dio palmaditas.

—Después de que te des una siesta, lo tendré todo arreglado.

Carmen asintió.

Alejandro cerró la puerta de la sala para regresar. Luisina ya se había ido. Solo quedaban la criada que cuidaba a Fernanda y el niño que dormía profundamente en la cuna. Los bebés recién nacidos no hacían más que comer, cagar y dormir todo el tiempo.

Fernanda notó que tenía mala cara y preguntó:

—¿Qué te pasa? Tienes mala cara, ¿le ha pasado algo a Carmen?

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