Terror, eso estaba viviendo el mundo sobrenatural y había una única misión entre los aldeanos, manadas y otras especies, asesinar a la bestia que sembró el terror.
Más de doscientos años habían pasado desde la última vez que la bestia de descomunal tamaño, pelaje tan negro que se camufla con la noche, ojos rojos como la sangre más pura que pueda existir y colmillos letales aterrorizó el lugar y acabó con tantos como pudo.
Los rumores se habían extendido hasta los rincones menos frecuentados y todos deseaban el honor y título de héroe por acabar con la vida de Tanok Nukak, el alfa oscuro y el más poderoso de la historia.
Por supuesto Enola estaba al tanto de lo que estaba pasando, los trillizos huyeron a casa después del enfrentamiento de ella y su hermana, por lo que el regreso para ella fue inevitable. No solo se ha tenido que enfrentar a los demás por el miedo que tienen de que sus hermanos cometan una masacre como la que ocurrió con la manada BloodMoon, sino que ha tenido que demostrar su poder y asegurar que los puede proteger.
Las alianzas son lo más difícil, pues nadie está dispuesto a no cazar al alfa oscuro, nadie acepta la condición de dejarlo en paz, pero a la Diosa Luna nadie le niega nada y ha conseguido que algunas manadas le monten persecución, pero solo para dar con su paradero.
―¿Realmente debes ir sola? ―Tahiel miró a su madre con preocupación. ―Todos dicen que él no reconoce a nadie, madre, temo que te haga daño. ―Enola sonrió.
―Yo le hice más daño a él, cielo. ―Acarició su mejilla. ―Lo expuse, yo sabía sobre mi maldición y aun así lo ignoré todo, pensé que había logrado romperla y que su traición se debía simplemente porque él era débil…
―Pero resultó ser tan fuerte como todos dicen. ―Aluhe la miró a los ojos. ―Papá luchó siempre, pero tú no lo sabías. No te culpes por favor. ―Enola asintió, está realmente avergonzada.
―Ser una Diosa no me exenta de cometer errores y hacer las cosas mal, por eso ahora debo buscarlo y recuperarlo, ¿Lo entienden? Él me odia porque cree que lo he castigado.
―Pero tú solo hiciste posible que no muriera. ―Huilén sollozó. ―Tú le quitaste su parte humana para que pudiera sanar más rápido y no muriera.
―Así es, amor, pero él no sabe eso. ―Besó su frente. ―Mi hermana le dijo muchas cosas y él las creyó, pero tenía razones para hacerlo. No fui buena antes de salvarlo. ―Se enderezó.
―Abuela. ―Kunak la miró. ―¿Puedes traer a mi abuelo de vuelta? ―Enola asintió.
―Por ahora tú cuida de tu padre, ¿De acuerdo? ―Los miró a los cuatro. ―Todos tienen que hacerlo. ―Suspiró profundamente. ―Vayan con las cuidadoras, yo debo irme. ―Los niños la abrazaron y se marcharon sin muchas ganas.
―Alfa. ―Nahil la miró a los ojos, no le gusta para nada la idea. ―No tienes que hacer esto sola, déjame ir contigo.
―No puedes. ―Le sonrió. ―Esto lo debo resolver yo sola, tú debes cuidar de mis hijos y apoyar a la aldea, recuerda que debemos prepararnos para la guerra que se viene.
―¿Qué sucede si el alfa no vuelve? ―La preocupación le ganó. ―¿Qué sucede si te lastima? ¿Cómo podríamos nosotros enfrentar a sus hermanos?
―Mis hijos saben muy bien defenderse, cuiden de ellos y ellos cuidarán de ustedes. ―Tomó su forma lobuna. {Cuida de todos, Nahil, confío en ti} Sin mirar atrás inició su búsqueda.
Norte del Reino Lycan
Los gritos, el terror y la desesperación cubría a cada hombre del grupo que decidió enfrentarse a la bestia. Miembros volando de un lado al otro, sangre fluyendo como una cascada y pedida de auxilio en vano, uno a uno estaba cediendo ante la despiadada bestia.
Tanok ya no sentía, sin parte humana su consciencia se había desvanecido y él no sentía más que placer al matar a los que amenazaban con dañarlo, es un animal herido y asustado que ataca al sentirse amenazado.
―Hay que alejarlo de aquí sin hacerle daño. ―Kato miró a sus tropas. ―No se enfrenten a él, aléjenlo de aquí para que no entre a las aldeas, ¡Hay que hacerlo! ―Tomó su forma Lycan listo para enfrentarse a un enemigo invencible, el mismo que ha matado a muchos de sus hombres por salvar a los demás y a él mismo.
{Alfa} Naran lo miró. {Deberíamos llevarlo al bosque} Kato estuvo en acuerdo con su luna. {Pero no le hace caso a nadie, él simplemente tira para matar} Kato sabía justo lo que tenía que hacer.
{No todo cambió en él} La miró a los ojos. {Me sigue odiando tanto como cuando tenía su parte humana} Naran no estuvo de acuerdo con su idea, pero sabedora de que deben proteger a las personas a toda costa, acarició su cabeza con la de él dándole su apoyo. {Cuida a nuestra gente} Pidió alejándose de ella.
El lobo de Tanok se detuvo al escucharla, retrocedió unos pasos, pero al recordar lo que pasó la última vez y saber que siempre será una bestia que no dejarán de cazar, lo impulsó a seguir con su camino.
Enola pasó de su profundo dolor, ella se adaptó y siguió su camino, no es primera vez que lo experimenta, así que no se puede dar por vencida, ella debe recuperarlo, debe explicarle todo y de esa manera enfrentar lo que se viene junto a su amor.
{Ankor} Lo llamó mirando a su alrededor, sabía que estaba cerca. {Ankor, soy tu luna, no puedes dejarme} Se comunicó con el lobo, Tanok ya no estaba presente, por lo que ahora solo debía tratar de recuperar al lobo para después hacerlo con el humano.
{¡Atáquenla!} Violette tomó totalmente el control por el inminente ataque. {Hay que matarla de una vez por todas, es ella quien le da la fuerza a la bestia} Violette los miró, la tienen totalmente rodeado.
{No quiero hacerles daño} Intentó retroceder, pero el lobo tras de ella la hizo detenerse. {Por favor, no es buena idea}
{¿Podemos divertirnos antes?} Preguntó uno de los lobos olfateando a Enola. {Huele estupendo, quiero que huela a mí}
{Hemos venido para acabar con la bestia, no a violar} Aclaró uno de ellos. {Terminemos con el trabajo y vámonos de aquí} Nadie le hizo caso, iniciaron a intimidar a la loba que para ellos no era más que una cosa débil y delicada.
{Se los advertí} Violette se aferró al cuello de quien la olfateó y de una mordida lo desgarró dejándolos a todos sorprendidos.
{Zorr4} Todos se abalanzaron a ella a la vez, Violette luchó como toda una guerrera, pero la superaban en número y la dominaron tarde, pero lo hicieron.
Las fuertes pisadas se escucharon, pero todos la ignoraban, ellos estaban centrados en acabar con la loba que se defiende con garras y dientes, les resultó un problema realmente difícil, que luchara de esa manera no les daba tiempo a distraerse.
{Mátala, ahora} Uno de los lobos pisó a la loba y tras mostrar sus enormes colmillos, se apresuró a morderla, pero antes de que pudiera acercarse a ella, la bestia que tanto habían estado persiguiendo los encontró y no para saludarlo.
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