¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 724

Isabel salió hoy de prisión y la llevó a la villa Mauricio.

Para que no estuviera preocupada, le contaron que Cynthia se había ido al extranjero de viajes.

—A una mujer embarazada no le convendrán los viajes largos. ¿Por qué no espera hasta terminar el parto? Para entonces podré cuidar al bebé para que realice los viajes a cualquier lugar en cualquier momento —murmuró Isabel con cierta impaciencia.

Se había adelgazado mucho en la cárcel, pero parecía tener una buena salud. A pesar de no ser su madre biológica, la criaba con mucho amor. Ahora que su hija llevaba una vida tranquila y feliz, se ponía muy contenta.

—No te preocupes, estará todo bien porque tiene una buena compañía.

—Sí —dijo Chloe sonriendo—. Relajarse es lo que necesita ahora.

«Cynthia no goza de muy buena salud tras haber nacido a dos hijos, ahora que lleva ya mucho tiempo embarazada para el tercer parto, tendrá que tomar mucho cuidado y descanso. Pero si la acompaña ahora Alain, todo se quedará bien. Ahora estoy ansiosa por ver a mis dos nietos, ¿cómo estarán ahora?»

Mauricio dijo a Vega que preparara una cena bien rica y suculenta para atenderla a Isabel, cuya salida de cárcel daba suficiente razón para las alegrías.

—Por cierto —Mauricio se dirigió a Chloe—, ¿vienes por Cristián?

Detuvo de repente Chloe y sonrió forzosa,

—No, no le digas que estoy aquí, por favor.

—Pero, ¿todavía estáis en disputa? ¿Te volvió a molestar Cristián? Pero no puede ser, veo que te trata casi como una reina —murmuró Mauricio.

—Mauricio, por favor —dijo Chloe con cierta impaciencia—, no me retes más.

Como tenía trabajo aún, Mauricio se marchó con rumbo al hospital para visitar al señor Martín. No tardó mucho en llegar ahí, pero se detuvo delante de la puerta por un buen rato, temeroso de encontrarse con la señora Perla y su hija Hannah. Al final entró suspirando, pero no encontró a nadie de las dos ahí, se quedó aliviado de repente.

—No te expliques —dijo Martín con cierta impaciencia—. Yo también tengo la responsabilidad porque no debería establecer el compromiso tampoco aún sabiendo que no la amabas a mi hija.

Callado, Mauricio se quedó ahí cabizbajo.

—Tranquilo, todo está bien —dijo Martín suspirando—, pero no podrás visitarme luego en mi casa, porque mi mujer no te dejará en paz.

Mientras Mauricio se mantenía callado, Martín añadió,

—Vale, vete ahorita, ya vuelven mi esposa y mi hija, que no te encuentren por aquí.

—Entonces, no te molesto, que te recuperes pronto.

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