¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 744

Luciana hizo un puchero, como si no le gustara que él siempre pensaba que ella era joven. Y una vez más enfatizó, –Ya soy una adulto, no me trates como una niña. No eres mi padre, ni soy tu hija.

Él se quedó sin habla.

Se le explicó, –No te he tratado como mi hija.

–Si me trataras como tu hija, serías una bestia –ella puso sus brazos alrededor del cuello de él–. Vas a volver a la comisaría?

Él dijo, –Sí.

Aún tenía trabajo para hacer, regresó a casa para cambiarse, nada más.

–¿A qué hora vas a volver por la noche? Te espero con comida.

Después de pensar, la contestó, –Aproximadamente a las cinco de la tarde.

Ella lo soltó, dijo, –Que te vayas a trabajar, cámbiate la ropa, la lavaré por ti.

Mauricio la miró.

Ella caminó hacia la mesa, se sentó, dijo, –No te voy a mirar cuando te cambies. No te comportes como una niña tímida.

Él se quedó sin palabras.

Sentía que le lastimó su autoestima.

¿Cómo se comportaba como una niña tímida?

Luciana cruzó las piernas, con una expresión que quería apreciar su cuerpo.

Mauricio se tocó su frente, pensando que esta chica era realmente problemática.

–¿Quieres que cierre los ojos? –ella inclinó la cabeza.

Él no sabía qué decir.

《Aún tengo ropa interior, ¿qué miedo tengo yo? No puedo perder mi dignidad de ser un hombre frente a esta chica.》

Se quitó la camisa y su cuerpo era recto como un sauce de álamo blanco, con músculos, pero no muy prominentes, con líneas musculares, bien delineadas, y parecía extremadamente poderoso.

Luciana quería coquetearlo, pero cuando lo vio desnudo, su rostro se puso caliente, ahora le tocó a ella ser la que se sentía avergonzada.

Ella bajó la cabeza, sin atreverse a mirarlo directamente.

Al ver que ella había bajado su cabeza, Mauricio se apresuró en vestirse y le preguntó, –¿Te asusté?

Ella negó con su cabeza, fingió como si estuviera muy calmada, –Que te cambies tu ropa. Voy a lavarme las manos, sigo preparando los ravioli que me queden.

Después de eso, se levantó y caminó hacia la cocina, lista para lavarse las manos, y continuar preparando los ravioli en la mesa. Cuando terminó de lavarse las manos, y salió del baño, Mauricio ya se había cambiado sus pantalones. Ella estaba a punto de ir a recoger las prendas sucias, alguien tocó la puerta de repente.

Ella fue a abrir la puerta.

–Por favor, no interrumpas nuestro trabajo. Si molestas los deberes oficiales, serás castigada –la advirtió el hombre.

Mauricio tomó la mano de Luciana y la arrastró detrás de él, –Puedo ir con ustedes dos, pero tienen que darme unos minutos.

Llevó a Luciana al balcón y puso la ropa sucia en la lavadora, –Espérame en casa.

Ella negó con la cabeza, sus ojos se pusieron enrojecidos, –¿Por qué quieren arrestarte para hacer investigación? No cometiste ningún error. ¿Por qué? ¿Fue un crimen que te casaste conmigo?

Mauricio la abrazó y le dio una palmada en la espalda, y la consoló, –Será solo una investigación, que no te pongas nerviosa. Cuando tengan todo claro, esteré bien.

Luciana lo abrazó con fuerza, –No, no lo quiero.

–Escucha mis palabras –Mauricio la soltó.

No importaba cuán reacia fuera Luciana, se llevaron a Mauricio.

Sus lágrimas de ansiedad brotaron. De repente, se dio cuenta de que ellos dos habían dicho que alguien había denunciado anónimamente que Mauricio tenía una amante que era una estudiante universitaria. Pero les habían otorgado el certificado de matrimonio a los dos en el lunes.

Su relación era legal.

Ella volvió corriendo a la universidad de inmediato, ni siquiera recordó quitarse el delantal. Después de salir de casa, recordó de eso.

Cuando recibió el certificado, ella se sentía tan emocionada, lo apreciaba mucho. Por eso, ella tenía el certificado en sus propias manos. Cuando salió con sus compañeros por la mañana, lo había guardado en su dormitorio en la universidad.

Ahora, a ella le urgía tenerlo lo antes posible.

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