Alfa, El Padre De Mi Ex Me Enamoró romance Capítulo 38

Enola detuvo sus pasos agradando su sonriso, solo eso deseaba, un motivo para poner a esa zorr4 en su lugar, desde el día que se tomó el atrevimiento de llevar a los niños a casa sin que nadie se lo pidiera, solo porque se había atrasado, fue su sentencia.

Enola giró sobre sus talones y miró a la mujer a los ojos, pudo notar lo intimidada que estaba, pero aun así el brillo en los ojos de la mujer no se apagó, al contrario, dio un paso al frente para encararla mucho mejor.

Tanok sabía que debía detener esa absurda escena, pero algo en él deseaba ver como reaccionaría su mujer, deseaba ser testigo de cómo ella demostraría que no le interesa en lo absoluto que él esté dolido por su secreto.

―Deberíamos irnos. ―Nahil intentó llevarse a Enola, pero al sentir como se resistió, la dejó estar.

―¿Crees que puedes intimidarme? Yo… ―La bofetada la calló y de paso la dejó en el suelo, Enola no midió su fuerza.

―Si volverte íntima del esposo de otra mujer te dan las agallas para levantarte y pretender que puedes hacer con la legítima esposa lo que quieras, mi bofetada te devolverá la vergüenza. ―Tanok se puso en pie de inmediato. ―Vamos. ―Dijo Enola mirándolo con una seriedad de la que nadie podía ser dueño más que ella. ―Levántala y ponle fin a esta estúpida disputa que hay entre nosotros, ¡Levántala y dame un motivo para dejarte de una buena vez! ―Elizabeth, al verlo congelado, endureció el gesto.

―Tanok… ―Enola no despegó la mirada de su marido, no importaba la voz de la mujer pronunciando el nombre de su alfa con su asquerosa boca.

―Muy bien, Tanok. ―Enola dio media vuelta al verlo inclinarse, pero el agarre en su brazo la detuvo, eso la impresionó.

―Tanok. ―Elizabeth se aferró a él, ¿Cómo es posible que la ayudara, pero aun así pudiera detener a esa mujer? ¿Como podía ser capaz de aún serle leal? ―Me lastimó. ―Insistió posando su mano en el brazo con el que Tanok sostiene a Enola. ―Yo solo quería defenderte, decirle cuanto sufres por su culpa. ―Algo en Tanok cedió y soltó a Enola, eso la dejó aún más perpleja, ¿Cómo es que se deje dominar por esa mujer que conoce hace apenas un mes?

―Debemos irnos, todos nos miran. ―Nahil tomó la mano de Enola y la sacó del lugar, no había comprendido ni un poco lo que pasó ahí, pero tenía una sola duda, ¿Cómo pudo esa mujer dominar al alfa aun cuando su destinada estaba frente a él? Eso jamás se había visto en la historia, nadie supera a una destinada, no con su pareja.

―No me lleves a casa. ―Le pidió con el alma rota. ―Llévame a tu piso, no piensa mirarle la cara. ―Gruñó tan llena de odio que no se reconoció. ―Mi único error fue desear ser feliz, y lo sé, les borré la memoria, pero lo hice sin ser consiente, yo solo deseaba que no sufrieran. ―Negó un par de veces, siente que toda ella va a estallar. ―No les devolví la memoria por temor… pero ¿Por qué no comprende que hay toda una historia detrás de lo que recordó?

―Él lo sabe. ―Susurró aún atónito, por lo que acababa de presenciar. ―De lo contrario se hubiera marchado, él habría roto los lazos y se hubiera desaparecido, lo conozco, tú lo conoces y ambos sabemos que así hubiera reaccionado. ―La miró descuidando el camino. ―Él te reclama, te lastima con sus palabras y actos, pero es una manera de hacerte sufrir lo que él. Algo no está bien, lo sabes tanto como yo. ―Nahil aparcó frente al edificio.

―No quiero hablar más al respecto. ―Se mantuvo firme. ―Subamos. ―Nahil la siguió en silencio, él también necesitaría tiempo para procesar que su destinada haya sucumbido a otra persona y no a él.

Tanok estaba que no se soportaba ni él mismo, no pasó demasiado tiempo cuando decidió ir tras su beta y esa mujer que parece ser insufrible. ¿Qué coño estaba pasando en el puto mundo? Se preguntó perdido por la ira. ¿Cómo es que pudo ayudar a otra sobre su destinada, pero aún así poder aferrarse a ella?

―Es él. ―Dijo Nahil incluso antes de soltar su abrigo. ―Creo que nos siguió una vez salimos del bar. ―Enola cerró los ojos, ¿Está ella dispuesta a hablar con ese tonto sin darle fin a todo el sufrimiento por el que ambos están pasando?

―Déjanos a solas. ―Nahil la miró con las cejas alzadas. ―Estaré bien, ve. ―Nahil asintió y tras abrir la puerta, le pasó por el lado a su alfa y se marchó, agradece que no lo recibiera con un puñetazo o algo peor.

Enola lo miró a los ojos sin decir nada, si abre la boca siente que se va a derrumbar, ya bastante sufrimiento es el que su loba le está infligiendo por no estar al lado de su lobo. Tanok por su parte, solo se quedó del otro lado del umbral mirando a la mujer que ama, pero que a la vez odia por todo lo que hizo, o por todo lo qué él recordó. Ya no sabe ni en qué confiar.

