―¿Elizabeth? ―Enola retrocedió.
―¿Elizabeth? ―La mujer se burló. ―Eso fue un auch, ¿Cómo es posible que no reconozcas a tu propia hermana? ―Enola dejó de respirar al ver sus ojos dorados brillar.
―Amaterasu.
―La misma que viste y calza. ―Sonrió. ―Ahora entiendo cuál es tu fascinación por este mundo, son tantas cosas y el poder que tenemos sobre ellos es algo excitante. Todos son tan manipulables que los adoro. ―Tomó asiento. ―Vamos, siéntate, tú disculpa nuestro desdichado compañero, no contaba con que estuvieras en compañía de tu ex. ―Enola miró a Ikal en el suelo, está agonizando. ―No, no lo vas a sanar o esos preciosos niños que están en el patio pagarán las consecuencias. ―Ladeó su sonrisa. ―Siéntate, vamos. ―Enola pasando saliva, obedeció. ―Tanok. ―Dijo llamando la atención de Enola que no dejaba de mirar a Ikal y sus intentos por pedirle ayuda. ―Es fascinante, ese hombre es ardiente y ahora entiendo por qué lo buscaste a él como pareja. Cualquier otro hubiera caído rendido ante tu maldición, pero él simplemente se antepone una y otra y otra vez. Falla, pero no como debería. ―Agrandó la sonrisa. ―Debo confesar que no contábamos con que te embarazaras, después de todo nuestros hermanos y yo hicimos que perdieras a esos bebés y que tu supuesta mejor amiga te odiara y llevara a otros a hacer lo mismo. ―El corazón de Enola falló más de un latido, ¿Eran ellos los que estaban detrás de todo? ―Pero todo esto ha hecho el juego más interesante…
―¡¿Llamas a esto un juego?! ―Enola se puso en pie furiosa.
―Eh… ―Amaterasu negó con el dedo para que se tranquilizara. ―Si haces algo estúpid0, esos niños y los dos lobos morirán justo como este. ―Sonrió fascinada por ver la posición de su hermana. ―Nos traicionaste, Selene, ¡A tus hermanos! ―Gritó. ―Y no solo eso, creaste todo un mundo a nuestras espaldas, ¿Y aun así creías que te saldrías con la tuya? ¡Te apareaste con lobos! Eso es enfermo, aunque bueno. ―Se encogió de hombros. ―Yo también lo hice con Tanok y no te culpo para nada. ―Agrandó la sonrisa por el gesto de su hermana tras su mentira. ―Incluso creo que llevo a su bebé en mi vientre. ―Enola apretó los puños. ―Ese es tu maldición, hermana, todos a los que amas y te aman te van a traicionar tarde o temprano. Sabes que eso es inevitable, aunque Tanok ha estado a punto de cambiar eso, es algo que no logrará, así que yo que tú lo dejaría. ―Enola inició a perder el control. ―Eso, siente ese dolor que escuece desde tus entrañas, imagínate al hombre que amas dándome mucho más de lo que te daba a ti, retuércete con la idea de que solo bastó una cara bonita para que él no lo pensara dos veces y te traicionara. ―Enola inició a convertirse, ya no lo podía controlar más.
―Fuiste tú. ―Habló con la mandíbula tan apretada que las palabras salieron forzadas. ―Tú le devolviste aquellos recuerdos, ¡Tú tienes la culpa de todo lo que ha estado pasando! ―La loba de Enola tomó totalmente el control. Siempre olvida que el arte de la manipulación es el fuerte de los Dioses y más de la Diosa del sol.
―Qué patética eres, hermana. ―Le dio un golpe tan fuerte que la loba quedó contra el estante de copas. ―¿Convertirte en loba y no usar tus poderes de Diosa? ―Carcajeó. ―Eres mucho más tonta de lo que consideré. ―La loba mostró sus colmillos y sin pensarlo atacó nuevamente, pero la mujer con solo una ola de poder la hizo volar lejos. ―Qué precio más grande por suprimir tu poder, tuviste que pagar, pero puedes recuperarlo si así lo quieres, vamos, te doy el permiso. Después de todo ya no debes ocultarte de nosotros, yo te encontré y fue fácil. ―La loba inició a cojear.
―¿Mamá? ―Tahiel hizo retroceder a sus hermanos y sobrino. ―¿Qué está pasando? ―Miró a Ikal en el piso.
{¡Tomen a Ikal y huyan!} Los cuatro niños corrieron al cuerpo inerte de Ikal, pero Amaterasu no lo pensó y los atacó, la loba rápidamente se interpuso y recibió totalmente el ataque, ella así permitiéndole a los niños desaparecer del lugar.
