Alfa, El Padre De Mi Ex Me Enamoró romance Capítulo 29

Difícil, así ha sido la relación de Tanok con sus dos hijos varones, no poder llegar a ellos en el último mes lo ha llevado a una decisión desesperada, la cual lo ayudará a ganárselos o de plano a perder toda posibilidad.

La ceremonia de unión se ha atrasado, Enola estuvo de acuerdo con su alfa, quiere que los niños lo acepten primero para de esa manera disfrutar todos y no solamente ellos dos. La noticia de que la alfa más despiadada de los tiempos encontró a su destinado, se ha quedado de puertas cerradas, nadie en el reino sabe la novedad y han decidido que siga de esa manera.

―¿Por qué debo ir con él? ―Tahiel miró a su madre con disgusto. ―No quiero ir, quiero quedarme aquí en la manada. ―Exigió furioso.

―Siempre has deseado salir, ¿Por qué te niegas a darle una oportunidad a tu padre? ―Lo miró a los ojos. ―Él merece esta oportunidad, cielo, te ha demostrado que los ama. ―Acarició su mejilla. ―¿Sabes por qué yo no hablaba de él? Porque me dolía, yo me sentía responsable por su sacrificio.

―Pero tú no tuviste la culpa. ―Le aclaró para que no se culpara.

―Tu padre tampoco tiene la culpa de habernos amado más que nada. ―Le sonrió con cariño. ―Él nos salvó de un destino cruel, cielo, tu padre murió y por eso perdió la memoria. ¿Acaso no me dijiste una vez que deseabas con todo tu corazón aprender a ser un alfa y poder dominar a la perfección tu parte lycan? Es hoy esa oportunidad ¿Y quién mejor que tu padre, el lobo más poderoso de todos los tiempos para enseñarte? ―Tahiel pasó saliva, de verdad desea aprender, pero Tanok no es más que un desconocido para él y sus hermanos.

―Bien, solo iré porque deseo aprender a ser un lobo poderoso. ―Enola abrazó a su hijo con fuerza.

―Ese es mi bebé. ―Se enderezó. ―Saldrán al medio día, por ahora ve con tus hermanos. ―Tahiel obedeció, salió de la cabaña, dejando a su madre sola.

―Finalmente. ―Tanok salió. ―Es la oportunidad de ganarme el amor de mis hijos, aunque no tengo ni idea de lo que haré. ―Enola lo abrazó, no pasan mucho tiempo juntos, Tanok se niega a que sus hijos lo vean como un ladrón que le roba a su madre.

―Lo harás bien, lo sé. ―Sonrió. ―Cuando eran bebés te adoraban incluso más que a mí. ―Lo miró a los ojos. ―¿Estás seguro de hacer una excursión y no quedarte aquí en la manada? ―La preocupación le ganó. ―Los niños son bastante difíciles y lo primero que aprendieron fue a usar sus poderes de hechiceros. ―Tanok sabía que todo se podría estropear, pero no se rendiría.

―Yo lo controlaré todo. ―Besó su cabeza. ―Me ganaré el amor de mis hijos a como dé lugar, no puedo perder un segundo más, ya no quiero ser un desconocido par ellos. ―Tensó la mandíbula. ―No me arrepiento ni un poco por haber dado mi vida para salvarlos a ustedes, pero odio que haya perdido la memoria. ―Enola se sintió más culpable que antes.

―No es tu culpa, por favor, no te pongas de esa manera. ―Le rogó para que su carga de conciencia no se hiciera más pesada.

―Alfa. ―Naran hizo una reverencia. ―El consejo espera por ustedes. ―Los miró. ―Al parecer hay noticias. ―Enola sonrió.

―Tranquila, ya sé de lo que quieren hablar. ―Miró a su alfa en complicidad. ―Quieren una ceremonia y por supuesto nos van a apresurar, después de todo sería un poder abismal. ―Naran sonrió, todos en la aldea esperan esa unión.

―Bien, ¿Algo que necesite de mí?

―No, puedes ir con Kato. ―Le sonrió llena de felicidad. ―Estoy feliz de que finalmente aceptaras tus lazos, pero me siento triste a la vez, no quiero que te vayas. ―Naran sonrió.

―Lo sé, yo tampoco me quiero ir. ―Suspiró. ―Pero es mi destinado y debo reinar a su lado.