―Fuiste mujer de mi hijo. ―Inició con la misma historia de siempre, es incapaz de superarlo. ―Tendrías un hijo con él, Enola… eres mi destinada y también la Diosa Luna. ¿Por qué? ―Preguntó olvidándose de todo por lo que la ha hecho pasar el último mes. ―Tú… ―La bofetada le giró la cabeza por la fuerza que llevaba.

―¿Vienes aquí a reclamarme bajezas justo después que elegiste a otra mujer sobre mí? ―Lo miró con asco. ―Toleré tu indiferencia, soporté tus ofensas e intenté explicarte las cosas, pero justo ahora, aquí en este preciso instante no te mereces nada de mí. ―Bufó en una sonrisa. ―Vete con esa zorr4, Tanok, no es primera vez que me dejas por una. ―Cerrándole la puerta en la cara, se tragó sus lágrimas, es como si su vida se hubiera vuelto una mala película que no tiene sentido alguno.

―¿Crees que soy como esos estúpid0s humanos? ―La patada que Tanok le dio a la puerta la abrió con facilidad. ―¿Acaso te has olvidado de mis orígenes? ¡Soy un maldito lobo! ―Gritó azotando la puerta ya destartalada. ―Jugaste conmigo, me mentiste y ahora no haces más que pasar tiempo con mi beta.

―¡¿Y acaso tú no pasas tiempo con esa mujer?! ―Gritó igual de furiosa. ―Tú tampoco lo olvides, Tanok, ¡Renuncie a mi poder de Diosa por convertirme en una maldit4 loba y elegiste a otra sobre mí, tu destinada! ―Lo empujó con fuerza. ―Pero también debes recordar que puedo recuperar mis poderes. ―Tanok estaba agitado, sus ojos celestes ya no existían, ahora eran rojos como la sangre más pura.

―¿Acaso tu padre no le marcó el rostro a tu madre en una discusión? ―Preguntó con tono bajo. ―¿Acaso no eres tú un lobo? Pierden el control con facilidad, Tanok, aceptar ser pareja de un lobo es aceptar los riesgos que eso conlleva. ¿Acaso no prometiste tú protegerme sin importar el cargo y peligro que lleva ser la destinada del lobo legendario? ―Tanok finalmente la miró. ―No te rindas ahora, no lo hagas por esos recuerdos que vinieron a tu cabeza, ni tampoco por la herida de la que llevaré una cicatriz el resto de mi vida. ―Acarició la suya. ―Tú llevas una por salvarnos a nuestros hijos y a mí, yo llevaré una por salvar nuestro amor. ―Tanok incapaz de ignorar las palabras de su luna, el deseo de poseerla y la exigencia de su lobo por estar cerca de ella, se dejó llevar.

Desnudó a su mujer con desesperación, pero sin lastimarla, la poseyó como él solo sabe y demostró que ella es lo único que lo hace sentir vivo. Enola se sintió como la primera vez que se le entregó a su hombre, cada sensación fue explosiva.

―Mierd4. ―Tanok se quejó por el repentino dolor de cabeza. ―Por un caraj0. ―Maldijo por las imágenes, estaba pasando otra vez, ¿Por qué siempre que tiene un acercamiento con su mujer pasa eso? Se preguntó sentándose en la cama.

―¿Qué sucede? ¿Por qué estás tan alterado? ―Enola intentó tocarlo, pero Tanok no se lo permitió, solo la miró como si ella fuera la peor de las razas.

Sin decir palabra, Tanok se vistió, debe alejarse lo más pronto de ella, ¿También estuvo con Kato? ¿Ella decidió traicionarlo para irse con su peor enemigo? ¿Acaso ella fue quien ayudó a ese miserable a ganarle en la guerra? Las dudas, esta vez fueron más fuertes y más infundadas. ¿Por qué ella se negaría a devolverle la memoria si supuestamente todo estaba bien cuando él decidió dar la vida por su familia?

―Elizabeth. ―Tanok giró al sentirla.

―Lo sé. ―Se sentó a su lado. ―Lo sé todo. ―Tanok la miró a los ojos bastante confundido. ―No es primera vez que me cruzo con un ser como tú. ―Le sonrió. ―Sé lo que eres. ―Aquel beso destruyó por completo a Enola. ¿Él acababa de hacerle el amor y ahora estaba ahí besándose con esa mujer bajo la luz de la nuena?

Sin esperar un segundo, dio medio vuelta y se marchó justo por donde llegó, agradece haber llegado cuando se estaban besando y no haciendo otra cosa.

―No, espera. ―Tanok la detuvo. ―Le soy leal a mi pareja. ―La miró a los ojos más confuso que antes. ―Elizabeth, si sabes lo que soy, deberías comprender que jamás la engañaría aún cuando sufro por su culpa y…

―¿Acaso ella no lo hizo con tu enemigo? ―Preguntó irritada, ¿Qué tanto control tiene su hermana sobre ese maldit0 lobo? ¿Acaso no es ella lo suficientemente poderosa como para hacer que la olvide por completo? Con más determinación se juró así misma destruir por completo a la familia de su hermana y con eso destruirla a ella. La Diosa del Sol siempre cumple lo que se propone. Ese lobo sucumbiría a ella tarde o temprano.

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