El puesto de Diego parecía ser más alto, pero Elio era quien tenía el verdadero poder, dado que estaba al mando de los soldados.
—Dame más tiempo para pensarlo.
Alain no había pensado en una solución que pudiera resolver completamente este asunto.
Al fin y al cabo, este asunto fue provocado por Elio. Aunque terminaran de lidiar con Diego, si Elio no estaba dispuesto a dejarlo pasar tampoco habrían acabado con este asunto por completo.
No quería posponer las cosas. Si no podía derribar al enemigo de un golpe, no se apresuraría en comenzar la batalla.
Mauricio pensó un rato.
—Tenemos muchas pruebas en mano, creo que lo tenemos fácil para lidiar con Diego. Pero en cuanto a Elio...
Dio una pausa.
—Después de todo, Cynthia te ha dado a dos hijos. Encima ahora está involucrada en un asesinato estando embarazada... En realidad, no hay por qué tener en cuenta algunas cosas.
De hecho, quería decir que no hacía falta tratar con misericordia a Elio.
Después de todo, no era su tío biológico. Fernanda tampoco era su madre biológica.
Alain no movió su mirada ni su expresión, como si no hubiera escuchado las palabras de Mauricio.
No obstante, lo escuchó todo, solo que no lo mostró en la cara. No guardaba misericordia por Elio. La última vez que Elio fue a la empresa a buscarlo, lo dejó muy claro.
Más bien, lo que le preocupaba era que todas las pruebas que tenía en apuntaban a Diego, no a Elio. Si este se negaba a dejar en paz a Cynthia, el asunto no se daría por finalizado.
A menos que el orden de asesinato que había emitido Diego tenía algo que ver con Elio.
Alain entrecerró los ojos... como si estuviera pensando en algo.
Mauricio sabía que el asunto tenía pinta de sencillo, pero era difícil llevarlo a cabo.
Después de todo, Alain era un ser humano de carne y hueso, tenía pensamientos y sentimientos, no era de extrañar que tuviera que considerar mucho enfrentarse con su propio tío.
No sabía que Elio no era su tío, era inevitable que pasara por tantas dudas.
Mauricio pensó en silencio en su mente.
Los dos no estaban en la misma sintonía.
—Haz una visita a Gabriel.
De repente, dijo Alain.
Mauricio abrió mucho los ojos.
—¿Se te ha ocurrido algún plan?
—No reveles la verdadera causa de la muerte de Yaiza. Solo comprueba si la muerte de Flavio fue un trato que tuvo con Diego o Elio.
Ya tenía un plan en mente. Le daba igual con quién tuviera una relación la muerte de Flavio, lo que quería averiguar era qué papel jugó Gabriel en la muerte de su hijo.
Pero supuso que Gabriel no sabía nada, solo había sido utilizado por Diego.
Después de todo, Flavio era su hijo. A menos que no le quedaba ni pizca de humanidad o que los beneficios que le propuso Diego eran lo suficientemente para que sacrificara su hijo. Pero la familia Haba era una familia de negocios. Diego tampoco era capaz de aportar mucha ayuda.
Además, ¿qué tipo de beneficio podía hacer que Gabriel sacrificara dos vidas?
Probablemente había muchas cosas que ni siquiera Elio sabía.
—Vale. Para al costado, me bajo aquí mismo.
Mauricio dijo.
Alain estacionó el auto al costado de la carretera.
—Llámame si tienes novedades.
Mauricio salió del auto, cuando cerró la puerta dijo «okey».
—Ve, tomaré un taxi.
Alain le echó un vistazo antes de irse.
Levantó la mano para mirar la hora, ya era tarde. No pensaba ir a la empresa, así que regresó a la villa.
En la entrada, Andrés estaba sentado junto al estanque de flores, se puso de pie cuando vio venir el auto. Alain detuvo el auto.
—¿Qué te trae por aquí?
Salió del auto.
Andrés dijo:
—Te traigo algo.
Sacó un USB de su bolsillo.
—Aquí está grabado todo lo que pasó ese día en el bar.
Carmen se dio cuenta de que Cynthia podría estar embarazada cuando Vega le pidió que preparara una dieta especial. Esa dieta especial era buena para las mujeres embarazadas. Hoy se lo preguntó especialmente a Cynthia.
Cynthia tampoco se lo ocultó.
Después de todo, era la abuela del bebé.
El conductor se fue luego de dejarlo en la villa, por lo que Alain no vio el auto en la entrada. Solo encontró a los niños dentro una vez que había entrado. Uno estaba acostado en el sofá del salón mirando algo, el otro estaba observando el piano que estaba al lado de la ventana francesa.
Se acercó para ve que su hija estaba acostada en el sofá leyendo concentradamente poesías, ni siquiera se dio cuenta de que alguien estaba a su espalda.
Alain se desabotonó el traje, se lo quitó y lo puso en el respaldo del sofá. Luego se inclinó sobre la espalda de su hija y miró el libro que tenía en la mano. En ese momento, la niña se dio cuenta de que alguien estaba a su lado. Al girar la cabeza vio el rostro de cerca, enseguida lo abrazó con una sonrisa, le dio besitos, y llamó dulcemente:
—Papá.
La niña le limpió las babas que le había dejado en la cara con timidez.
Alain miró su libro en el sofá con interés.
—¿Estás empezando a aprender poemas antiguos?
La niña tenía mucho interés al respecto.
—Sí, estoy a punto de ir a la escuela primaria, por supuesto que tengo que aprender a leer poesías.
—¿Sí? ¿Cuántas has aprendido ya?
La niña estaba feliz, presumiendo dijo:
—Puedo recitar este poema.
Alain miró el poema llamado «El Ganso» que señalaba su hija, las comisuras de sus ojos se movieron levemente.
Frotó el cabello de su hija, la abrazó para que se sentara en su regazo y dijo de manera mimada:
—Mi Alessia es increíble, ¿hasta se ha memorizado un poema tan difícil?
—¿A que sí? Ya decía que era súper difícil, pero Álex dijo que era porque soy tonta. A mí me parece que él es el tonto.
La niña por fin había encontrado alguien que reconocía su inteligencia.
Acostado en sus brazos actuó como un bebé.
—Papá, tienes que decirle a Álex que no me intimide todo el tiempo.
Álex estaba sin habla.
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