¡Vuelve conmigo,mi cariño! romance Capítulo 752

Cristián dio una tos ligera, luego lanzó un soplo hacia Mauricio con burla, —Incluso no eres comparable a una mujer.

Mientras Volvía la cabeza, le decía—Tienes mal aliento, aléjate de mí.

Le puso los ojos en blanco, —El que tiene mal aliento es tú. —después de las palabras, dio una mirada a Luciana, como si estuviera diciendo, —Mira, sabes claramente que lo que digo es verdad, ¿no?

Sintió que le ardía la cara, —No me hagas broma, si no, diremos “ las cosas buenas ” que hiciste a tu novia futura. ¡Uf! Parece que tu felicidad depende de nosotros. Mi querido amigo.

Cristián se quedó callado.

«¡Qué odiosa es esta chica!»

Cynthia sonrió, —Vale, Cristián. Ya ves, ellos tienen las caras coloradas.

Se sentó y tomó los palillos, —La oportunidad es rara. Si no lo hiciera hecho, no podréis ver que Mauricio se pone rojo como un tomate.

—¡El que se pone como un tomate es tú! —le contestó desafiantemente.

—Mauricio, bebe el vino con Luciana para que Cristián se calle. —Cynthia también les bromeó.

Al principio, Luciana creyó que ella impediría el absurdo, sin imaginarse que ella les bromeara junta con Cristián. Por lo tanto, le dijo con voz dulce, —Cuñada, ¿cómo puedes burlarnos con Cristián?

—¡Hey! Ya llamas a Cyenthia como cuñada, ¡pues bebed el vino de copa cruzada! —Cristián volvió a provocarles.

Luciana concentró la vista en él, —Por supuesto que debo seguir el trato de Mauricio.

Cristián no dejaba de agitar la mano porque él no quería ver la felicidad de los demás.

Joder, ahora su amor no salía bien, esto provocaría lo triste suyo.

—Vale, bébedlo con rapidez. ¿Qué dudas tenéis? No os exigimos que brindéis para el amor frente a nosotros, ¿no?

La chica guiñó los ojos, —¿Qué es brindar para el amor?

Alain advirtió a Cristián, —No salgas de la regla. Quieres hacer broma, no pasa nada. Pero debes saber qué no puedes decir.

Sonrió, luego comió un trozo de carne de vacuno, —La oportunidad es rara.

Mauricio pensó que ya pasó la broma. Sin embargo, cuando recogió los palillos, sonó la voz de Alain, —Bebe el vino que te ha servido Cristián antes de comer.

Mauricio se quedó sin palabras.

«¿Por qué la broma no se puede cesar?»

Levantó la cabeza lentamente.

Cynthia se rio con la mano cubierta en la boca

Y Cristián estalló en risa.

Mauricio se volvió a mirarle, —Joder, ¿de qué te ríes?

—No digas lo vulgar frente a tu esposa —Cristián palmeó el pecho—. No me río de ti. ¿Acaso no notas que todos nosotros queremos ver que vosotros bebéis el vino de copa cruzada? Hazlo, ¡no estás siendo varonil!

Mauricio soltó un gruñido, levantó el vino, y miró a Luciana.

La chica también levantó el vino.

La mano del hombre cruzó con la de ella con rigidez. Los dos se encontraban tímidos, pero los amigos no dejarían de bromearles si no lo hicieran.

Los tres miraron que ellos terminaban el vino. Cristián dio los aplausos,

—¡Estupendo!

Mauricio puso la copa en la mesa, le echó una mirada,

—Tú espera.

La cara sonriente inmediatamente se convirtió en la triste,

—¡Uy! Yo quiero que te toque la oportunidad para bromearme. Pero ahora, parece que no la tienes.

Él se dirigió a Lourdes, cogió el cuchillo para las frutas y lo puso en el cuello,

—No me obligues, si no, voy a suicidarme frente a ti.

Pero la anciana estaba muy tranquila,

—Vaya, no lo hagas. Vuestra bendición es el mejor regalo.

—No, el regalo significa nuestra bendición. Pero ahora no tengo tiempo libre, por eso tienes que esperarlo.

En este momento, entró Isabel.

Ella vino trayendo la comida a Cynthia, pero descubrió que ella justamente estaba comiendo.

La casa llenaba del sabor de Hot Pot, y unos jóvenos charlaban.

—¿Si has cenado?

—Sí, he cenado antes de venir aquí.

Después de la cena, Isabel abrió la ventana para que se ventilara el cuarto.

Mauricio pagó la comida y pidió a los camareros del restaurante para que se llevaran los platos.

Hoy él de veras gastó mucho dinero.

Los jóvenes charlaron un rato en el salón, luego se marcharon para que Cynthia pudiera descansar.

Al principio, Cristián se fue con Mauricio, pero él quería ir al servicio, por lo tanto, Mauricio y Luciana salieron primero.

Debido a que había bebido el vino, él pidió un servicio de chófer.

Cuando llegó el chófer, Mauricio le pasó la llave del coche y le dio la dirección.

Él y Luciana se sentaron en el asiento.

Luciana no se le acercó, y él también. Los dos estaban sentados con rigidez, parecía que se quedaban muy nerviosos.

No tardaron mucho en llegar a casa. Mauricio pagó el dinero al chófer, tomó la llave, luego entraron en el barrio.

De costumbre, Luciana le cogía de mano, pero ahora, ella no se atrevía. Mauricio le invitió a alojarse en su casa, ella entendía qué significaba.

En esta ocasión, la chica estaba muchísima tensa.

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