Adiós, mi falso matrimonio romance Capítulo 13

Ahora Leonardo volvió a mirar a Sofía. Hoy llevaba una camisa estilo hawaiana. El cuello estaba desabrochado, dejando ver su clavícula por debajo. En lugar de llevar el cabello bien peinado, hoy lucía un peinado informal. Leonardo era casi siempre del tipo distante, pero ahora parecía más accesible.

Sofía se dio cuenta de su mirada con el rabillo del ojo, pero siguió observando el espectáculo en el escenario. Leonardo la miró durante unos instantes y luego volvió a mirar al escenario. Su acompañante también la miró, pero como una rival. Por obvias razones. Las mujeres siempre son hostiles a los suyos. Sin embargo, se relajó al oír que el hombre llamaba a Sofía su novia. Gerardo se sorprendió al escuchar eso, y luego miró a Sofía con desprecio, aunque ella lo ignoró.

No le importaba lo que ocurriera en el escenario, pues su estado de ánimo se había arruinado con la llegada de Leonardo. Después de terminar su vino, lo rellenó.

La botella estaba cerca de ella, y cuando fue a tomarla, Leonardo miró la botella, pero no dijo nada. Después de ver el espectáculo durante un rato, la acompañante de Leonardo se acurrucó junto a él y murmuró algo. Leonardo se inclinó un poco hacia su compañera, aunque sus ojos no abandonaron el escenario. Un rato después, la mujer se rio, mientras Leonardo sonreía de manera vaga.

Sofía trató de no mirarlos, pero, aun así, su interacción la molestó. Era fácil fingir que no se conocían, pero seguía sintiéndose inquieta por ello. Miró a otra parte en un intento de distraerse.

El mar se desplegaba ante ella, sus olas se estrellaban contra las arenas marfil de la playa. Nunca había visto el mar en su verdadero esplendor, pero gracias a su divorcio, ahora tenía dinero para venir aquí.

La playa se fue animando después de que los camareros empezaran a servir la carne a la parrilla a todo el mundo. A algunos invitados se les encendió el alma de bailarín, por lo que actuaron alrededor de la hoguera. El hombre que estaba al lado de Sofía se acercó más.

—¿Quieres asar carne? Participar tú misma te hace sentir realizado.

Sofía lo miró.

-Prefiero que me la sirvan ya cocinada. Soy perezosa, después de todo.

Leonardo se rio de repente. Las olas deberían haberlo tapado, y tampoco fue demasiado fuerte, pero Sofía lo escuchó. A ella le ardió, recordándole lo que él solía decir. Leonardo se quejaba de sus habilidades en la cama, diciendo que era demasiado perezosa y pasiva al respecto. Sin embargo, sólo lo decía cuando estaba borracho.

Sofía cerró los ojos. «Es inútil pensar en eso». Se levantó.

—¿Por qué no vamos a echar un vistazo?

Capítulo 13 1

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