―Así que tienen también el poder de semidioses. ―Amaterasu sonrió más emocionada. ―Será un placer para mí montarles cacería y matarlos con mis propias manos. ―Enola atacó nuevamente, esta vez finalmente acertándole un zarpazo en el rostro a su hermana. ―¡Maldit4! ―Gritó por aquella osadía. ―Te voy a hacer sufrir mucho. ―En un rápido movimiento le acertó un golpe en las costillas a la loba con tanta fuerza que Enola retomó su forma humana. ―Siempre fuiste más débil que todos nosotros, por eso fue por lo que nos traicionaste. ―Gritó al verla ponerse en pie. ―No tienes posibilidades de ganar y que te humilles de esta manera, solo es una vergüenza para los Dioses. ―Enola finalmente decidió usar sus poderes de Diosa y pudo evadir el ataque de su hermana.
―Siempre me creyeron débil. ―Sonrió mirándola a los ojos. ―Pero eso solamente significa cuanto miedo me tenían. ―Amaterasu carcajeó. ―Eso, ríe todo lo que quieres, porque si no te asesino yo aquí, lo harán mis hijos en cuanto crezcan…
―¿Y crees que van a crecer? ―Inició a acercarse. ―Morirás sin haber podido ser feliz, te irás de este mundo sabiendo que el hijo al igual que el padre, te traicionaron a sus antojos. ―Agrandó la sonrisa y esta vez sin medirse, arremetió contra Enola quien ya estaba bastante lastimada.
La pelea fue tan intensa que la mansión quedó echa polvo y la atención de las personas se centraron en esos dos seres que no dejaban de golpearse sin parar. Enola estaba perdiendo, su hermana es mucho más poderosa que ella y tiene más experiencia, después de todo ella es la pura y quien no recurre a la violencia y eso la deja en una total desventaja.
―No, a ellos no… ―Enola corrió para interponerse entre el ataque y los humanos curiosos.
―¿Por qué no puedes evitar ser tan estúpid4? ―Amaterasu estaba irritada. ―¡Todas esas personas te despreciaron cuando te hacías pasar por una simple humana! ―Los señaló. ―Ninguno es digno de la protección de una Diosa, ¿Por qué insistes en proteger lo que no tiene derecho a ser salvado? ¿No te das cuenta de que nos traicionaste por estas criaturas malagradecidas? ¡Tuviste que crear tu propio mundo porque ellos te despreciaban por tu aspecto!
―No me importa. ―Susurró Enola sin aliento, ha evitado que los humanos fueran atacados y le ha sido inevitable no recibir daños contundentes a su cuerpo. ―Ellos merecen oportunidades, son criaturas que no viven lo suficiente y por eso tienen el derecho a ser como son. ―Amaterasu sintió asco por sus palabras.
El corazón de Enola se estrujó al ver esa mirada en el lobo, es como si la estuviera culpando por no poder convertirse en humano. Dejándose dominar por la ira, Enola dejó salir todo su poder y arremetió contra Amaterasu, no la dejó recuperarse, canalizó toda su ira en dañarla y lo consiguió.
Amaterasu se vio sorprendida por el repentino despertar de su hermana, las heridas que le infligió a su cuerpo no las puede sanar y la capacidad que tenía de defenderse ya no le funciona. Ella realmente está acabándola sin piedad, debió matarla una vez pudo.
—Selene...
―No escaparás. ―Enola alzó la espada y le cortó el cuello a su hermana hasta decapitarla. ―No debiste meterte con mi familia. ―Todos los humanos chillaron desesperados al ver tal acto de crueldad. ―No teman. ―Enola los miró, pero el pánico en todos y la manera horrorizada en la que la miran la hizo sentir mal, es justo la mirada que el lobo de Tanok le dio. ―Por favor… no me teman. ―Intentó acercarse, pero todos corrían lejos de ella.
No importaba que los había salvado más de una vez, no interesó todo el daño que recibió por interponerse entre los ataques de su hermana y ellos, simplemente la miran con terror y huyen de ella como si los fuera a matar.
―¡Es un monstruo! ―Gritaron más de diez. ―Es una abominación. ―Enola los miró realmente dolida, pero apretando los puños y convenciéndose de que esos humanos siempre serán mezquinos y crueles, alzó su mano y con una honda de poder les borró la memoria a todos.
―Tanok… ―Lo buscó y ya no estaba, él se había ido justo como ella quería. ―Tanok… ―Susurró nuevamente cayendo de rodillas, nuevamente su maldición se lo ha arrebatado casi todo. ―Yo… ―No pudo explicarse, desmayó sin más.
―Estoy aquí. —La tomó en brazos. ―Te pondré a salvo. ―Susurró Nahil mirando el desastre que es el lugar. ―Alfa… ―Susurró al escuchar sus aullidos, la bestia había vuelto y todos deberían temer, la única que puede salvarlos de él es la mujer malherida en sus brazos y no será tarea fácil.
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