Celina es una preciosa chica con pelos cortos que le lleva los hombres, ojos azules y muy divertida.
Su rutina es bastante simple y muy monótona, hasta que llega a su vida, Gregorio.
Un chico un año mayor que ella, de cabellos castaño y ojos marrones. Y muy alto. Aunque de rostro es guapísimo, el físico no es lo suyo. Es delgado pero lleva musculo ,de piel morena y con una pequeña obsesión por las videoconsolas.
Como todo chico de su edad. Cuando lo ve, Celina se enamora perdidamente de él y Gregorio de ella.
Empiezan a salir y aquí, empezamos su historia.
Nuestra pequeña protagonista se despierta de la cama con la dulce melodía de su teléfono móvil. Una llamada entrante la ha despertado:
- Buenos días, mi pequeña princesa. ¿Te he despertado? – Una voz masculina aunque no muy dura le pregunta.
- Buenos días, mi angel. Sí, me has despertado pero no hay nada mejor que levantarse con tu voz. – Dice la princesa Celina.
- Siempre tan dulce, tierna y encantadora. ¿Quieres que vaya a buscarte y vamos juntos al instituto? – Le pregunta de nuevo ese fantástico chico del cual ella esta locamente enamorada.
- Claro, Gregorio! Dame diez minutos y te espero abajo. Te quiero, príncipe. – Contesta Celina.
- Solo porque me has llamado así, te has quedado sin beso de buenos días, Celina. Yo más a ti, princesa. – Le contesta de nuevo Gregorio.
- Sabes que no puedes resistirte a mí. Hasta ahora. – Dice muy segura de si misma y con la voz sensual.
Ella es la que corta la llamada.
Se levanta y apresuradamente, se viste con unos tejanos oscuros que remarcan su pequeña figura y una camisa sin mangas de color blanco, ya que la primavera ha aterrizado en la pequeña ciudad .
Después, baja a desayunar, donde su padre y su madre hablan animadamente en este precioso día de mayo.
Celina es hija única pero siempre ha deseado un hermano pequeño del que cuidar y jugar con él. Pero nunca se lo ha dicho a sus padres, ha preferido guardárselo, él único que lo sabe es Gregorio.
Ya ha desayunado y está esperando fuera de su edificio para irse al instituto con su novio.
Al cabo de unos minutos, una moto completamente azul a pesar, aparece delante de la mirada de Celina.
Un chico se baja de ella, se quita el casco y con una sonrisa, habla:
- Hola, Valen. ¿Qué tal todo? Aunque veo que estás muy feliz por algo, o mejor dicho, alguien. – Dice el chico.
- ¡Sí! Muy contenta. ¡No me lo puedo creer! – Continua gritando la rubia con sus ojos azules muy abiertos y emocionada.
- ¡Valentina, dime de una vez quién! ¡No grites y dime quién ha venido, joder! ¡Me pones de los nervios! – Chilla la princesa harta de los gritos de su amiga.
- Bueno…alguien se ha levantado con el pie izquierdo está mañana. – Comenta Valentina. – Sergio, mi hermano mayor, ¿te acuerdas de él?
Hace unos años atrás, la madre de Celina agarró la manita de su hija para ir a conocer los nuevos vecinos, que según le habían dicho a la mujer tenían dos hijos.
Fueron hasta la casa que hace dos días estaba en venta y llamaron a la puerta.
Al cabo de unos segundos, una pequeña niña rubia y de ojos grandes les abrió y con una preciosa sonrisa les preguntó:
- Hola, ¿Quién sois?
- Hola, guapa. Soy Adriana, la vecina de enfrente. – Dijo la mujer con una sonrisa y sin dejar de mirarla.
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