―Yo que tú no me iría al norte. ―Tanok la miró a los ojos con seriedad. ―Recuperaré mi reino y el poder que teníamos sobre todos. ―Naran pasó saliva con dificultad, el hombre no disimula el odio infernal que le tiene a Kato.

―Bestia. ―Susurró Enola. ―Ve. ―Apremió a Naran para que no soportara más la intensa e intimidante mirada de su alfa. ―Vayamos con el consejo. ―Lo tomó de la mano.

―Padre. ―Huilén corrió hacia ellos, pero fue directamente a su padre. ―¿Ya nos vamos? ―Lo miró con ojos brillantes, Tanok no pudo controlar su corazón, su hija es igual de dulce y pura que su pequeña cachorrita, ¿Cómo pudo tener a unos hijos tan perfectos?

―No, mi luz de luna. ―Besó su cabeza. ―Nos vamos en unas horas, ¿De acuerdo? ―Huilén miró los ojos de su padre sin borrar su sonrisa.

―Eres realmente guapo. ―Acarició lo largo de su cicatriz. ―Tengo al mejor padre del mundo, ¿Verdad mami? ―Enola realmente emocionada por saber que su hija sí aceptó y perdonó a su padre, asintió.

―Lo tienes, amor y es realmente único. ―Abrazándose a su padre, Huilén permaneció quieta, sintiendo su calor, olfateando su olor y conociendo su energía.

―Consejo. ―Enola inclinó su cabeza en modo de disculpas. ―Por ahora está centrado en recuperar a nuestros hijos. ―Los miró. ―Prometo buscar una solución para que las cosas sigan su curso y la paz en el reino Lycan prevalezca.

―La única manera de que eso pase, es que él acepte quedarse aquí, si regresa al Oeste y sigue deseando recuperar el Norte, todo será un caos y otras manadas se unirán a la guerra. ―Enola asintió, lo sabe bien. Todos quieren la cabeza de Tanok, eso ha sido toda la vida y ahora más por creerlo débil al perder el Norte, lo que no saben es que esa bestia es mucho más poderosa que antes.

Tanok miró a sus hijos jugar desde la distancia, pensar en todos los años que se perdió en la vida de sus bebés lo enfurece, si tan solo no hubiera perdido la memoria, él los hubiera buscado sin perder tiempo y todo fuera distinto. Su pequeña cachorrita no se hubiera visto en la obligación de proteger el Sur solamente porque le tendieron la mano, Kato no se hubiera posicionado rey alfa del Norte y sus hijos no lo rechazarían.

―Por ahora solo quiero recuperar el amor de mis hijos. ―Dijo al sentirla parada a su lado. ―No quiero pensar en nada más, no veo algo más importante en este instante que no sean ellos. ―Enola miró a sus hijos y asintió.

―Lo sé y el consejo está al tanto de eso. ―Lo abrazó. ―Ya todo está listo, los guerreros están a tu espera. ―Tanok la miró con una ceja enarcada.

―Iré solo con mis hijos.

―Pero Tanok, nadie sabe que eres mi pareja y…

―¿Desconfías de mi capacidad para cuidar de mis hijos? ―Los ojos rojos de su alfa la tensó. ―Cuidaré de ellos y no moriré en el proceso. ―Inició a alejarse de ella. ―No quiero a nadie tras de mí o los mataré. ―Sentenció molesto, solo eso le faltaba, que el amor de su vida dudara de él y su poder. ―Niños, vayan a despedirse de su madre, ya es hora de irnos. ―Tahiel y Aluhe fueron los primeros en irse, Huilén por su parte tomó la mano de su padre y lo arrastró con ella.

Enola se despidió de sus bebés y de su hombre, le hubiera encantado ir con ellos, pero comprendía la posición de su alfa, necesita hacerlo solo y confía plenamente en él, sabe que al regresar sus hijos lo tolerarán más y lo aceptarán como su padre.

La salida de la manada fue emocionante para los trillizos, Huilén no lo disimuló como sus hermanos, ella se sintió maravillada al saber que conocería más allá del lago. Toda su vida habían estado resguardados en la manda por su madre y los guerreros, pero ahora van con su padre, el alfa más poderoso de todo el mundo.

―Lo hemos visto. ―Comunicó uno de los hombres a sus compañeros. ―Debemos prepararnos, va con los hijos de la alfa despiadada y eso puede ser ventajoso para nosotros, no podemos dejarlo escapar, hoy debemos matar a al alfa oscuro.

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