Abandonada y Embarazada [#1 Trilogía Bebés] romance Capítulo 78

—Amy Queen, tenía una enfermedad terminal; una terrible enfermedad que había invadido su cuerpo de forma silenciosa, y esa noche se enteró de su existencia; y quisiera que reflexionáramos sobre nuestras emociones y sobre cómo reaccionaríamos ante una situación tan angustiante a sabiendas que nuestra vida está comprometida y… no solo la nuestra, también la de un bebé que crece inocentemente en nuestro vientre. —Pasé de forma inconsciente mi mano por mi vientre y bajé mi mirada para dejar escapar una lágrima y evitar ser vista por el público—. Las angustiantes palabras llenas de dolor de Matt Scott, relatan que cuando la doctora llamó para informar acerca de los resultados, él iba conduciendo el auto, e intentó calmar a su novia proponiéndole abrir el sobre cuando llegaran a casa… pero Amy nerviosa y aterrada por lo que sucedía, lo abrió; desatando así un total caos en el que el resultado fue la pérdida de control del volante de un auto en medio de una avenida repleta de autos; un doloroso desenlace donde dos personas valiosas perdieron la vida. Un accidente no causado, no intencionado, no planeado y obviamente, no deseado. Un accidente.

» ¿Cómo estoy segura? Porque me tomé el tiempo de investigar, escuchar y sobre todo comprender, desde algo tan insignificante como una llamada hasta algo tan importante como los testimonios y evidencias. ¿Actualidad del caso? La pérdida de dignidad y credibilidad en Matt Scott, quien amaba intensamente a Amy Queen; los señalamientos y las calumnias en contra de este chico que trató de hacer todo lo posible para que su novia e hijo no murieran; esos últimos segundos luchó con todas sus fuerzas para evitar perder el control del auto, esos últimos instantes quiso ponerse en el lugar del amor de su vida y regresarle la vida. ¿Se imaginan vivir señalado como asesino? ¿Pueden imaginarse sufrir la pérdida de su pequeña pero gran familia y también cargar con la culpa que le impone la sociedad? ¿Pueden visualizar cómo se siente ver caer su carrera como panadero y a la vez su vida como papá? ¿Llevar una culpa que no es suya? «

El silencio se apoderó del lugar y solo se escuchaba el sonido de mi respiración contra el micrófono.

—Si no se lo pueden imaginar entonces, ¿por qué lo hacen? ¿por qué juzgan a este chico de un crimen atroz sin él tener culpa alguna? ¿por qué lo culpan por un accidente? ¿por qué nadie piensa en el dolor de su pérdida? ¿por qué nadie valora el esfuerzo que hizo por mantener en vida a su pequeña gran familia? —insistí con voz ahogada porque intentaba no llorar al reconocer el peso de mis palabras—. ¿Por qué dejamos que los medios amarillistas y sensacionalistas nos coman los sesos con noticias vacías? ¿Por qué juzgamos sin conocer la verdadera historia? —cuestioné decidida mirando uno a uno de los rostros que estaban en aquella multitud—. ¿Cuál es la conclusión a la que llego con todo esto? La respuesta es tan evidente que no tuve que pensarla: los medios de comunicación sólo buscan fama, raiting, ser el número uno, aunque eso signifique pisotear la dignidad de alguien, aunque le cueste sus planes y quizás su vida. Puede que mis palabras valgan menos que las de los medios, puede que tenga menos credibilidad o menos peso que todo aquello que hace dos años hicieron ver como la verdad; aunque hoy, aquí, frente a todos ustedes, puedo confirmar que cuando se tiene vocación, el trabajo se hace con amor, y lo que se hace con amor tiene más valor y en cada uno de ustedes está la decisión de cambiar, de ser diferentes y empezar a creer en cada detalle, más que en simples y absurdas conclusiones. Te invito a que te dejes guiar por lo que dicta tu corazón, porque nuestra mente lucha cada día con el consumismo y la publicidad engañosa, los medios amarillistas, las fake news y la información falsa que circula en redes sociales, los chismes y los rumores; al final solo nuestro corazón tiene la verdad. —Puse la mano en mi pecho y lo apreté con fervor a la vez que pronunciaba cada palabra—. Entonces compañeros y compañeras —sentencié y me posicioné de lado para mirar hacia los demás discursantes—, seamos periodistas verdaderos, de esos que ya pocos hay. Llevemos la verdad en alto, dejemos atrás la vanidad y el egocentrismo y demos paso a una profesión limpia y confiable, donde la verdad se mida por la certeza y no por juegos de palabras que pueden llevar a la pérdida de la integridad y dignidad de alguien.  Seamos ejemplo, seamos integridad, seamos la luz de la verdad.

Cerré los ojos y los apreté con fuerza por dos segundos para dejar escapar un poco las lágrimas que se habían acumulado en esos cinco minutos, pero cuando los abrí, ahogué un grito cuando noté a Mario Antonio sonriendo y emocionado, como si estuviera fascinado y se unía a los aplausos del público, que no se hicieron esperar. Sonreí emocionada y miré hacia la fila donde se encontraban los protagonistas de mi discurso, y allí los vi, orgullosos y con una sonrisa radiante que iluminaba sus rostros. Mi papá y Angie aplaudían con fervor al igual que mi novio y mi jefe, y en sus miradas podía notar lo emocionado que se encontraban, tanto o más que yo.

—Ya puede sentarse, Bella Graze —interrumpió el profesor Collins impaciente y algo ruborizado. Miré el reloj que marcaba los minutos correspondientes y ya me había pasado por dos, suspiré y asentí con la cabeza.

 

—Creo que la chica quería agregar algo —interrumpió Mario Antonio de pronto, desde su micrófono y callando los vítores y aplausos con su voz.

—Pero... —protestó el profesor, deteniendo sus pasos en su intento de impedir que agregara algo más o alargara mi tiempo frente a todas esas personas.

—Estoy muy interesado en escucharla —insistió el periodista y frunció el ceño.

—Adelante —resopló el profesor entre dientes y suspiró para después volver a la esquina desde donde presenciaba las presentaciones.

—Gracias —susurré a través del micrófono y sonreí con amabilidad—, pero no tengo nada más que decir.

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