A Sofía no le sorprendió que el hombre se quedara pasmado después de que ella sonriera. Sabía que era guapa, y hasta Leonardo lo reconocía.
El hombre se dio cuenta de su comportamiento grosero, así que sonrió con timidez.
—¿A Su familia no le angustia que salga sola?
-Mi familia, ¿eh? «No tengo familia, así que no se preocuparán». —Sus padres habían huido cuando era una niña, dejándola a su suerte todos estos años. Estaban muertos para ella, así que los únicos a los que podía llamar familia eran los Cibeles, pero ahora que Leonardo se había divorciado de ella, también los había perdido. Por una fracción de segundo, cayó en trance.
Pero fue en esa fracción de segundo que escuchó una voz familiar.
-Oigan, aquí hay unos cuantos lugares vacíos. ¿Qué les parecen?
Sofía miró hacia atrás y vio a Gerardo, mientras que Leonardo estaba detrás de ellos, aunque ahora Leonardo tenía a alguien más a su lado.
Sofía sólo echó un vistazo a la mujer que estaba a su lado y luego apartó la mirada. La mujer llevaba una minifalda muy reveladora, con las piernas largas y bonitas a la vista, llevaba una camiseta de tirantes delgados bellísima, y tenía unos atributos estupendos, pero no era tan guapa como Sofía.
A Gerardo no le importó la cantidad de gente que había alrededor de la mesa, mirando a Sofía mientras insistía:
—Oiga señorita, veo que tiene unos cuantos lugares aquí. Lo tomaremos si no le importa. -Había seis personas aquí, así que si Leonardo, y la chica que lo acompañaba se sentaban aquí, no habría suficiente espacio. Sofía miró a Gerardo como si fuera un idiota.
«¿Qué no le da pena? Está sobreactuando las cosas».
El hombre que estaba al lado de Sofía se dio cuenta de la inminente crisis, así que le hizo un gesto a Gerardo para que se sentara.
—Ya no tenemos espacio, así que no puedes sentarte aquí. Pero, hay más asientos por allá. -Gerardo lo ignoró.
—Eh, traeremos dos sillas más aquí. Queremos sentarnos aquí. —Luego miró hacia atrás—. Venga aquí, jefe. La vista es preciosa desde aquí.
«Sí, claro» pensó Sofía. «Ni siquiera puedes ver el escenario. Hay mujeres bonitas ahí arriba actuando, pero no puedes verlas desde aquí. Como si la vista fuera bonita».
Antes de que Sofía pudiera responder, el hombre a su lado la interrumpió:
-No, estamos aquí juntos.
«Creo que confunde a Gerardo con alguien que me quisiera coquetear». Sofía dio un sorbo a su vaso, con una sonrisa bailando en sus labios.
Gerardo se sorprendió, luego miró a Sofía y después a Leonardo. Leonardo miraba al escenario, al igual que Sofía, pero a Gerardo no le importaba eso ahora. Miró a Sofía y le preguntó:
—¿Enserio? Los dos se parecen. ¿Son hermanos?
Sofía casi se rio, y entonces el hombre que estaba a su lado dijo:
—No. Ella es mi novia.
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